Sendeiro de Gallol, entre carballos, seimeiras y molinos

m. guntín / m. fernández

SOCIEDAD

MANUEL

El recorrido desemboca en una aldea deshabitada que ahora tiene dos molinos restaurados. Desde su interior se puede retroceder un siglo y recordar cómo se vivía en las aldeas del interior de Lugo

18 may 2023 . Actualizado a las 17:22 h.

El sol se cuela entre los árboles que dibujan el camino para llegar a los restaurados Muíños de Parada, en el interior de A Fonsagrada. Las montañas de Lugo que separan Galicia de Asturias se divisan en el horizonte y el sendero, bajo el nombre de Gallol y catalogado de manera oficial como PRG140, puede tener entre dos y 17 kilómetros de longitud, en función de las ganas que tenga el excursionista y hasta donde quiera acercar el coche.

Subidas y bajadas, ríos y un bosque tan autóctono como desconocido permiten disfrutar de la montaña, que luce sus mejores galas un día de primavera.

El paseo empieza en la LU-630, medio kilómetro antes de llegar al núcleo de A Fonsagrada. Entonces aparece un desvío por la LU-530 y 17 kilómetros después aparece la aldea de Vilardíaz. El sendero arranca junto al colegio, pero pronto aparecen casas rurales, hórreos, pinares... Y hasta miradores con vistas a grandes piedras que camuflan cortíns —construcciones tradicionales para proteger colmenas de los osos—. Los castros anteceden al río Rodil, que se une con el Veiga bajo un puente.

Entonces aparece Parada, una aldea deshabitada por la que pasa el río que le da nombre y que también es afluente del Rodil. Allí trabajaron hasta siete ferreiros y prueba de ello es que se pueden visitar dos molinos recién adquiridos y rehabilitados por el Concello da Fonsagrada. Situados en el alto de una cascada, desde su interior se puede ver la apertura en la que desemboca el canal que permite pasar el agua hacia la maquinaria, así como los hierros que permiten los giros o las aspas que impulsan el agua y permitieron en tiempos moler ferrados y ferrados de cereal.

Después de Parada hay que dar marcha atrás hasta Ponte do Castelo y empezar una subida entre castaños centenarios. A continuación aparece Vilarín do Castelo, otra aldea. Después, un bosque más. El camino se hace más estrecho, pasamos Vilarxubín y de repente, el río Rodil se abraza con el Pontigón y forman una estampa de película bajo la Ponte de Beltrán. Entonces, varios prados regresan a la escuela de Vilardíaz. Esta es la ruta más larga, aunque los primeros tramos podrían recorrerse en coche. Son más de 17 kilómetros que en tiempo estimado se traducen en casi ocho horas, de una dificultad media-alta.

Acceso

Desde la LU-530 que va de Lugo a Fonsagrada se toma el desvío por la LU-740

Duración

La ruta es moldeable y puede tener una longitud de dos a 17 kilómetros