Aplicaciones de la inteligencia artificial: una ayuda para la salud y las finanzas

redacción LA VOZ

SOCIEDAD

La Voz de Galicia y BBVA organizaron un encuentro sobre los usos y el potencial de la IA

12 jun 2023 . Actualizado a las 09:34 h.

Aspiradoras y lavadoras inteligentes, vehículos autónomos, traductores automáticos, sistemas de planificación de rutas o de mantenimiento predictivo de coches, domótica, personalización de las páginas webs según nuestros intereses, selección de series o películas... Y sí, también asistentes virtuales como Siri o Alexa o chatbots como ChatGPT. Los usos de la inteligencia artificial (IA) han entrado de lleno en nuestra rutina diaria, aunque los desarrollos actuales son solo la punta del iceberg de lo que está por llegar. Está en marcha una nueva revolución tecnológica sustentada en la IA — auspiciada por la cada vez mayor digitalización de los datos y capacidad de supercomputación— que impactará de lleno en nuestros vidas, en la sociedad y en la economía.

«Hoy en día podemos encontrar inteligencia artificial a nivel cotidiano en muchísimas cuestiones», asegura Bertha Guijarro, coordinadora del Grado en Inteligencia Artificial de la Universidade da Coruña que, junto con Álvaro Martín, director de data de BBVA en España, y Pablo Méndez, gerente de Cuentas de Inteligencia Artificial de Altia participaron en el encuentro digital «Cómo puede mejorar nuestras vidas la IA», organizado por La Voz de Galicia en colaboración con BBVA. Los expertos debatieron sobre las aplicaciones actuales y futuras de esta tecnología, del potencial de Galicia y España en este campo y sobre sus casi infinitos beneficios, pero también sobre sus riesgos y la necesidad de regular sus usos.

«Nos va a cambiar la vida en los próximos años, y espero que para bien», destacó Álvaro Martín, quien explicó que el beneficio de la inteligencia artificial sobre la sociedad es muy grande, por lo que, a pesar de los posibles riesgos que puedan existir, se va a continuar avanzando y progresando.

Sobre el potencial prácticamente infinito de esta herramienta, con capacidad de impactar en casi todos los sectores, tanto Bertha Guijarro como Pablo Méndez incidieron en la importancia que tendrá para mejorar el sistema sanitario y la salud de los ciudadanos.

Méndez lo explicó con un ejemplo: «La sanidad es ahora mismo donde más se está aplicando la IA. Puedes tener sistemas de visión artificial en los que pasas radiografías y, si le pones muchos ejemplos de determinadas enfermedades, entonces aprende de estos ejemplos, de tal modo que si luego pasas la radiografía de un determinado paciente te puede dar un diagnóstico preliminar, porque siempre tiene que haber un humano supervisando». El algoritmo utilizado detecta la enfermedad y, a su vez, esta información se puede conectar con el sistema para, en función de la gravedad detectada, priorizar la cita médica.

«Los usos de salud son los que me parecen más interesantes, porque son los que más repercusión tienen en nuestras vidas», constató Guijarro. Y citó también la alternativa que ofrecen estos sistemas para extraer información de la vida de los pacientes que pueden impactar en su salud y que «nos pueden ayudar a entender qué aspectos de su vida hacen que una persona cure más rápida que otra».

A día de hoy la IA también tiene un fuerte impacto en el sector bancario para personalizar los intereses de los clientes y ofrecerles los mejores servicios y ofertas adaptadas a sus necesidades; para fidelizarlos o captar nuevos usuarios o para agilizar procesos y ofrecerles una mejor atención. Son aspectos en los que incidió Álvaro Martín. «La idea —apuntó— es que los clientes sepan cada vez más que el banco los entiende y los conoce. Ahora hacemos modelos cada vez más sofisticados para afinar lo que puede ser más relevante y de interés y ofrecérselo, por ejemplo, en la funcionalidad de salud financiera de nuestra app».

Pero la inteligencia artificial también se está utilizando en el sector para la detección de fraudes, operaciones sospechosas de blanqueamiento de capitales o de financiación del terrorismo. Así lo destacó Martín: «Los modelos de IA nos ayudan para la detección de fraude, de tal modo que cuando alguien va a hacer un pago con una tarjeta pues a veces la operación se deniega si se está tratando de hacer una aplicación fraudulenta. Y tenemos que ajustar estos modelos para detectar la mayor cantidad de fraudes, pero sin perjudicar la experiencia del cliente cuando realiza un pago».

La ventaja europea

Las aplicaciones son infinitas y en esta carrera por explotar los desarrollos de la IA no solo está Europa, sino también Estados Unidos, que cuenta con la ventaja de que posee las mayores empresas tecnológicas del mundo, y China, que en los últimos años ha realizado una enorme inversión en este campo. Pese a ello, en Galicia y España «la situación de partida no es mala», explica Bertha Guijarro. ¿Cuál es entonces la ventaja europea? «No tenemos ni grandes empresas ni el músculo financiero chino, pero hemos sido los primeros en preocuparnos por la regulación. La ventaja que podemos sacar es el tiempo que llevamos preparando una regulación y el hecho de que la IA que se ha pretendido hacer en Europa, y por tanto en España, está más centrada en el humano. Intenta potenciar las características de los humanos, hacernos mejores, pero no prescindir totalmente de nosotros mismos», responde la profesora de la UDC.

Pablo Méndez entiende que Galicia y España están muy bien situadas en el campo de la investigación en inteligencia artificial, pero considera vital acercar estos conocimientos a la empresa. «Sí creo —dice— que tenemos que engrasar mejor la colaboración entre las universidades, que tienen el conocimiento, y las empresas, que tienen los clientes y las soluciones que se buscan. Es necesario conciliar ambos intereses». También cree necesario «impulsar la mentalidad de la innovación, aunque tenga riesgos».

«La IA en el sector financiero permite ofrecer mejores servicios»

La inteligencia artificial no es algo nuevo. Sus inicios se remontan a la década de los 50 del pasado siglo, como recordó Bertha Guijarro, coordinadora del grado de IA en la UDC, y después de los primeros avances llegó una época oscura entre los años 80 y 90. Fue el invierno de una tecnología, como se ha denominado, que se empezó a explotar en los 2000 y que ahora se está preparando para iniciar la gran revolución. Pero este camino del desarrollo de las aplicaciones debe ser acompañado por la regulación de sus usos. Es en lo que coincidieron los tres expertos que participaron en el encuentro digital de La Voz y el BBVA.

En este escenario, Álvaro Martín, director de Data de BBVA en España, se muestra optimista, porque está convencido de que sus beneficios son superiores a sus riesgos. «La IA —dijo— nos va a traer muchas cosas buenas. En el corto plazo vamos a ver oportunidades para mejorar muchísimas profesiones, vamos a tener desarrollos que nos van a permitir ser más productivos y eso va a ser tremendamente positivo. Los riesgos hay que gestionarlos, porque no debemos olvidar que existen, pero la parte neta de esta revolución va a ser muy positiva y nos va a traer cosas buenas para todos».

Uno de los riesgos que observa Bertha Guijarro es el de la «contaminación de los datos» de los que se nutren los modelos de inteligencia artificial, pero entiende que la futura normativa europea, que establece un sistema de clasificación de riesgos, limitará los efectos negativos de los usos de la tecnología. «Imagino —dice— que en un futuro habrá unas pautas y filtros que tendrán que pasar para poder ser utilizados».

La profesora advierte de otros riesgos, como las noticias falsas y los deepfkakes (archivos de vídeo, imágenes y voz manipulados para hacerlos pasar por reales). Para estos casos, «la regulación europea lo que indica es la transparencia, propone que tenemos que ser alertados de que estamos utilizando un sistema de IA y se tendrá que alertar de que ciertas imágenes han sido creadas por IA y no se corresponden con la realidad».

Pablo Méndez, de Altia, considera que esta normativa «es muy necesaria». En este contexto también destacó la implantación en A Coruña de una agencia de supervisión como la Aesia y advirtió que ante la posibilidad real de que se eliminen algunos trabajos también podrán surgir «otros nuevos».