El Atlántico está registrando un evento como El Niño del Pacífico

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El mapa global de la temperatura del mar muestra las intensas anomalías en la parte oriental del Pacífico y el Atlántico
El mapa global de la temperatura del mar muestra las intensas anomalías en la parte oriental del Pacífico y el Atlántico NOAA

Las aguas tan cálidas cerca de Galicia pueden afectar a la dinámica atmosférica en la comunidad

22 oct 2023 . Actualizado a las 15:59 h.

En los primeros cuatro meses del 2023 se están registrando unas anomalías térmicas positivas (valores por encima de la media) muy significativas por tierra, mar y aire. Ahora mismo, la comunidad científica centra su atención en la parte oriental del Pacífico, donde se está produciendo un calentamiento del agua muy notable. Una señal de que se está desarrollando El Niño.

El pasado miércoles, la Organización Meteorológica Mundial se ha sumado a otras instituciones científicas que predicen que este evento se va a declarar oficialmente a lo largo del verano. De momento lo que hay son temperaturas muy altas frente a la costa de Perú. Esta suele la primera fase del fenómeno, que acabará abarcando buena parte de la cuenca, y al que la ciencia se refiere como El Niño Costero. La evolución actual apunta a un episodio fuerte.

Sin embargo, poco se habla de lo que ocurre actualmente en el Atlántico. Desde hace semanas hay una anomalía cálida frente a la costa oriental que también resulta muy notable. Este calentamiento recuerda mucho a El Niño tanto por su intensidad, con un registro de la temperatura de al menos dos grados superior a la media, como por la región donde se concentra.

«Curiosamente a orixe podería relacionarse tamén coa de El Niño. As costas orientais do Atlántico e do Pacífico están caracterizadas polos afloramentos de augas profundas e máis frías. Á súa vez, estes afloramentos están gobernados polos ventos alisios. Cando o alisio se frea, o afloramento debilítase e polo tanto a temperatura aumenta. Este é o proceso que está detrás de El Niño e seguramente tamén da anomalía cálida actual do Atlántico. Nas últimas semanas as borrascas non se acercaron o suficiente como para deixar chuvias xeneralizadas na Península, pero si para afastar o anticiclón das Azores cara o leste e así debilitar os alisios», explica Damián Insua, investigador en el Laboratorio de Extremos Hidroclimáticos de la Universidade de Gante.

El Niño y La Niña son las fases cálidas y frías de la conocida como Oscilación del Sur, que no solo atiende al calentamiento o enfriamiento, sino también a su reflejo en la atmósfera. Y si bien es cierto que no hay una prueba sólida sobre cómo lo que sucede en el Pacífico afecta  a la Península, el fuerte calentamiento en el Atlántico norte oriental sí que puede impactar en Galicia y de muchas múltiples maneras.

«El Niño é un fenómeno acoplado entre o océano e o aire. É dicir, a atmosfera ten efectos no mar e o mar na atmosfera. O mesmo se pode dicir para o caso do Atlántico. É posible que as augas máis cálidas do habitual teñan a súa orixe na configuración atmosférica das últimas semanas pero, ao mesmo tempo, tamén é posible que a anomalía no océano acabe afectando ao tempo a medio e longo prazo», confirma Insua.

Por ejemplo, un mar tan caliente cerca de la comunidad gallega favorece que las masas de aire de origen tropical tengan el potencial para generar olas de calor más intensas en la Península. Y, de hecho, es justo lo que ocurrió durante la última semana de abril. La anomalía cálida en el Atlántico fue uno de los tres factores que influyó en que una masa de aire muy cálida propiciase unas temperaturas de récord en centenares de estaciones repartidas por España.

Un Atlántico más cálido también tiene la capacidad de alterar la circulación atmosférica cerca de Galicia, aumentando la cantidad de precipitación en la comunidad e incluso debilitando el anticiclón de las Azores. «O anticiclón é un sistema dinámico e no seu radio de influencia o aire descende. Sen embargo, as augas quentes poden contrarrestar o movemento descendente das altas presións», reconoce.

Así, cada vez que el anticiclón está más flojo o incluso no para quieto, como hace últimamente, las borrascas tienen más opciones de aproximarse al noroeste. Por ello, si en los próximos meses se dan las circunstancias meteorológicas adecuadas, el agua caliente puede aportar un plus de calor y humedad, que son el motor de la inestabilidad. «Obviamente temos que ter unha configuración atmosférica favorable. Se o anticiclón se reforza non vamos ter chuvias extremas por moi quente que estea o mar. Pero no caso de que nos vexamos afectados por unha DANA, por exemplo, esta anomalía vai axudar a intensificar as chuvias», aclara Insua. 

 

Un fenómeno capaz de alterar la temporada de huracanes

Una de las evidencias claras de que El Niño tiene su huella en el Atlántico es que disminuye su actividad ciclónica tropical. La temporada arranca el próximo 1 de junio y la estadística sostiene que cuando se produce el fenómeno en el Pacífico, la formación de tormentas y huracanes desciende notablemente.

El Niño tiende a generar un patrón atmosférico en la cuenca atlántica que favorece que aumente la intensidad de la cizalladura, el viento que sopla en las capas altas de la atmósfera.

Las tormentas tropicales que puedan terminar transformándose en potentes huracanes son sistemas muy débiles durante sus primeros días. Si cuando tratan de crecer de tamaño se encuentran con un viento fuerte en altura, se disipan.

Sin embargo, ahora mismo se da una circunstancia un tanto curiosa. Frente a la costa noroeste de África el agua está muy caliente. Y en esa región es precisamente donde los ciclones tropicales suelen formarse.

Cuando se revisa la cronología de la vida de un huracán en el Atlántico norte se aprecia que todo puede comenzar con una ligera perturbación del aire en el desierto africano que sale al mar. A partir de ahí, se va alimentando de la evaporación del mar tropical y comienza a aumentar de tamaño e intensidad.

Después, a través de los alisios las bajas presiones empiezan a moverse hacia el oeste y algunas acaban convirtiéndose en huracanes que van ganando categoría a medida que se aproximan al Caribe y el golfo de México y que pueden impactar en la costa este de Estados Unidos.

En los próximos meses puede darse la situación de que la anomalía cálida en el Atlántico oriental aumente la formación de ciclones, pero la del Pacífico impida que vayan a más