La comunicadora ha dejado a sus hijas un piso con vistas al mar en el malagueño barrio de Pedregalejo
20 sep 2023 . Actualizado a las 17:39 h.El fallecimiento de María Teresa Campos ha sido un duro golpe para sus dos hijas, Terelu y Carmen Borrego, que han estado al lado de su madre durante el difícil último año de la reconocida comunicadora en el que se resintió considerablemente su salud. Ellas son precisamente las herederas de la presentadora que, según ha revelado la revista Semana este miércoles, no hizo testamento. Desde su entorno han trasladado a la publicación que lo que le llevó a no hacer ningún documento que dejara negro sobre blanco sus deseos póstumos fue ni más ni menos que la superstición. Y es que según han explicado, era una mujer «muy supersticiosa» y le parecía que hacer testamento era «como llamar a la muerte».
Además, María Teresa Campos estaba tranquila, ya que su deseo era legar sus bienes a sus dos hijas que, en todo caso, son sus legítimas herederas. Igualmente, era una mujer muy generosa que entregó lo que consideró en vida a sus seres queridos y siempre ayudó a los que tenía cerca, lo que también ha permitido que sus nietos y personas más allegadas hayan disfrutado en vida tanto de su cariño y como de sus presentes.
Fortuna mermada
Sin embargo, después de décadas de rotundo éxito televisivo y de firmar algunos de los contratos más suculentos del medio, la fortuna de María Teresa se vio muy mermada en los últimos años, algo que hemos conocido por ella misma y por sus hijas. De hecho, la que fuera su gran ilusión, la mansión que compró en el 2005 en Molino de la Hoz, en las Rozas, terminó convirtiéndose en una pesadilla. Se trataba de una villa de 2.000 metros cuadrados con un jardín de 6.000, piscina climatizada, jacuzzi, gimnasio, biblioteca, amplios salones, sala de cine, 12 dormitorios y 15 cuartos de baños.
La hipoteca y los altísimos costes de mantenimiento hicieron que su sostenibilidad se complicara hasta el extremo cuando le retiraron de la parrilla el programa Qué tiempo tan feliz. Para hacerse con liquidez, María Teresa vendió otros inmuebles de los que era propietaria. Concretamente, un piso en Málaga de unos 100 metros cuadrados ubicado en las inmediaciones del Museo Thyssem y un ático en Aravaca. Sin embargo, no fue suficiente y terminó poniendo en venta su casa familiar que pudimos conocer muy de cerca gracias el docu-reality de Las Campos, un programa en el que relataron algunos detalles de su intimidad del día a día y que también buscaba sanear sus cuentas.
Finalmente, después de años en el mercado, en el 2021 consiguió vender la casa por 2,5 millones, mucho menos de los cuatro por los que la había comprado. De ahí se marchó a un piso de alquiler de 250 metros cuadrados cerca de su hija Terelu y subastó algunos de sus muebles y objetos de decoración que ya no cabían en su nuevo hogar. Otros muchos fueron llevados a un guardamuebles.
Ahora, sus hijas son las herederas de todos esos recuerdos, así como de su colección de zapatos, ya que era una amante del calzado y de la moda. También les ha dejado su casa de Málaga. Un piso de unos 200 metros cuadrados en el barrio de Pedregalejo, con vistas al mar y cuyo valor está estimado en unos 900.000 euros.