Los Premios Goya contarán con un protocolo contra las agresiones sexuales

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Una de las nueve réplicas de tamaño gigante de la estatuilla de Goya instalada en el Paseo del Marqués de Contadero de Sevilla, ciudad que este año acogerá la ceremonia de entrega de los premios del cine español.
Una de las nueve réplicas de tamaño gigante de la estatuilla de Goya instalada en el Paseo del Marqués de Contadero de Sevilla, ciudad que este año acogerá la ceremonia de entrega de los premios del cine español. Raúl Caro | EFE

La detención del productor en los Feroz rompe el silencio en torno a los casos de abuso en el sector audiovisual. Santana a Jedet, cuando esta le plantó cara: «Travelo de mierda, eres una travesti envidiosa, puta, ten cuidado conmigo, que soy gitano»

02 feb 2023 . Actualizado a las 19:21 h.

La Academia de Cine prepara un protocolo contra la violencia sexual para la noche de los Premios Goya, que se celebrará el próximo sábado 11 de febrero en Sevilla, según ha confirmado a Efe una portavoz de la institución. Este movimiento se produce tras las dos denuncias por agresión sexual en la fiesta posterior a los Premios Feroz, organizados por la Asociación de Informadores Cinematográficos (AICE), celebrada en Zaragoza el pasado fin de semana. Los detalles del protocolo se darán a conocer en los próximos días.

Fue la Academia del Cine Catalán la primera en abrir, el año pasado, un departamento contra abusos en el audiovisual y las artes escénicas. Una abogada y una psicóloga orientan a las víctimas y se ha establecido un protocolo de buenas prácticas por el que ya se han interesado otras instituciones. «Nos dimos cuenta de que pasaba mucho en el mundo de las actrices. Hacía falta un sitio donde encontraran apoyo y consulta, un espacio seguro para las víctimas, nosotros no denunciamos», explica Judith Colell, presidenta de la academia.

La confidencialidad impide a la directora proporcionar el dato de cuántas personas han utilizado este departamento en casi un año de existencia, «pero han tenido muchas consultas». La prioridad debe ser proteger a las víctimas, algo que no se ha cumplido en los Feroz, donde el nombre de Jedet se conoció antes del de su agresor. «Está el peligro de la exposición pública, muchas veces no se denuncia por miedo a la victimización, a que te señalen», apunta la directora.

«Estos días escucho lo de "si denuncias, no vuelves a trabajar". Y yo creo que los agresores tendrán más problemas que las víctimas para volver a trabajar. Muchas mujeres están empoderadas, como Jedet, y no tienen ganas de sentirse victimizadas». La presidenta de la academia catalana recuerda que la gente del cine también «trabaja» en los saraos y los estrenos. «Esta conducta que se tiene en las fiestas, provocando situaciones incómodas, no puede ser, por mucho que hayas bebido o te hayas metido».

El #MeToo estalla al fin en el cine español

Oskar Belategui 

Lola Flores contaba cómo, recién llegada a Madrid, «vendió la honra» que no tenía al anticuario Adolfo Arenaza por 10.000 duros en metálico, con los que rescató el bar de sus padres y montó su espectáculo con Manolo Caracol. La confesión de la Faraona, nacida hace cien años, forma parte de las leyendas del mundo del espectáculo en España, donde ya no hay señores con puro que miran libidinosos a las vicetiples y después se pasan por el camerino. Sin embargo, sigue habiendo directores y productores que mandan en el set y actrices y actores que deben acatar sus órdenes, porque un rodaje no es una democracia, sino una dictadura.

Fiestas en las que uno se juega su próximo papel y cástings de los que depende trabajar o seguir en el paro. Un reportaje de The New York Times, publicado en octubre del 2017 y premiado con el Pulitzer, cambió la historia para siempre. «Estamos ante la mayor revolución feminista desde la petición del derecho al voto», acertó a definir la actriz y directora italiana Asia Argento, la primera en denunciar que fue violada por el productor Harvey Weinstein, condenado a 23 años de cárcel por agresión sexual y violación. Tras ella llegaron muchas mujeres que habían sufrido al monstruo y dijeron basta.

El capo de Miramax no era más que un síntoma, un ejemplo de depredador en una sociedad desigual y machista. Pero su proceso judicial puso al cine en el punto de mira, una industria que, como pronto aprendió Hollywood, alimenta el morbo sobre la vida de sus miembros para llevar más gente a las salas. El caso Weinstein provocó un efecto cascada en muchos países, no así en España. Los testimonios de actrices que habían sido víctimas de abusos han llegado con cuentagotas y siempre sin dar nombres.

Maribel Verdú ha revelado que sufrió un intento de abuso siendo menor de edad que acabó en un juicio. La actriz ha denunciado proposiciones, vejaciones y vetos a lo largo de su amplia carrera, al igual que Leticia Dolera, que relató cómo un director le había manoseado un pecho con 18 años y que había sufrido tocamientos indeseados en otro rodaje diez años más tarde. Aitana Sánchez-Gijón también salió corriendo de una habitación de hotel en la que le había citado un director extranjero para unas pruebas. Y Carla Hidalgo recordó una encerrona en un viaje de trabajo, de la que se zafó con una advertencia: «Si te vas y no te acuestas conmigo, me voy a encargar de que no trabajes nunca más».

«Travelo de mierda»

Han hecho falta seis años para que el #MeToo estalle entre nosotros en la fiesta posterior a los Premios Feroz, celebrados el pasado fin de semana en Zaragoza. La detención del productor Javier Pérez Santana, en libertad con cargos como presunto agresor sexual, ha coincidido con la polémica en torno a la ley del «solo sí es sí», que el Gobierno modificará tras casi 350 rebajas de condenas y una veintena de excarcelaciones de delincuentes sexuales después de la revisión de sus sentencias.

El productor Javier Pérez Santana, detenido en la fiesta de los Feroz, tras quedar en libertad con cargos.
El productor Javier Pérez Santana, detenido en la fiesta de los Feroz, tras quedar en libertad con cargos. Toni Galan | EFE

Pérez Santana competía por uno de los Premios Feroz con el documental Mi vacío y yo, que retrata a una persona con disforia de género. El productor, de 55 años, acosó a varios invitados y fue denunciado por la actriz Jedet tras besarla sin su consentimiento y tocarle los pechos. Según el atestado de la Policía revelado por El Periódico de Aragón, el productor arremetió verbalmente contra ella cuando le plantó cara: «Travelo de mierda, eres una travesti envidiosa, puta, transexual envidiosa, ten cuidado conmigo, que soy gitano». Otra de sus víctimas fue el comunicador Bob Pop, que resumió en Twitter los hechos: «No hay que resignarse a soportar al borracho baboso de turno como si fuera un precio a pagar por salir de fiesta».

Por primera vez, un abuso en el cine español llega al juzgado con nombres y apellidos pocos días antes de los Goya. «Tolerancia cero hacia cualquier forma de violencia, decimos basta a la impunidad de este tipo de delitos», proclama CIMA, la principal asociación de mujeres cineastas, que ha rehusado hablar con este diario y se remite a un tuit en el que destaca «la rapidez y eficiencia del protocolo de actuación activado desde la organización». Varias actrices y productoras consultadas también prefieren no hacer comentarios. «Las únicas agresiones que conozco son a mujeres que, por ahora, prefieren no hablar, pero te agradezco que pongas el tema sobre la mesa», se disculpa una premiada productora.

«El secreto mejor guardado del cine español es el nombre de nuestros acosadores sexuales», bromeó el cómico Julián López en los Feroz del 2018, un macabro augurio de lo sucedido este año. Otro director nominado a los Feroz también está denunciado por acoso, aunque su nombre todavía no ha trascendido. La secretaria de la Unión de Actores y Actrices, Silvia de Pé, ha reconocido haber sufrido acoso. «Hablando con compañeras me he dado cuenta de que, desgraciadamente, es muy poca la gente que conozco a la que no le he pasado nada».