El veto a los móviles convence más a profesores y padres que a los alumnos
SOCIEDAD

Los teléfonos en el instituto quedan para uso pedagógico y de emergencia
31 ene 2024 . Actualizado a las 18:25 h.La de ayer fue una vuelta a las aulas un poco diferente a la de otros cursos, ya que el alumnado de los centros públicos gallegos no podrá utilizar los teléfonos móviles durante la totalidad de la jornada lectiva, incluidas las entradas y salidas, los recreos, y las actividades extraescolares. A pesar de más del 70 % ya aplicaban estas medidas, para otros este 8 de enero supuso un punto de inflexión, más que nada porque desde ahora el móvil queda reservado para usos pedagógicos pautados por las profesores y a excepciones muy razonadas, como puede ser una necesidad médica. Únicamente en las enseñanzas de grado superior o en la educación de adultos se podrán no aplicar las nuevas medidas si así lo deciden los centros.
En A Coruña ciudad todos los institutos de educación secundaria aplicaban esta medida, con mayor o menor flexibilidad. Uno de los últimos en dar el paso ha sido el IES Urbano Lugrís. África López, directora del centro, confirma que la norma entró en vigor el pasado mes de diciembre. «Nós propuxemos a necesidade de limitar o uso dos móbiles no centro no mes de novembro e levámolo á comisión de convivencia e logo ao claustro de profesores, onde foi aprobado por maioría absoluta», explica la directora del instituto que da cobertura al barrio de Os Mallos y la zona de A Sardiñera. «Houbo unanimidade total por parte do profesorado», asegura López, profundizando en cómo gestionó la dirección del centro este cambio de normativa. «Nós decidimos facelo pouco a pouco, aplicalo sen sancións excesivas e explicando todo moito, tanto aos alumnos como aos pais», afirma. «O primeiro día requisamos uns 10 ou 15 móbiles, logo os seguintes días xa foron a menos», prosigue, enfatizando que la acogida fue muy positiva, sobre todo por parte del profesorado. «Non tanto por parte dos alumnos», bromea. «Os tres que representan ao alumnado votaron en contra da regulación», confiesa. «Pero dedicamos moito tempo a informar sobre os beneficios e a necesidade de poñer en marcha esta medida, con carteis e todo tipo de informacións, e ao final entenderon que era preciso levar a cabo este cambio», reconoce, comprensiva de su rechazo inicial.
Sin embargo, en las escasas dos semanas que lleva vigente la normativa, el balance que hacen desde la dirección del centro es muy positivo. «Decidimos aplicar esta medida para mellorar a convivencia nas aulas», manifiesta la directora del Urbano Lugrís. «Estábamos notando un uso excesivo dos móbiles e un mal uso das redes sociais», comenta una de las responsables de poner en marcha esta norma, a la que desde ayer se tienen que adherir todos los centros educativos de la comunidad. «O resultado está sendo mellor do esperado, vemos que os alumnos falan máis nos recreos e interaccionan cara a cara, máis alá dunha pantalla», apostilla, en referencia a la mejora experimentada en el comportamiento de los y las estudiantes y en las relaciones personales que se establecen sin el constante empleo de las nuevas tecnologías, que tienen muchos beneficios, si se hace un buen uso de ellas. «Pero non era o caso, os rapaces pasaban as gardas mirando os teléfonos, metíanse no baño para mandar WhatsApps...», asegura África López, satisfecha por un cambio que considera «moi necesario», declara.
La transición fue, para sorpresa del profesorado, bastante buena. «Tivemos menos resistencia da que esperábamos», confirma la directora, explicando un poco más en detalle las características y particularidades de la nueva norma. «O primeiro que intentamos que entendan é que non necesitan traer o móbil a clase», señala. «Para iso pedimos axuda ás familias, para que non lles mandaran aos fillos unha mensaxe preguntando que querían comer», bromea. «Evidentemente se permitirá o seu uso en determinadas situacións, como emerxencias médicas», expone, insistiendo en que los padres podrán mantener el contacto con sus hijos a través del teléfono del centro.
«No noso caso temos unha diferenciación por sectores. Por un lado, o alumnado da ESO e FP ata os 16 anos, para os que a prohibición será total; e por outro os estudantes de Bacharelato e FP superior, para os que teremos máis permisividade», asegura.
Los padres, a favor de poner límites a los móviles
El sentir mayoritario de las familias del alumnado del IES Urbano Lugrís es el de alivio. Inés Manteiga es madre de dos estudiantes del centro, Icía, de 16 años, y Xoel, de 13. «Considero que esta é unha moi boa medida. Os colexios deberían ser espazos libres de móbiles», sentencia. «Como nai paréceme o máis positivo», asegura, incidiendo en las adicciones que generan las redes sociales, sobre todo a esas edades. «É importante limitar o uso dos teléfonos móbiles, pero ademais deberíamos ensinarlles aos rapaces a utilizalos correctamente», indica, insistiendo en la importancia de la socialización en los centros educativos. «Ao final, aínda que estiveran xuntos no recreo, pasaban máis da metade do tempo mirando as pantallas», asegura, conocedora de los peligros que supone un uso incorrecto y sin control de estos dispositivos.
Aunque reconoce que ha sido una situación difícil de gestionar, tanto para los padres como para el profesorado, expone su conformidad con la medida. «Prohibir nunca é bo, porque ao final parece que dá máis ganas de facer o que che están prohibindo», explica. «Por iso nós preferimos falar de espazos libres de móbiles», asevera. «A Xoel non lle afectou tanto, porque non ten teléfono, pero a Icía custoulle algo máis», declara, aunque reconoce que se está adaptando bastante bien a la nueva realidad.
La entrada en vigor de la medida tampoco ha supuesto ningún trauma en Ourense donde la mayoría de los colegios ya tenían contemplado en su reglamento de funcionamiento interno y convivencia que no podía hacerse uso de los teléfonos ni siquiera en el recreo. Algunos tienen incluso muchos años de rodaje con esta medida, otros han extendido la limitación de las aulas a los patios más recientemente. Es el caso del IES As Lagoas, donde la implantaron a comienzo de curso. «Habrá a quien le guste más o menos, pero no hemos tenido problemas ni quejas, y lo que sí notamos es que juegan más y charlan más entre ellos en el tiempo de recreo», señala Elisa Rodríguez Barés, la directora de este centro de la capital ourensana en el que hay 800 matriculados. «La medida me parece muy bien. La tecnología puede ser muy buena pero también está haciendo mucho daño. Se ponen los cascos y se aíslan del resto del mundo y eso no está bien. Tienen que socializar. Nosotros en casa ya teníamos un régimen de uso y quizá por eso ella lo ha tomado bien, pero hay niños que les quitas el móvil y no los reconoces», opina Amílcar Rodríguez.

Aunque es la opinión mayoritaria, también hay padres que no ven en la prohibición la mejor medida. «La sociedad camina hacia las nuevas tecnologías y en los centros de enseñanza en vez de canalizar, educar y aconsejar para hacer un buen uso de estos dispositivos, deciden prohibirlos. Deberían enseñarles a sacar el mejor rendimiento de este tipo de herramientas. Todos entendemos que la prohibición viene por un mal uso, pero un centro educativo debe enseñar cuándo y cómo utilizar esa herramienta», razona Alejandro Castro.
El CIFP Coroso de Ribeira era uno de los institutos de la comarca de Barbanza que daba una mayor libertad en el uso de los teléfonos móviles y solo tenía restringida su utilización en las clases. Sin embargo, desde ayer tienen que aplicar la nueva normativa de la Xunta, aunque irán poco a poco, según explicó el director, Antonio Teira. «Primero habrá que informar a los alumnos, y si vemos que no se cumple y se producen incidencias, hablaremos con los padres para solucionarlo o para que no les dejen traer los teléfonos al instituto», explicó el responsable del centro ribeirense, que es más partidario de dialogar primero antes que de aplicar medidas correctivas.
Reconoce que las labores de vigilancia para hacer cumplir la norma van a ser complicadas, y que también se produce una situación «que no es igualitaria, porque a los profesores sí que se les permite usar el móvil». Hay que tener en cuenta que en este centro gran parte de los estudiantes son mayores de edad, y que la cantidad de menores es relativamente baja. Aunque tienen programadas distintas actividades para que los estudiantes realicen durante los recreos y así no utilicen sus teléfonos, Teira considera que la aplicación del nuevo reglamento costará. «Habrá que mirar cómo va sucediendo todo, está claro que el primer día lo van a seguir usando, pero luego tendremos que ir paso a paso».
El colectivo más afectado por esta medida, el de los alumnos, muestra su rechazo y disconformidad con la normativa. Aura Gutiérrez, representante de los alumnos del IES Urbano Lugrís de A Coruña, afirma ser la portavoz de sus compañeros. «A maioría estamos en contra desta prohibición. É certo que existe un mal uso dos dispositivos móbiles, pero cremos que a solución non está en prohibilos», asegura la estudiante. «O móbil emprégase para todo, non só para xogar, como se está dicindo», alega, molesta con la decisión de prohibir por completo su uso en horario lectivo e, incluso, durante las actividades extraescolares. «A maioría das reaccións foron negativas, incluso agresivas con docentes que requisan os teléfonos», declara.
Aura, por su cargo en el consejo escolar, fue la encargada de rechazar la propuesta el pasado mes de noviembre, que fue finalmente aprobada por mayoría, «en contra da nosa vontade», remarca. Esta joven no niega que exista un problema de base, pero no ve que la solución se encuentre en impedir a la fuerza que los adolescentes prescindan de un dispositivo que se ha vuelto imprescindible en sus vidas.