La NASA confirma los peores pronósticos sobre el ciclo del agua

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A la izquierda el estado del embalse de Belesar en agosto del 2022. A la derecha inundaciones del 1 de enero del 2023 en la provincia de A Coruña
A la izquierda el estado del embalse de Belesar en agosto del 2022. A la derecha inundaciones del 1 de enero del 2023 en la provincia de A Coruña Alberto López

Dos décadas de observaciones de satélites apuntan que evoluciona hacia los extremos

20 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Año tras año, se van confirmando las predicciones realizadas por la comunidad científica desde hace décadas sobre la evolución del sistema climático como consecuencia del aumento de los gases de efecto invernadero. No hay magia, sino siglos de conocimiento e investigación.

En este caso, ha sido la NASA la que acaba de confirmar que el ciclo del agua tiende hacia los extremos. Esto es algo de lo que se viene avisando desde hace mucho tiempo. Ahora los satélites GRACE y GRACE-FO de la Agencia Espacial de Estados Unidos han comprobado tras 20 años de observaciones hasta qué punto eran ciertos los pronósticos.

El hecho de que el ciclo del agua evolucione hacia los extremos quiere decir que en las zonas secas de la Tierra habrá cada vez menos precipitación y en las húmedas más lluvia. No hace irse muy lejos para entender lo que realmente significa. Basta con recordar lo que pasó en el 2022 en Galicia. Hasta septiembre la ausencia de lluvia y el calor estival activaron procesos de retroalimentación que intensificaron la sequía. Lo mismo pasó en el resto España y Europa. A partir de septiembre, los ríos atmosféricos empezaron a inyectar humedad tropical en los frentes de las borrascas y llegó el diluvio. Galicia pasó de estar en alerta por sequía a otra por riesgo de inundación.

Los responsables de esta investigación sostienen que entre el 2015 y el 2021, siete de los nueve años más cálidos en el registro moderno, la frecuencia de eventos extremos húmedos y secos fue de cuatro por año, en comparación con tres por año en los 13 años anteriores. «Esto tiene sentido porque el aire más cálido hace que se evapore más humedad de la superficie de la Tierra durante los eventos secos y el aire cálido también puede contener más humedad para alimentar lluvias», reconoce Matt Rodell, coautor del estudio e hidrólogo de la NASA. Se estima que por cada grado que suba la temperatura media global, aumentará un 7 % el contenido de humedad en la atmósfera.

«El calentamiento global va a causar sequías más intensas y períodos húmedos, lo que afectará a las personas, la economía y la agricultura en todo el mundo. «En las dos últimas décadas, las inundaciones y sequías representan más del 20 % de las pérdidas económicas causadas por eventos climáticos extremos. Los impactos económicos son similares en todo el mundo, aunque el costo humano tiende a ser más devastador en los barrios pobres y los países en desarrollo», añade Rodell.

Más de mil eventos

El estudio analizó 1.056 eventos extremos húmedos y secos desde el 2002 al 2021. Los satélites utilizan mediciones precisas del campo de gravedad de la Tierra para detectar anomalías en el almacenamiento de agua en suelos, acuíferos, lagos, ríos, cubierta de nieve y hielo.

«Es como mirar el nivel del agua en tu bañera», sostiene Rodell. «Puedes ver cuánto sube y baja sin saber la cantidad total de agua en la bañera». Debido a que GRACE y GRACE-FO brindan un nuevo mapa de anomalías de almacenamiento de agua en todo el mundo cada mes, brindan una visión integral de la gravedad de los eventos hidrológicos y cómo evolucionan con el tiempo.

Rodell aplicó una métrica de «intensidad» que da cuenta de la severidad, duración y extensión espacial de las sequías y los eventos húmedos extremos. Descubrieron que la intensidad total global de los eventos extremos aumentó de 2002 a 2021, lo que refleja el aumento de las temperaturas de la Tierra durante el mismo período.

Con mucho, el evento más intenso identificado en el estudio fue el episodio de lluvias extremas que comenzó en 2019 en África central y aún continúa. Ha provocado que el nivel del lago Victoria se eleve en más de un metro. La sequía del 2016 en Brasil fue el evento seco más intenso de las últimas dos décadas, lo que llevó a embalses vacíos y racionamiento de agua en algunas ciudades brasileñas.

«Ambos eventos se asociaron con la variabilidad climática, pero la sequía brasileña ocurrió en el año más cálido registrado (2016), lo que refleja el impacto del calentamiento global», dijo Bailing Li, hidrólogo de la Universidad de Maryland en Goddard. «Las recientes sequías en el suroeste de EE. UU. y el sur de Europa también fueron algunos de los eventos más intensos, en parte, debido al calentamiento antropogénico». Este miércoles se celebra el Día Mundial del agua y se confirman los peores pronósticos sobre uno de los recursos más básicos para la vida.