Científicos de Santiago validan la primera vacuna contra el virus sincitial respiratorio

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

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Está indicada para mayores de 60 años y tiene una eficacia del 94 % frente a casos graves

15 mar 2023 . Actualizado a las 15:18 h.

El virus sincitial respiratorio (VSR), descubierto en 1956, mata cada año en el mundo a unos 100.000 niños. También afecta a los adultos mayores con otras enfermedades y bastante más de lo que se pensaba, tal como ha quedado al descubierto a raíz de la pandemia del covid. De ahí la importancia histórica de la vacuna anunciada por la farmacéutica GSK, cuyos resultados corrobora un artículo publicado ayer en The New England Journal of Medicine, firmado entre otros por Federico Martinón-Torres, el coordinador de la Unidad de Ensayos Clínicos de Vacunas del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS). Su equipo, junto al encabezado por Javier González Barcala, del Servicio de Neumología del CHUS, han participado directamente en la parte de los ensayos clínicos, con lo que conocen de primera mano la relevancia de este hito científico.

«Es un punto de inflexión, la primera vacuna para adultos que llega a fase tres con resultados muy buenos. No me atrevo a decir que sea el final, pero el 2023-2024 va a ser el año del control del virus sincitial respiratorio», dice Martinón, porque confía en que el anticuerpo monoclonal Nirsevimab, el único aprobado hasta la fecha por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), se convierta en breve en un fármaco a disposición de los pediatras.

Dentro de la estrategia de lucha contra la enfermedad, que viene de lejos, sobre todo después de que a mediados de los sesenta la vacuna que había de virus inactivado arrojase problemas graves de seguridad, hay tres líneas fundamentales. A corto plazo el anticuerpo y las vacunas para adultos [hay más que están en marcha]; a medio las vacunas para embarazadas, y a largo para niños, que sería un objetivo fundamental. En el equipo de Martinón, por ejemplo, ya trabajan con una docena de candidatos. «Conceptualmente son cosas distintas y exigen diferentes estrategias, porque muchas veces lo que funciona con los adultos no lo hace con los niños y viceversa», aclara el especialista.

Pero lo que centra en estos momentos la actualidad científica es la protección de los adultos mayores, fundamentalmente los que tienen otras patologías respiratorias o cardíacas, lo que técnicamente se denomina comorbilidades. El diagnóstico del VSR en niños, sobre todo en lactantes hasta los seis meses que son los más vulnerables, está más que instaurado en la práctica clínica. En adultos no tanto, pero como dice Martinón, a raíz de la pandemia del covid se han incrementado los estudios moleculares en busca del SARS-CoV-2 y hoy se sabe que el virus sincitial tiene una mayor prevalencia, «con una carga asistencial y una mortalidad equiparables a la de gripe», destaca el investigador.

Disponible el invierno que viene

Por eso, la RSVPreF3 OA, que es como se llama la vacuna de GSK, cobra una especial relevancia, sobre todo porque la farmacéutica asegura que está en disposición de suministrarla de cara a la temporada de infecciones respiratorias 2023-2024 en el hemisferio norte, siempre que Estados Unidos, la Unión Europea y países como Japón aprueben el medicamento. Por lo de pronto, el próximo 1 de marzo se celebrará la primera reunión del comité asesor de vacunas estadounidense. Hasta la fecha la empresa presenta un ensayo en fase III realizado con 25.000 pacientes, en el que han colaborado los equipos gallegos. Arroja una eficacia, ahora contrastada en el artículo científico, del 82,6 %, que se eleva al 94,1% frente a los casos más graves. Se trata de lo que se conoce como vacuna adyuvada de subunidades y contiene un antígeno de la glicoproteína F del virus. Desde hace un decenio se sabe que esta proteína tiene la clave para que el virus pueda entrar en las células humanas y multiplicarse para dar lugar a la infección y ahora los científicos han conseguido actuar sobre ella. Aunque todavía siguen con estudios para que se pueda aplicar desde los 50 años y combinada con otras como la de la gripe, los datos de seguridad son buenos y los efectos secundarios descritos se reducen básicamente a dolores musculares y de cabeza o fatiga, de tipo leve o moderado que desaparecen en cuestión de horas.