El enigma colosal de la Pedra Filga

Serxio González Souto
Serxio González VILAGARCÍA / LA VOZ

SOCIEDAD

Martina Miser

De haberse originado por la mano del hombre, las dimensiones de esta extraordinaria disposición granítica habrían desafiado toda lógica; un altar descomunal apenas conocido en un bosque de Arcos da Condesa

12 feb 2023 . Actualizado a las 10:24 h.

No es la Pedra Filga demasiado conocida más allá de los círculos de aficionados al senderismo y a la bicicleta de montaña. Algunos de los vecinos que habitan Ceboleira, la aldea de la que dista apenas un kilómetro, en Arcos da Condesa (Caldas de Reis), reconocen no haberla siquiera visitado. Si saben de su existencia se debe, fundamentalmente, a la persistencia de la memoria colectiva, que sitúa en este lugar una serie de pozos de riego esenciales, hasta hace pocas décadas, para que los cultivos prosperasen. También a una incipiente celebridad que atrae a los curiosos y es alimentada por quienes ya la han contemplado. El caso es que allí, a un lado de un camino que serpentea entre carballos y eucaliptos, emerge como un portal hacia otro mundo este enigmático coloso de granito.

Tampoco la web, tan llena de tantas cosas, proporciona demasiadas referencias. Como mucho, las experiencias que relatan algunos de sus visitantes, impresionados por su tamaño formidable y la incógnita que suscita su origen, sin acabar de decidirse entre considerarla un monumento megalítico articulado por la mano del hombre o darle la categoría de formación geológica espontánea. «Que nós saibamos, ninguén fixo unha prospección arqueolóxica para tratar de determinalo», indica Francisco, uno de los habitantes de Ceboleira, quien, si ha de elegir una hipótesis, se inclina por la erosión y el trabajo del agua a lo largo de océanos de tiempo como explicación más plausible.

Lo cierto es que no faltan en Galicia ejemplos de las denominadas pedras cabaleiras, extraordinarias disposiciones de grandes rocas de granito, originadas millones de años atrás por el enfriamiento y la fragmentación de ciertas erupciones de magma. La Pedra de Abalar de Muxía, sin ir más lejos. Es probable que la solución al secreto de la Pedra Filga llegue por este camino. Pero resulta inevitable que la forma en la que están engarzadas sus tres piezas centrales, con sus diez metros de altura y su apariencia de altar descomunal, despierte todo tipo de evocaciones. La entrada al corredor de un dolmen desaparecido, cuyas dimensiones habrían desafiado cualquier lógica. O el juguete de un bebé de la raza de gigantes que, según algunas tradiciones, habita el interior del planeta y algún día desencadenará el fin del mundo.

Hay, no obstante, una imagen particularmente sugerente, que la Pedra Filga permite importar de un lugar no demasiado lejano. En el monte de O Seixo, cuna de caprichosas formaciones graníticas, se abre Portalén, la puerta del más allá a la que las leyendas acuñadas en la Serra do Cando atribuyen la capacidad de comunicar esta dimensión terrenal con la que pueblan los muertos. Para escuchar sus respuestas en el viento, es necesario cruzarla de norte a sur y desandar el camino a la inversa, una vez realizada la consulta, a riesgo de extraviarse entre ambos mundos. Aunque, por supuesto, admite otros recorridos, de abajo a arriba y de arriba a abajo, casi parece prudente seguir aquí las mismas instrucciones sobrenaturales que rigen A Porta do Alén. Al fin y al cabo, qué razón puede haber para tentar a la suerte.

Martina Miser

Cómo llegar. Por la N-550, al poco de dejar Caldas de Reis en dirección a Pontevedra. Es necesario tomar el desvío señalizado hacia Arcos da Condesa y conducir hasta la aldea de Ceboleira. Desde allí hasta la Pedra Filga hay una caminata de un kilómetro, en una suave cuesta.

Etimología. El término filga hace referencia a un lugar de felgos, fieitos, helechos. Se trata de la misma raíz que Filgueira, por ejemplo. En su origen, probablemente, se denominaría Pedra da Filga. Extrañamente, en Ceboleira no se conservan leyendas sobre la presencia de este imponente conjunto pétreo.