Representantes de los padres dudan que prohibir los móviles sirva para evitar casos de acoso
SOCIEDAD
La Xunta reunió ayer a las AMPA para endurecer la normativa
13 dic 2023 . Actualizado a las 09:04 h.El entusiasmo que muestran profesores, directores de centros o psicólogos con la idea de la Xunta de Galicia de endurecer las restricciones a los teléfonos móviles en los centros educativos no está encontrando igual respaldo entre los representantes de los padres. La Consellería de Educación convocó para ayer por la tarde una reunión con las asociaciones de madres y padres de alumnos (AMPA) con la idea de conocer sus impresiones al respecto dentro del proceso que tiene abierto para escuchar a los principales actores implicados.
A la espera de conocer lo que puedan dar de sí estos nuevos contactos, las posiciones mostradas previamente por algunos de los representantes dejan entrever que los padres apuestan por algo más que una simple prohibición para atajar una problemática que nadie duda que exista. Así, si la semana pasada era Rogelio Carballo, el presidente de Confederación Galega de ANPAs de Centros Públicos (Confapa) el que se posicionaba en contra de las prohibiciones, ayer hizo lo propio Isabel Calvete, presidenta de la Confederación de ANPAS Galegas. «Canta un pouco a medida propagandística», dice Calvete, que el lunes participó en una reunión previa con otros responsables de estas asociaciones y detectó que el sentir general no va por la vía de las nuevas restricciones. Incluso surgieron algunas propuestas como colocar carteles en los centros de «prohibido prohibir».
La normativa que veta los móviles en los colegios, como recuerda Calvete, ya existe desde el año 2015 y afecta al «horario lectivo» que en el caso de primaria lo incluye todo, también el comedor o los recreos. Por tanto, de tener algún efecto este endurecimiento afectaría solo a secundaria y «despois de oito anos e pico» se ha visto que «a problemática segue ahí», dice la representante de las AMPA, que se refiere fundamentalmente a las situaciones de acoso y ciberacoso. Considera que la situación «é moi grave» y, por tanto, exige «solucións máis traballadas, máis meditadas». De hecho, se queja que a entidades como la suya no le consultaron nada hasta ahora y pone sobre la mesa que, sobre todo a raíz de la pandemia, la forma fundamental de comunicarse de los adolescentes como sus hijas (tiene una de 14 y otra de 17) son las redes sociales. De poco sirve, por tanto, que se les quite el móvil en el instituto «se o van ter na man ás tres da tarde». Tampoco lo ve demasiado factible «cando non somos quen de quitalos nós [los adultos]», por lo que entiende que queda mucho por hacer para abordar todo esto en serio.