Íñigo Onieva, sin trabajo antes de su boda

Martín Bastos

SOCIEDAD

Europa Press

Mientras tanto Tamara Falcó reaparece en un compromiso publicitario en Ibiza tras su viaje a Nueva York en busca de vestido

24 may 2023 . Actualizado a las 20:29 h.

Tamara Falcó y Íñigo Onieva no ganan para disgustos. Si los meses antes de su enlace no hubiesen sido suficientemente convulsos, con infidelidad por medio, reconciliación exprés, despedidas de soltero en el punto de mira y una crisis con el vestido de la novia que parece que ya se ha solventado, ahora  el futuro marqués de Griñón consorte se ha quedado en el paro. 

Así como la noche fue una de sus perdiciones en la primera etapa de su relación con Tamara Falcó, más de misa y de peregrinaciones a Lourdes y a Fátima que de discotecas, ahora parece que ese problema se habría resuelto solo sin que la marquesa hubiese intervenido. A mes y medio de su boda —la pareja o en este caso el novio— ha sufrido un inesperado varapalo que no ha hecho sino reforzar las teorías de los que cada vez están convencidos de que su enlace está gafado.

Tras anunciar su compromiso en septiembre del 2022, salía a la luz una infidelidad del empresario que daba al traste con su relación. Tres meses después la marquesa apostaba por el amor y decidía darle una segunda oportunidad al hombre de su vida que, sin tiempo que perder, volvía a pedirle matrimonio. Aunque en un principio anunciaban a bombo y platillo que se darían el «sí quiero» el 17 de junio, días después decidían posponer su enlace por «motivos técnicos» que no llegaron a especificar, aunque el hecho de que Isabelle Junot —íntima amiga de Tamara y mujer de su primo Álvaro Falcó— saliese de cuentas a mediados de junio habría tenido mucho que ver.

Tras unas paradisíacas vacaciones en Bali para celebrar su prehoney moon, la marquesa contraía una fuerte gastroenteritis que la obligó incluso a desplazarse por el aeropuerto en silla de ruedas; no era la única desgracia que golpearía a la hija de Isabel Preysler, ya que poco después sufría un esguince tras caerse en El Hormiguero, y hace tan solo una semana —a 54 días de su boda— se quedaba sin vestido de novia.

Tamara Falcó y Íñigo Onieva, en una imagen de archivo el pasado mes de febrero
Tamara Falcó y Íñigo Onieva, en una imagen de archivo el pasado mes de febrero J.J.Guillen | EFE

Y ahora, como si estuviesen metidos en una espiral de mala suerte, Íñigo Onieva se ha quedado sin trabajo y, por tanto, sin su principal fuente de ingresos. Tal y como revelaba ayer martes Belén Esteban en Sálvame, el joven ha sido despedido como relaciones públicas de los restaurantes madrileños Tatel y Totó, del grupo Mabel Hospitality, propiedad entre otros de Rafa Nadal, Pau Gasol y el hermano de Tamara, Enrique Iglesias: «No sé qué habrá pasado, pero le han dicho que no vuelva», aseguró la colaboradora.

Al parecer, la empresa cambió de CEO y este habría hecho una reestructuración en la que no tendría cabida Íñigo Onieva. A pesar de que podría seguir llevando ciertos aspectos administrativos de la discoteca Lula —cuya gestión nocturna dejó tras su reconciliación con la marquesa—- el futuro inmediato del ingeniero industrial pasaría por incorporarse a la empresa familiar, Cemevisa, dedicada principalmente a la distribución de electrodomésticos. Ni tan mal si tiene esa opción, al fin y al cabo.

Tamara Falcó: «A veces de los problemas surgen oportunidades»

Tamara Falcó ya ha regresado de Nueva York. Se trató de un viaje relámpago que apenas duraba 40 horas y del que la marquesa volvía «encantada», ya que los primeros bocetos diseñados por Wes Gordon le han «fascinado». Fuentes cercanas aseguran que el diseñador ha entendido a la perfección cómo es el traje con el que siempre soñó para pasar por el altar. 

Sin tiempo apenas para respirar, Tamara Falcó pasaba por su casa para cambiarse de ropa y, ya con un vestido tipo boho en color negro y con bordados en blanco —en lugar del conjunto de algodón blanco con el que aterrizaba por prémium apenas dos horas antes—, volvía al aeropuerto para viajar a Ibiza y cumplir con un compromiso publicitario firmado hace tres semanas, antes de siquiera imaginar que se iba a quedar «compuesta y sin vestido de novia». «Estoy muy contenta. Por ahora con un traje me conformo», reveló poco después de su vuelta.

Y como quien dice, de Nueva York a Ibiza, donde a las 19.00 horas reaparecía con su mejor sonrisa en la inauguración de la nueva tienda de Porcelanosa en la isla. Ataviada con su uniforme de chef, Tamara Falcó derrochaba cercanía y simpatía con todos los asistentes y, además de protagonizar un showcooking, no dudó en firmar autógrafos y fotografiarse con todos los que se le acercaron.

Sin embargo, la marquesa prefirió no atender a los numerosos medios de comunicación congregados a las puertas del local y, después de entrar por la puerta trasera para intentar despistar a las cámaras, ya de noche abandonaba el lugar sin revelar ningún detalle sobre su vestido de novia ni sobre su reunión con Carolina Herrera.

Donde sí ha hablado es en su revista de cabecera, ¡Hola!. «Ha sido un alivio. Los primeros bocetos son una maravilla», añade. «Esto no era lo esperado, porque la experiencia más maravillosa de cualquier novia se había convertido en una pesadilla para mí. Pero, a veces, de los problemas surgen oportunidades, apostilla. 

La marquesa de Griñón ya contó la semana pasada en el programa en el que colabora, El Hormiguero, su versión de lo ocurrido con las diseñadoras que había elegido para vestirse de novia, que apenas unos días antes anunciaban que se desvinculaban de la aristócrata. «No me veía con ese vestido porque tenía unos volúmenes que no eran, fue todo súper incómodo y a partir de ahí, todo mal», aseguró tras la segunda prueba. 

«Fue súper duro», continuó narrando Tamara Falcó, ya que además en esa segunda reunión estaba su madre, Isabel Preysler, y su hermana, Ana Boyer, que fue la única que le aplaudió la elección. «El vestido había cambiado totalmente. Y con la mala pata de que vino mi madre, que es muy exigente. Habían añadido unos volúmenes... Mi madre no entendía nada». En aquel momento le acompañaba su hermana, Ana Boyer, su cuñada y un par de amigos expertos en moda. «Mi hermana fue la única que dijo: 'Vas a ser la novia más guapa'. Pero cuando bajé con el vestido solo hubo silencio. Fue súper incómodo». «Lo que no me iba a casar es con un vestido de novia que no me gustaba», aseveró. Además mostró su enfado porque «se han dicho cosas horribles que están en manos de mis abogados ahora mismo».

 Todo esto mientras que el resto de su familia más directa, su madre y su hermana, están en un momento de los más mediáticos. Isabel Preysler estrenará próximamente en Disney+ un programa especial en el que «mostrará cómo prepara una de las épocas más especiales del año», y Fernando Verdasco y Ana Boyer protagonizarán la próxima entrega de Mi casa es la tuya con Bertín Osborne en Telecinco.