«Comprender mis emociones me hizo fuerte y mejoró mi autoestima»
SOCIEDAD
Un 86 % de los mayores participantes en un innovador proyecto de Afundación mejoraron su bienestar
19 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.A Chus le costaba distinguir entre sus sentimientos y sus emociones. Merelas tenía dificultades en ocasiones para controlar su ira y fortalecer su autoestima. Y a Carlos le suponía un esfuerzo abrirse, explorar el universo emocional que había encerrado en la coraza impuesta de su masculinidad. «Los hombres no lloran, los hombres no sienten. Eso es cosa de mujeres. Fue el mensaje que siempre recibimos y ahora hemos roto ese esquema», confiesa Carlos Soria.
No solo él ha roto la barrera invisible. También lo hicieron sus compañeras y los demás participantes, un total de 71 personas con una media de edad de 70 años, que participaron en la primera edición del proyecto «Conociendo las emociones», impulsado por Afundación en colaboración con Matia Instituto, entidad dedicada desde hace más de 20 años a la investigación gerontológica. Todos han aprendido algo que no se imaginaban a su edad: a gestionar sus emociones, a comprenderlas, a regularlas y a compartirlas en un proceso enriquecedor que ha mejorado su autoestima, su autoconfianza y su conocimiento de sí mismos.
Esta transformación personal no solo se ha acreditado en valoraciones personales, sino que también se ha medido de forma objetiva empleando dos escalas de bienestar psicológico. ¿El resultado? El 86 % de los participantes, procedentes de áreas urbanas y rurales de Galicia, han mejorado su bienestar y competencias emocionales tras su participación en las sesiones, en las que el papel de un facilitador, un psicólogo, ha sido crucial. Un 69 % también expresó haber mejorado su bienestar emocional.
«Me ha hecho mucho bien»
Pero más que con los datos la satisfacción de los participantes se valora mejor con sus propios testimonios. «Gestionar y comunicar mis emociones me ha hecho muchísimo bien. Me siento más fuerte, mi autoestima subió y he tratado de controlar la ira, y lo consigo muchas veces», confesó Malores Álvarez una de las participantes asistentes a las sesiones celebradas en el espacio +60 de A Fundación, en Ourense. «Nos abrimos totalmente. Nunca imaginé que pudiera contar las cosas que he contado», añadió en la presentación de los resultados del proyecto.
A su compañera, Chus Constela, una mujer inquieta y que desprende energía, el proyecto le ayudó a descubrirse a sí misma y a aprender de los demás. «Había —dijo— muchas cosas que no sabía que eran emociones, como la ira. Ahora ya sé distinguir entre una emoción y un sentimiento». También se sorprendió de cómo se había desnudado por dentro, al igual que lo hicieron sus compañeros: «Empezamos a hablar de intimidades que en la vida se nos habría ocurrido. ¡Pero cómo estoy hablando de esto en público!, me dije».
En el grupo de Ourense, Carlos Soria fue el único hombre que participó en las sesiones en una experiencia enriquecedora que le abrió la puerta a un universo desconocido, el de las emociones. «Empecé a comprender cosas que antes no entendía. Me sirvió mucho para ir regulando las emociones a nivel personal, tanto las positivas como las negativas. Fue un mundo nuevo para mí y aprendí muchísimo».
Los usuarios también aprendieron a controlarse: «Me di cuenta que soy menos impulsiva de lo que era. Ahora sopeso los pros y contras de otra manera, no hago las cosas tan sin pensar», reflexiona otro participantes en los testimonios recogidos por Afundación, que no solo continuará con el programa, sino que lo extenderá a toda Galicia y lo ampliará a otras entidades que deseen beneficiarse de la experiencia. «Agora falo máis abertamente, sen ter medo a ser xulgado», advierte otra de las personas mayores al que el curso le ha cambiado la vida.
También se ha observado una mejora en la salud cognitiva y física
Las personas mayores se han visto reforzadas tras participar en las doce sesiones que se incluyen en el programa tal y como resaltó Sara Marsillas, investigadora en Matia Instituto. «Su autoestima y su autonomía se ha visto reforzada», destacó. Pero la benéfica influencia del proyecto ha ido más allá, como resaltó Erkuden Aldatz, codirectora de Matia Instituto. «Hay mucha evidencia —señaló— del impacto que el programa tiene en el ámbito emocional, pero no solo en la salud emocional de las personas, sino también en su salud cognitiva y física y en el bienestar de las personas».
Los datos del estudio muestran resultados positivos en las diferentes competencias emocionales, que son, a su vez, dimensiones de la inteligencia emocional: la conciencia, la comprensión y la regulación emocional. Así, un 31 % manifestaron al término del programa haber comenzado a prestar más atención a las emociones propias, el primer paso para poder comprenderlas, y un 40 % mejoraron su comprensión emocional. Los datos del estudio, según Sabela Couceiro, coordinadora del Área de Maiores de AFundación, también son de especial interés «para las personas y entidades que trabajan para la mejora del bienestar de las personas mayores».
El proyecto, que ya ha alcanzado su tercera edición con vistas a que en el futuro se pueda ampliar, sí tiene un aspecto en el que mejorar: la presencia masculina. Solo el 11,3 % de los usuarios que intervinieron en las primeras sesiones eran hombres.