Alerta en el océano: «Estamos ante la posible extinción de una masa de agua emblemática»

SOCIEDAD

Nature

Una importante investigación asegura que la corriente marina global puede paralizarse antes de lo previsto

31 mar 2023 . Actualizado a las 16:54 h.

Cuando Nature, la revista científica más influyente del planeta, dedica su portada a una investigación es porque se trata de un asunto con una enorme relevancia. Esta semana publica un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia) que asegura que la circulación oceánica profunda que se forma alrededor de la Antártida puede estar a punto de colapsar.

El agua fría que se hunde cerca del continente helado impulsa el flujo más profundo de la circulación de vuelco, una red de corrientes que se extiende por los océanos del mundo.

«El deshielo antártico va a reducir casi a la mitad la circulación abisal mundial y mucho antes de lo que se pensaba», asegura Marcos Fontela, oceanógrafo del Centro de Investigacións Mariñas de la Universidade de Vigo. «Si las emisiones de carbono continúan al ritmo actual, el vuelco de la Antártida se ralentizará en más de un 40 % en los próximos 30 años en una trayectoria que parece abocada al colapso», explicó el coordinador de la investigación, Matthew England.

Cada año, el océano antártico bombea unas 250 billones de toneladas de agua fría, salada y rica en oxígeno hacia las profundidades del Índico, el Pacífico y el Atlántico. «Si los océanos tuvieran pulmones, este sería uno de ellos», dice England. El modelo usado incluye detalles de los procesos oceánicos que los anteriores no habían podido tener en cuenta, como el modo en que las predicciones sobre el agua de deshielo podrían influir en esa circulación.

En caso de que la corriente oceánica profunda se detuviera, los océanos por debajo de los 4.000 metros se estancarían, lo que atraparía nutrientes en el océano profundo, reduciendo los disponibles para la vida marina cerca de la superficie del océano. Esto influye en el clima, el nivel del mar y la productividad de los ecosistemas marinos. «Otro ejemplo de que lo pasa en la Antártida no se queda solo allí, tiene repercusiones globales para las tasas de calentamiento y pérdida de oxígeno en todas las zonas profundas», añade el investigador gallego, que apunta también un aspecto que se menciona en este artículo que tiene un interés especial para Galicia. «Aunque el foco es el océano austral, para calcular la circulación neta del Atlántico norte escogen hacerlo a través de la latitud 45° norte, justo por encima nuestro», sostiene. 

La parte de la circulación oceánica mundial que circula por el Atlántico norte se llama AMOC. «En la capa superior existen aguas cálidas en dirección norte y en la capa profunda aguas frías en dirección sur. Que se reduzca un 20 % es otro de los resultados que también se obtienen de esta investigación», advierte. «Estamos hablando de la posible extinción a largo plazo de una masa de agua emblemática», afirmó England.

El transporte de agua cálida que viaja por la superficie del Atlántico norte es la conocida como Corriente del Golfo y es bien conocida, por ejemplo, su influencia en el clima de Europa. Se trata de uno de los factores que explican por qué Galicia y Nueva York se encuentran casi a la misma latitud, pero tienen un clima muy diferente, especialmente en invierno. La temperatura media en un mes de enero en la ciudad de los rascacielos es de 0 grados mientras que en una gallega, como A Coruña, de 10. La corriente del Golfo actúa como un sistema de calefacción natural que la madre naturaleza ofrece al viejo continente. Sin ella, el clima europeo sería diferente. 

De hecho, hace 8.200 años Galicia ya fue sufrió los efectos de una alteración de la corriente del Atlántico norte. Las investigaciones realizadas sobre el suceso climático conocido como Evento 8.2 proponen que se registró un aumento de los icebergs en el norte del vecino océano que se tradujo en un incremento de agua dulce. Esto alteró la corriente marina global generado un descenso de la temperatura media de entre 2 y 3 grados. En la comunidad gallega, las condiciones fueron más gélidas incluso que durante la Pequeña Edad de Hielo. Produjo un cambio significativo en la vegetación gallega. Aumentó, por ejemplo, el abedul, una especie propia de condiciones más gélidas.