Un caballo de Troya para el cáncer: investigadores gallegos diseñarán cápsulas biocompatibles para llevar la terapia CAR-T a tumores sólidos

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

De izquierda a derecha:  José Rivas, Sandra Hervás, Xosé Bustelo y Mariona Baliu-Piqué
De izquierda a derecha: José Rivas, Sandra Hervás, Xosé Bustelo y Mariona Baliu-Piqué

El proyecto CARTsol, financiado con un millón de euros y coordinado por la USC, busca salvar las barreras que la inmunoterapia tiene actualmente para llegar a tumores en órganos y tejidos

09 ene 2023 . Actualizado a las 20:01 h.

Aunque la terapia CAR-T ha demostrado grandes resultados en los cánceres hematológicos, tiene más dificultades para llegar a los tumores sólidos. Una de las prioridades es diseñar nuevas vías que permitan a las células CAR-T (linfocitos T del propio paciente que son entrenados para reconocer antígenos de un cáncer concreto y atacarlo) llegar a esos tumores que forman masas celulares en órganos y tejidos, como puede ser el cáncer de mama. En eso, precisamente, consiste el proyecto CARTsol, que aúna a investigadores de diferentes disciplinas en el diseño de una especie de caballo de Troya que permita extender la inmunoterapia a más tipos de cáncer.

La metáfora del caballo de Troya, que utiliza José Rivas para explicar en qué consiste CARTsol, no podía ser más gráfica. El asedio de Troya terminó gracias a la argucia de los griegos de construir un enorme caballo, que dejaron como regalo a las puertas de la ciudad, y que llevaba en su vientre a los soldados.

Es exactamente la misma táctica que se aplica en CARTsol, porque el proyecto, que ha sido financiado con un millón de euros por el Ministerio de Ciencia e Innovación, tiene como objetivo el diseño de una cápsula que permita llevar esas células entrenadas para su liberación dentro del tumor y que estas puedan atacarlo antes de ser bloqueadas por las propias células tumorales..

«Trabajamos desde hace tiempo con materiales biocompatibles y porosos y adecuados para trabajar en biomedicina», explica Rivas, físico de materiales en la USC. Así que con su larga experiencia, diseñarán cápsulas hechas de un biopolímero muy flexible, que albergarán un cóctel de biomoléculas que, una vez colocadas cerca del tumor, serán liberadas para combatirlo.

La primera ventaja sería la posibilidad de que la inmunoterapia no sea desactivada por el ambiente hostil presente en la mayoría de tumores. Y «como se puede ajustarla porosidad de la cápsula, permite que las células CAR-T se liberen de una forma controlada». Eso tiene grandes ventajas a la hora de aumentar el flujo de las células o no hacia el tumor, explica Rivas.

Las cápsulas llevan en su interior un hidrogel, que es el portador de las células CAR-T. En el momento en el que se introduce la cápsula, comienza a liberar las células entrenadas para combatir ese cáncer.

La inmunoterapia es la clave, pero en las cápsulas se introducen otros elementos. A través de la nanotecnología, se introducen en la cápsula también partículas de magnetita biocompatible, lo que le da propiedades magnéticas. Eso permite, a través de técnicas de imagen como la resonancia magnética, «ver la trayectoria que siguen esas células y lo que está pasando ahí dentro». Los materiales, al no ser reconocidos como cuerpos extraños, reducen las posibilidades de fibrosis y su flexibilidad facilita la implantación y extracción mediante laparoscopia.

La posibilidad de introducir nanopartículas magnéticas tiene otra ventaja. A través de una radiación magnética de media frecuencia, las partículas absorben energía y se calientan puntualmente. «Las células cancerígenas son muy sensibles a la temperatura. Si quedase algún residuo, o si se necesita algún tratamiento adicional, se podrían calentar como una segunda posibilidad de ataque al tumor», explica José Rivas, que estará al frente de un equipo multidisciplinar en el que participan Jorge Mira y Yolanda Piñeiro del grupo Nanomag, y Carmen Álvarez-Lorenzo y Ángel Concheiro del grupo ID-Farma; el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca (centro mixto del CSIC y de la Universidad de Salamanca), partícipe del Centro de Investigación Biomédica en Red de Cáncer (CIBERONC), liderado por Xosé Bustelo; el Cima Universidad de Navarra, liderado por Sandra Hervás Stubbs; y Galaria, empresa pública de servicios sanitarios, con Mariona Baliu-Piqué y Alicia Piñeiro Redondo.

«Usando un símil bélico, es como poder bombardear toda una zona de guerra tras haber inactivado las defensas antiaéreas del tumor», explica Xosé Bustelo. Para comprobar su eficacia, se utilizarán modelos de ratón de cáncer de mama, que serán tratados con células CAR-T. 

«El de mama sigue siendo un cáncer de gran prevalencia, y pese a los avances, para algunas variantes muy agresivas la inmunoterapia podría suponer un gran beneficio» ,explica José Rivas. La propuesta que hace CARTsol deberá ser posteriormente comparada con otras estrategias para valorar cuestiones como la eficacia, la rapidez, y la seguridad. En un futuro, si esta vía de investigación prospera, podría iniciar fases clínicas, es decir, probar si funciona en humanos. 

La empresa Galaria, en con su unidad de producción de células CAR-T, recientemente construida en espacios de la USC a través de un acuerdo de colaboración, es la que se encargaría de la producción de esta inmunoterapia a través del modo GMP (Good Manufacturing Practice) para su posible traslación al ámbito clínico. «Con este abordaje, queremos cerrar en el proyecto todo el ciclo de desarrollo y producción que va desde la innovación en el laboratorio hasta la implementación, siguiendo la exigencia de un centro de producción de inmunoterapias», aclara Alicia Piñeiro, una de las responsables de la empresa.