Hallan fósiles marinos de 480 millones de años en el Xeoparque do Cabo Ortegal

ana f. cuba FERROL / LA VOZ

SOCIEDAD

Un fósil marino hallado en Cabo Ortegal
Un fósil marino hallado en Cabo Ortegal Cedida

Son restos de una especie de «Crinoidea», que vivían en el hemisferio sur y se extinguieron hace 250 millones de años

13 abr 2023 . Actualizado a las 14:07 h.

Los fósiles marinos hallados hace unos días en un punto del territorio costero del Xeoparque do Cabo Ortegal (su reconocimiento oficial por parte de la Unesco llegará en mayo) suponen un nuevo hito para este proyecto. Son los primeros restos de este tipo visibles por el ojo humano (sin necesidad de usar microscopio) referenciados en la zona, datados en el Ordovícico Inferior, hace unos 480 millones de años, según indica Francisco Canosa, doctor en Geología y director científico del proyecto del xeoparque. El descubrimiento fue casual y se produjo en un lugar frecuentado en las georrutas que suele guiar.

A una de las personas que participaban en un curso de la Sociedad Internacional de Geología y Minería para el Desarrollo y Gestión del Territorio (Sigmadot) le sorprendió lo que acababa de encontrar y preguntó si serían fósiles. Y, efectivamente, eran fósiles, millones de fragmentos de crinoideos (Crinoidea), una clase del filo (una subdivisión del reino animal) equinodermos, con hasta cinco mil especies diferentes, como explica Canosa, que impartía las jornadas. Algunas se han extinguido y otras han llegado a la actualidad, como los lirios de mar. «Ata que se determine a que subclase de crinoideos pertencen, e dentro desa subclase a que especie, non se pode precisar, pero a maioría extinguíronse no Pérmico, hai 250 millóns de anos, na maior extinción rexistrada na Terra, onde só sobreviviron o 5 % das especies mariñas».

A la espera de un estudio más exhaustivo, se estima que podría tratarse «duns dos fósiles crinoideos máis antigos referenciados en Galicia». Consta su presencia en las cercanías de Viveiro, en O Courel y en la Serra da Enciña da Lastra, en Valdeorras, «pero neses casos serían especies moito máis recentes, con case 80 millóns de anos menos». Los restos localizados en el territorio del Xeoparque do Cabo Ortegal rondarían los 480 millones de años, «cando os fósiles máis antigos do planeta [de organismos pluricelulares] son do período Edacariense, de arredor de 600 millóns de anos, polo que serían bastante primitivos», concluye Canosa.

¿Por qué nadie había advertido su existencia si es un punto habitual de visita en las rutas geológicas? «O achádego veu motivado por un cambio da erosión na dinámica costeira, que provocou un movemento de area e deixounos á intemperie», aclara, sin precisar la ubicación para evitar el posible expolio. Unos días después regresó al lugar y sobre uno de los afloramientos ya había una capa de unos 50 centímetros de arena. «É moi probable que se conservaran tan ben porque se atopan nunha zona que é erosionable —sostiene—, e a area podería preservalos porque os carbonatos que ten axudarían a neutralizar a acidez do solo».

Un viaje al fondo del mar

Pero hay algo que confiere aún mayor relevancia a este descubrimiento dentro del área del Xeoparque do Cabo Ortegal, que propone un viaje al interior de la Tierra porque muestra rocas que se encuentran en las profundidades, a más de 70 kilómetros. Como subraya Canosa, la formación geológica donde han aparecido estos restos se originó en un mar muy profundo, a unos 500 o incluso mil metros. «Pero nesas condicións sería moi difícil que esas especies de crinoideos puideran sobrevivir, porque eles vivían en zonas de moita menor profundidade, máis próximos á costa, en zona de plataforma...». A mayores, se sabe que su hábitat natural era el hemisferio sur.

¿Cómo han llegado hasta aquí? La hipótesis que se baraja es que «eses restos foron arrastrados por uns temporais de mar moi fortes ata esas profundidades do océano, onde se xuntarían cos materiais propios da zona; despois formarían parte da base dunhas montañas parecidas ao Himalaia que xurdiron dun choque de continentes, na zona do ecuador, que se foron desgastando pola erosión, e acabaron viaxando ata a situación actual, ata deixalas ao descuberto».