El relevo de Rupert Murdoch supone el fin de una era en la comunicación
SOCIEDAD
El magnate de origen australiano, de 92 años, traspasa el poder de su imperio mediático a su hijo tras dominar el mundo durante 70 años a través de los tabloides
22 sep 2023 . Actualizado a las 10:11 h.Es uno de los hombres más poderosos del mundo. La última biografía oficiosa sobre él se titula El hombre dueño de las noticias. Este jueves, ese hombre, Rupert Murdoch, anunció qué pasará el testigo de su imperio empresarial al poner frente de la cadena de televisión Fox y el grupo News Corp —el cuarto mayor conglomerado mediático en el mundo— a su hijo, Lauchlan, de 52 años, quien no obstante ya venía actuando como copresidente ejecutivo del mismo.
A sus 92 años, era de esperar esa retirada del primer plano societario, pero hasta ahora no había dado ningún indicio de querer soltar el control. De hecho, todavía seguirá supervisando las grandes decisiones como presidente emérito, aunque ya no se sentará a dirigir los detalles del día a día. «Ni el excesivo orgullo ni la falsa humildad son cualidades admirables», escribió enigmático en el segundo párrafo del comunicado en el que informaba de su decisión de «transicionar» al papel de presidente emérito de Fox y News. Lo decía «con verdadero orgullo» de todo lo que ha conseguido en su vida. Desde que este australiano —nacionalizado estadounidense— tomó el control de un pequeño periódico familiar en el sureste de aquel país a los 22 años, cuando murió su padre de cáncer, y lo convirtió en la punta de lanza de un imperio de tabloides con el que sacudir los avisperos de la política anglosajona, su imperio ha alcanzado un valor de 21.700 millones de dólares —según estima la revista Forbes— repartidos en tres continentes.
A sus medios, y principalmente al canal de ultraderecha Fox News, se le atribuyen el auge del siempre polémico Donald Trump, la difusión de mentiras sobre la pandemia y el bulo de las elecciones norteamericanas «robadas» en el 2020, por citar solo algunas de las grandes falsedades de nuestro tiempo. En otras palabras, Fox News inventó el fake news. O al menos lo catapultó a la sala de estar de millones de estadounidenses a través de la pequeña pantalla y lo dotó del aura de seriedad que no podía tener en los mensajes de whatsapp. Su salida llega además en un momento clave para la empresa de cara a una vuelta potencial de Trump al poder, que no cuadra con sus predicciones —estaba convencido de que el candidato del Partido Republicano para los comicios presidenciales sería al final el gobernador de Florida Ron DeSantis— aunque pondrá su cadena de vuelta en las pantallas de la Casa Blanca.
El magnate inmobiliario metido a político ya era un asiduo de sus portadas sensacionalistas en el diario New York Post, mientras se dedicaba a acostarse con actrices y rozarse con conejitas de Playboy. Murdoch nunca le retiró su apoyo, porque sabía reconocer el poder de los bajos instintos para ganar lectores, pero su última biografía oficiosa sostiene que en los últimos años solo quería «verlo muerto» y no entendía cómo podía gozar de tan buena salud «con lo que come».
Casi 788 millones en indemnizaciones
Seguirle el juego a través de una sarta de cabezas parlantes de ultraderecha que le hacen de camarilla como presentadores de Fox le ha costado, por ahora, la friolera de 787.5 millones de dólares (unos 738 millones de euros) en daños y perjuicios al fabricante de sistemas de votación Dominion, al que su cadena difamó conscientemente, amplificando las acusaciones de Trump sobre ese supuesto fraude electoral. No es el único escándalo. En el Reino Unido, donde fue aliado en su día de la líder conservadora Margaret Thatcher, hundió su tabloide News of The World al descubrirse que interceptaba los teléfonos de políticos, celebridades y hasta de la familia real. Su argumento era que con un total de 53.000 empleados, The News era una mínima parte de su grupo de la que no tenía porque estar al corriente, pero todo el mundo sabe que en sus empresas no se movía nada sin su consentimiento tácito o expreso. Murdoch también quería respeto.
Por eso compró The Sunday Times, el periódico de mayor circulación en Gran Bretaña, y después el diario económico The Wall Street Journal en Nueva York. Precisamente desde este último se informaba este jueves de su jubilación con una sarta de halagos sobre el barón mediático «que transformó la era moderna de los medios de comunicación».