Los científicos confirman que el flujo que transporta aguas cálidas desde las regiones tropicales hacia el norte de Europa ha descendido un 4 %
03 oct 2023 . Actualizado a las 11:24 h.Un equipo de investigadores acaba de publicar en la revista Geophysical Research Letters las primeras evidencias del debilitamiento de la Corriente del Golfo, que se corresponde con la parte superficial del la Corriente del Atlántico norte y que transporta aguas cálidas desde las regiones tropicales hacia el norte de Europa. «Concluimos con un alto grado de confianza que se ha ralentizado aproximadamente un 4 % en los últimos 40 años, la primera evidencia observacional concluyente e inequívoca de que esta corriente oceánica ha experimentado un cambio significativo en el pasado reciente», reconoce la investigación.
Aunque se trata de la prueba más contundente de que se está debilitando, los propios autores del estudio señalan que no pueden asegurar que el cambio climático sea la razón principal de este suceso ni tampoco predecir una tendencia sobre su evolución a medio y largo plazo.
La Corriente del Golfo tiene una influencia importante para el continente europeo. Al final y al cabo representa una especie de sistema de calefacción natural. Su efecto positivo se puede entender al comparar la diferencia de climas entre Galicia y Nueva York, que están a una latitud muy parecida. Por ejemplo, la temperatura media en un mes de enero en Nueva York es de 0 grados mientras que en A Coruña de 10. En julio, el valor medio en la ciudad norteamericana alcanza los 24,7 mientras y la herculina se quedan en 19.
Otro dato significativo es que en Nueva York llueve más durante el verano que en el invierno, al contrario que en Galicia. Esto se debe a dos factores. El primero que el anticiclón que en Europa sopla con viento del norte en la costa este de Estados Unidos es de componente sur. Esos vientos se cargan de humedad procedente precisamente del Golfo de México y generan mucha precipitación. Mientras en los tres meses del verano gallego suelen acumularse de media unos 130 litros por metro cuadrado, en Nueva York la cifra asciende a 341.
«Comprender los cambios observados nos ayudarán a predecir tendencias futuras en eventos extremos como sequías, inundaciones, olas de calor y tormentas. También es relevante aclarar si los elementos de la circulación a gran escala del Atlántico norte han cambiado y determinar cómo afecta al clima mundial», dice Chris Piecuch, oceanógrafo físico de la Institución Oceanográfica Woods Hole, autor principal de este estudio.