Christian Gálvez: «Cuando estás feliz también lo nota el espectador a través de la pantalla»

J. Moreno MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

Christian Gálvez en el plató de «25 palabras».
Christian Gálvez en el plató de «25 palabras». Luis Miguel Gonzalez

El presentador cumple cien programas en «25 palabras», el concurso de las tardes de Telecinco, y lo celebra con un bote de 600.000 euros

14 may 2023 . Actualizado a las 21:40 h.

Con un bote de 600.000 euros, el más alto de la historia del programa, Telecinco lleva más de cien entregas de 25 palabras, el concurso que emite cada día a las 19:00 horas. Presentado por Christian Gálvez (Móstoles, Madrid, 42 años), el formato ha ido ganándose la confianza del público desde su estreno, con una audiencia media del 9,2 % de share y 843.000 espectadores.

—Hacerse un hueco en la franja de la tarde no es fácil.

—Los que estamos haciendo el tipo de televisión que nos gusta hacer somos unos privilegiados. ¿Cuál es la franja fácil? No hay ninguna. Lo importante es que hay confianza de la cadena y en la productora (Fénix Media). Poco a poco estamos haciéndonos un hueco, que espero que siga creciendo. Personalmente, estoy contento y feliz, porque he empezado este programa en el mejor momento a nivel personal, cosa que con Alta tensión no pasó.

—¿En qué le ha condicionado ese buen momento personal en el trabajo?

—En tener ilusión por las cosas que uno hace. Cuando estás feliz también lo nota el espectador a través de la pantalla. Me gusta mucho el concurso que estoy haciendo porque hago cultura y entretenimiento, lo que más me apasiona.

—En 25 palabras usted también forma parte de la producción ejecutiva del programa, ¿hay más responsabilidad?

—Es verdad que como presentador hago lo que me da la gana y tengo un equipo que me respalda. En la productora tenemos una jerarquía muy horizontal respecto a mis socios, Rafa Guardiola y Olga Flórez. Llevamos mucho tiempo currando juntos y no se imponen decisiones o criterios desde el punto de vista de la administración del programa. Al igual que ellos me dan libertad delante de la cámara para hacer lo que me dé la gana, yo también les doy la libertad de tomar decisiones más pertinentes de cara al programa.

—¿Se imaginaba llegar a la meta de los cien programas diarios?

—Ha habido programas en los que he confiado más y ha habido otros en los que he confiado menos. Es una visión totalmente subjetiva. En otras etapas en televisión no te permitían ir a ralentí, necesitaban resultados a corto plazo. Ahora estamos en un momento bastante dulce y se necesita paciencia para consolidar. Un programa no triunfa ni fracasa de la noche a la mañana. Hay que cocerlo a fuego lento.

—En Telecinco ahora tienen más paciencia para asentar sus productos que antes.

—Son etapas. Las reglas hace un año eran de una manera y ahora son de otra. Nunca fueron malas, son diferentes y hay otro tipo de necesidades lógicamente. Si se vuelven a cambiar las reglas, nos adaptaremos a los cambios e intentaremos hacerlo lo mejor posible. Tanto la cúpula del grupo como la productora estamos muy contentos con 25 palabras.

—¿Qué recuerdo guarda con cariño de 25 palabras?

—Momentos de risa tengo todos los días. Hay gente en redes sociales a las que eso les molesta. Pediré perdón por reírme. Disfruto mucho con mi trabajo. Para mí el momento más bonito en este concurso fue el día que arrancamos, porque hay mucho trabajo detrás e incertidumbre. Siempre me acuerdo de los primeros y últimos días de los programas que presento.

—De Twitter salió espantado.

—Lo hice por salud mental. No voy a volver, ¿para qué? Hay mucha gente que utiliza las redes sociales como terapia y creo que se equivocan. Se convierten en redes antisociales. Me quedé con Instagram y lo utilizo muy de vez en cuando. Yo me tengo que cuidar a mí, a mi familia y amigos. El resto es una exhibición. 25 palabras es verdad que funciona muy bien en redes sociales, pero es mérito del equipo que genera comunidad y contenido. Yo creo que he llegado tarde.

«Un regalazo»

—¿Cómo valora la confianza que le deposita Mediaset? Acaba de firmar su renovación con un contrato de larga duración.

—Que siguen confiando en ti es guay. Paolo Vasile (ex consejero delegado de Mediaset) confiaba mucho en mí y ahora llegó Alessandro Salem y eso se mantiene. Es un regalazo, porque cuando cambia la directiva nunca sabes si eres del perfil que les gusta.

—Recientemente Rafa Castaño se llevó el bote en Pasapalabra. Él comenzó a participar en el concurso en la etapa que lo presentaste. ¿Pudo felicitarle por el premio?

—Le mandé un mensaje. Hay que ser profesional, pero por encima de todo hay que ser buena persona. También felicité a Roberto Leal en su momento y ahora a Rafa, que lo ha hecho bien. Vivimos en el mundo y no lo puedo negar. Hay mucha gente a la que le tengo cariño. Además, cuando iba a Sevilla, Rafa me presentaba mis libros y me alegro mogollón por él.

—Con la perspectiva que da el tiempo, ¿cómo valora ahora el shock que supuso en Telecinco la pérdida de Pasapalabra?

—Fue una pérdida de la que pude despedirme. Yo preferí quedarme en Mediaset. Hay una frase que dice Risto Mejide, que me encanta: «Crecer o madurar es aprender a despedirse». A mí la televisión me ha enseñado a despedirme de profesionales, grandes amigos o concursos. He presentado programas en los que tenía mucha fe y no terminaron de funcionar. Es la ley de la televisión. Pero yo creo que prima la lealtad y Mediaset fue leal. Estoy donde quiero estar. Y no lo dudé.