Científicos españoles descubren que el daño cognitivo del cáncer se debe más a la metástasis que al tamaño del tumor

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Alberto Sánchez-Aguilera, Liset Menéndez de la Prida, Manuel Valiente y Mariam Al-Masmudi Martín, de izquierda a derecha.
Alberto Sánchez-Aguilera, Liset Menéndez de la Prida, Manuel Valiente y Mariam Al-Masmudi Martín, de izquierda a derecha. Antonio Tabernero / CNIO

El hallazgo supone un cambio de paradigma en el conocimiento de esta enfermedad y abre nuevas vías de diagnóstico y tratamiento

30 ago 2023 . Actualizado a las 21:39 h.

Hasta ahora existía cierto consenso científico respecto a que el deterioro cognitivo de los pacientes con cáncer en la cabeza se debía a la presión que ejercía el tumor sobre el tejido sano del cerebro. Sin embargo, un grupo de científicos españoles acaban de romper ese paradigma al detectar, con experimentos en ratones, que muy probablemente esas alteraciones de la memoria y de otras funciones propias de los humanos se deben mayoritariamente a los cambios en la química cerebral producidos por la metástasis.

El hallazgo se considera tan relevante que la revista Cancer Cell, que publica el artículo, lo ha llevado a la portada de su edición impresa. No solo supone un «cambio de paradigma», como inciden los autores, sino que podría tener grandes implicaciones en cuanto al diagnóstico y tratamiento de la metástasis. Tanto que ya hay miembros de este equipo trabajando para que en un futuro se pueda conseguir nuevos fármacos capaces de bloquear esas interferencias que el cáncer produce en el cerebro.

Lo que tenía constatado hasta ahora la comunidad científica es que en prácticamente la mitad de los pacientes con metástasis cerebral se ve afectada la capacidad cognitiva. Esto se explicaba por lo que se conoce como «efecto masa del tumor». Es decir, ese desarrollo anormal de las células ocupa un espacio que presiona al resto del tejido neuronal y, por tanto, este empieza a fallar.

Sin embargo, esta teoría tiene una laguna importante porque tumores muy pequeños pueden provocar disfunciones muy graves y al revés. Por eso encaja la teoría de este equipo encabezado por miembros del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y del Instituto Cajal del CSIC.

Han descubierto que el cáncer cuando se expande por el cerebro, cuando hace metástasis, altera la química cerebral e interfiere en la comunicación entre las neuronas. Los impulsos eléctricos que se generan mediante cambios bioquímicos en las células y su entorno, que es lo que le permite a las neuronas comunicarse, se ven modificados y con ello el paciente empieza a sufrir alteraciones de sus funciones cerebrales.

Para validar su tesis, los investigadores midieron la actividad eléctrica del cerebro de ratones con y sin cáncer y detectaron que presentan registros electrofisiológicos distintos. Para ver si eso era o no atribuible a la metástasis entrenaron un sistema de inteligencia artificial con el que constataron que «la metástasis influyen en la actividad eléctrica cerebral de manera específica, dejando una huella muy clara».

Además de estas alteraciones eléctricos los científicos, encabezados por Alberto Sánchez-Aguilera, han empezado a explorar los cambios bioquímicos que la explican y han detectado una molécula, la EGR1, que aparentemente tiene un papel importante en este proceso. Por tanto, se abre la posibilidad de diseñar un fármaco que actúe sobre ella y prevenga o palíe el deterioro neurocognitivo provocado por el cáncer.

Un camino inexplorado

«Nuestro estudio multidisciplinar cuestiona el hecho hasta ahora aceptado de que la disfunción neurológica, muy habitual en pacientes con metástasis cerebral, se debe únicamente al efecto masa del tumor. Nosotros proponemos que estos síntomas son consecuencia de cambios en la actividad cerebral producto de las alteraciones bioquímicas y moleculares, inducidas por el tumor. Es un cambio de paradigma que podría tener implicaciones relevantes para el diagnóstico y las estrategias terapéuticas», explica Manuel Valiente, director del Grupo de Metástasis Cerebral del CNIO.

«Mediante aprendizaje automático hemos sido capaces de integrar todos los datos para crear un modelo que permite saber si hay o no metástasis cerebral mirando únicamente a la actividad eléctrica. Esta aproximación computacional podría tener la capacidad incluso de predecir subtipos de metástasis cerebral en estadios iniciales. Es un trabajo totalmente pionero, que abre un camino inexplorado», añade Liset Menéndez de La Prida, directora del Laboratorio de Circuitos Neuronales del Instituto Cajal.

A partir de este trabajo, los autores quieren profundizar en el conocimiento del estado cognitivo de los pacientes y para ello s van a servir de RENACER (Red Nacional de Metástasis Cerebral), que tiene la mayor colección de muestras vivas del mundo. Además, Menéndez de la Prida quiere avanzar en la integración del registro de la actividad cerebral con el análisis de las moléculas que la determinan con el objetivo de «desarrollar nuevas sondas diagnósticas de tumores cerebrales».