Manuel Sánchez Salorio, un hombre del Renacimiento

Luciano Vidán

SOCIEDAD

SANDRA ALONSO

16 mar 2023 . Actualizado a las 23:12 h.

En la tarde de ayer, a los 93 años, y atendido por alguno de sus innumerables discípulos, falleció en el hospital público de A Coruña el profesor Manuel Sánchez Salorio. Un hombre del Renacimiento, con gran inquietud y pasión por todas las Bellas Artes. Esa formación humanística lo configuró como una buena persona, culto, librepensador, provocador, gran tertuliano y confrontador de ideas. Pero, sobre todo, fue un gran facultativo obsesionado por transmitir a sus alumnos ese espíritu crítico propio de los médicos.

El profesor Salorio era un destacado intelectual y un visionario en aquella universidad compostelana de los años 70. Como solía recordar, en la Facultad de Medicina, salvo bedel y decano, fue todo lo que se podía ser: alumno, secretario y vicedecano. Para él, en la docencia, todo lo que no fuera erotismo era burocracia, y la llegada a las aulas universitarias constituía un rito de pasaje muy importante: «es el momento en que se cambia el vientre de la madre por el vientre de la tribu». Le he oído comentar que un alumno «no es una botella que hay que llenar, es un fuego que hay que encender», rememorando al señor de Montaigne.

El doctor Salorio entendía que la enfermedad «no es solo una alteración físicoquimica, es una espina clavada en una biografía personal, una amenaza». Por eso hay muchos enfermos que no se curan recetándoles sino entendiéndolos y acompañándolos.

Para los médicos, el profesor Salorio era una referencia. Tenía una gran auctoritas. Por eso el Colegio Oficial de Médicos de la Provincia de A Coruña le concedió su Medalla de Oro y Brillantes. En el acta se justificaba tan alta distinción «por su ejemplar y destacada contribución al desarrollo de la medicina gallega, en general, y de la oftalmología, en particular».

Además, se destacaba su ejemplar currículo: premio extraordinario de licenciatura, premio nacional de fin de carrera, premio extraordinario de doctorado, catedrático de oftalmología, director de la Escuela Profesional de Oftalmología y vicedecano y vicerrector de la universidad compostelana. Fue responsable de la formación de 20 catedráticos de Medicina y 182 oftalmólogos. Como suele decir su cuñado José Manuel Romay, «Manolo exportaba catedráticos a todas las universidades españolas». Precisamente, en la época en que este era conselleiro de Sanidad, se creó, bajo el impulso y la dirección de Salorio, el Instituto Galego de Oftalmoloxía (INGO).

El próximo 25 de julio echaremos de menos su famosa crónica en La Voz, que firmaba como Procopio. Descanse en paz.