La ciencia logra frenar el proceso de envejecimiento celular

fermín apezteguía COLPISA

SOCIEDAD

Científicos de California consiguen prolongar un 82 % la vida útil de células de levadura y ahora se proponen hacer lo mismo con células madre y neuronas

27 abr 2023 . Actualizado a las 20:09 h.

 La lucha del ser humano contra la muerte, imaginada por Mary Shelley en Frankenstein, acaba de alcanzar un nuevo hito en California (Estados Unidos). Científicos de la Universidad de San Diego han conseguido prolongar un 82 % la vida útil de unas células de levadura, que fueron utilizadas como modelo de las humanas. El desafío que se plantean ahora, según explican en un artículo publicado en la revista Science, es frenar el envejecimiento de células humanas, especialmente de las células madre y de las neuronas. Si lo logran, en buena lógica, no habrán vencido a la muerte, como soñó la autora británica. Pero sí habrán dado un paso de gigante frente al deterioro físico y cognitivo que implica el paso de los años.

La esperanza de vida humana está relacionada con el envejecimiento celular. Vivimos lo que viven todas y cada una de nuestras células. Las enfermedades que más nos matan a la especie humana -los cánceres y las patologías vasculares- están relacionadas con el envejecimiento de todas estas pequeñas porciones de vida que conforman órganos y sistemas.

Los mecanismos esenciales que funcionan detrás del proceso de envejecimiento fueron descritos hace tres años por este mismo grupo de la Universidad de California. Los científicos identificaron entonces dos direcciones distintas que siguen las células durante el proceso de la vejez y los manipularon genéticamente con el objetivo de prolongar su vida útil. Lo que este grupo ha hecho ahora es diseñar mediante biología sintética una solución para que las células alcancen sus niveles normales de deterioro.

Más allá de la cosmética

La lucha contra el envejecimiento celular ha alcanzado en las últimas décadas dos cotas, cuya altura depende mucho del objetivo con que se mire. Desde el punto de vista estético, la industria cosmética ha reducido de manera notable las marcas que el paso de los años deja en el rostro. Una mejor higiene, calidad de vida y avances científicos han prolongado la existencia humana hasta los 86 años de media. Pero lo fundamental, que es la aparición de enfermedades, no se ha logrado detener. De eso trata esta investigación, ese es el objetivo que se busca en California: una vida más larga y con más años de calidad.

Las células de la levadura, como las de las plantas, animales, incluso las humanas, contienen circuitos reguladores de genes, que regulan, entre otras funciones, el envejecimiento. La ciencia hasta ahora se había esforzado en ver la manera de devolver a las células a un estado artificial de juventud. Se hablaba de conseguirlo mediante su reprogramación. El planteamiento del grupo estadounidense es completamente distinto. La idea ahora es «ralentizar el tic tac del reloj del envejecimiento al evitar activamente que las células se comprometan con un camino predestinado al declive y la muerte».

Los resultados obtenidos, según afirman, permiten conectar la arquitectura de la red de genes y la longevidad celular para establecer «nuevos circuitos genéticos que retrasan el envejecimiento». Los científicos utilizaron en su trabajo células de levadura Saccharomyces cerevisiae, que fueron reconfiguradas sintéticamente. Lograron que su vida útil se prolongara un 82 %, que es «la extensión de la vida útil más prolongada que hemos observado con perturbaciones genéticas». La investigación se amplía ahora, conocidos los resultados, a células humanas, incluidas células madre y neuronas.

 La profesora Nan Hao, del departamento de Biología Molecular, utiliza un símil doméstico para entender el proceso de envejecimiento celular. Un automóvil envejece a medida que su motor se deteriora o su sistema de transmisión se desgasta. Pero ambos fenómenos no ocurren al mismo tiempo ni a la misma velocidad. Con las células ocurre igual. A lo largo de la vida, una cascada de acontecimientos moleculares provoca que degeneren y se mueran. Ese proceso ocurre, según se explica en Science de dos formas distintas. La mitad de las células envejece por una disminución gradual de la estabilidad de su ADN, donde se almacena la información genética. La otra mitad decae por un paulatino declive de las mitocondrias, que son las encargadas de producir la energía que da vida a las células.