El 35% de los jóvenes españoles sufrió síntomas de depresión tras la pandemia

Álvaro Soto MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

El covid redujo la esperanza de vida en varios países de la OCDE
El covid redujo la esperanza de vida en varios países de la OCDE WU HAO | EFE

España es el segundo país de la UE en el que más adultos padecieron problemas de salud mental en el 2020, según un informe de la OCDE y de la Comisión Europea

05 dic 2022 . Actualizado a las 14:24 h.

España ha sufrido con especial virulencia los problemas de salud mental que la pandemia ha disparado en toda la Unión Europea. En el 2020, era el segundo país con más adultos deprimidos de Los 27, solo por detrás de Austria, y el quinto con más jóvenes en esta situación, tras Noruega, Austria, Suecia e Islandia.

Según el informe «Health at a Glance: Europe 2022» («La salud en un vistazo: Europa 2022»), elaborado por la OCDE y la Unión Europea y publicado este lunes, el 22,5 % de los adultos españoles sufría síntomas de depresión en el año de inicio de la pandemia, una cifra que se elevaba hasta el 35,3 % en los 'jóvenes adultos', un grupo que, en esta investigación, comprende a las personas de entre 18 y 29 años.

El estudio hace hincapié en el impacto de la covid-19 en la salud mental de los jóvenes. Si antes de marzo del 2020 este colectivo padecía menos problemas mentales que los adultos en la Unión Europea (6 % de afectados, frente al 7 % de los mayores), la emergencia sanitaria ha dado la vuelta a la situación.

 «En la actualidad existen pruebas abrumadoras de que la salud mental de los jóvenes se ha deteriorado de forma desproporcionada en el transcurso de la pandemia», explican los autores del informe. De esta manera, con el covid, «la proporción de jóvenes que declaraban síntomas de depresión era al menos un 50 % mayor que la media de la población en casi todos los países europeos. Está claro que la pandemia se ha cobrado un alto precio en los jóvenes», señalan.

El informe advierte, además, de que las circunstancias no apuntan hacia una mejora de la situación, por lo menos, en el corto plazo. De hecho, tras una etapa de estabilización, e incluso de cierta mejoría, durante los últimos meses de 2021 y principios de 2022, los problemas mentales han vuelto a repuntar entre los jóvenes europeos durante este año a causa de «la guerra de Rusia contra Ucrania, el aumento del coste de la vida o la crisis climática», subraya el documento.

Los encierros prolongados, la falta de comunicación con familiares y amigos o la sensación de no vislumbrar salidas profesionales o laborales son algunos de los factores que explican el aumento de las enfermedades mentales entre los jóvenes. En España, siete de cada diez jóvenes declara sentirse en una situación financiera precaria, una clasificación en la que solo están peor los jóvenes de Irlanda, Portugal, Polonia y Alemania. Los autores destacan que «los jóvenes en situación económica precaria y los jóvenes en riesgo de exclusión estaban en mayor riesgo de padecer trastornos mentales».

Obligados por el estricto confinamiento domiciliario de la primavera de 2020, los estudiantes españoles están también entre los europeos que más redujeron el ejercicio físico, que actúa como freno a los problemas de salud mental.

El número de adolescentes que no seguía la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de realizar una hora de ejercicio físico diaria pasó del 34 % al 86 %.

«La actividad física es un factor de protección para la buena salud mental, y una baja actividad física puede contribuir a los problemas de salud mental de niños y adolescentes», recuerdan los investigadores.

La esperanza de vida en España, la más alta de la UE pese al coronavirus

España fue en 2021, con 83,3 años, el país de la Unión Europea con la esperanza de vida más alta por delante de Suecia (83,2) y eso pese al fuerte aumento de la mortalidad en el primer año de la epidemia del coronavirus que no se pudo corregir en su totalidad en el siguiente.

En su informe sobre la sanidad en Europa publicado este lunes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) cifra en 0,7 años la pérdida de esperanza de vida en España entre 2019 y 2021, una evolución peor que la de países nórdicos o de Europa occidental como Suecia, Dinamarca, Finlandia o Alemania, donde las estadísticas casi no se han movido en esos dos años.

España, como Italia o Bélgica, sufrió un serio incremento de la mortalidad en los primeros meses de la pandemia, pero la situación ha mejorado después, con un impacto atenuado en la mortalidad.

Las españolas, las que viven más

Sus mujeres en 2021 tenían, con 86,2 años, la mayor esperanza de vida en los veintisiete países miembros de la UE, seguidas de lejos por las francesas (85,5), las italianas (85,1), las suecas (85), las luxemburguesas (84,9) y las finlandesas (84,7).

En el caso de los hombres, entre los que hubo muchos más fallecimientos por covid, la esperanza de vida de los españoles (80,3 años) la superaban en 2021 los suecos (81,4), pero también los malteses (81,3), los irlandeses (80,8), los luxemburgueses (80,7) y los italianos (80,6).

Fuera de la UE, solo un país europeo tenía una esperanza de vida superior a la de España, Suiza con 84 años. Su estadística de los hombres es la más alta de todas las del Viejo Continente con diferencia (81,9 años), pero la de las mujeres es inferior a la de España (85,9).

Es en el centro y en el este de Europa donde se han producido las mayores caídas de esperanza de vida entre 2019 y 2021, con hasta 3,7 años en Bulgaria, 3 en Eslovaquia, 2,7 en Rumanía y 2,4 en Polonia, con una media de 1,2 años en el conjunto de la UE.

Eso está en relación directa con la mortalidad por covid, que entre el inicio de la pandemia en el Viejo Continente en marzo de 2020 y octubre de 2022 ha llegado a superar los 4.000 fallecimientos por millón de habitantes en Bulgaria, Hungría, Croacia o Eslovenia, mientras se quedaba por debajo de 2.000 en Dinamarca, Países Bajos, Irlanda, Finlandia, Suecia, Alemania y Estonia.

España, con 2.431 muertes por millón de habitantes, se queda por debajo de la media europea (2.632), a un nivel similar al de sus dos vecinos inmediatos Portugal (2.452) y Francia (2.532).

En los registros oficiales de los veintisiete países de la UE, más de 1,1 millones de personas han muerto de coronavirus desde el inicio de la pandemia hasta octubre de este año. Pero la OCDE señala que a eso hay que añadir otras 300.000 cuyo fallecimiento se puede atribuir también de forma directa o indirecta.

Y en paralelo, hay que tener en cuenta que se estima que la vacunación permitió evitar 250.000 muertes únicamente en 2021.

España era en el 2019, antes de la covid, el país con la más baja mortalidad de la UE, y la principal razón es una incidencia relativamente baja de las enfermedades del aparato circulatorio como causas de fallecimiento.

De las 791 muertes por cada 100.000 habitantes que hubo en España ese año, estadística netamente inferior incluso a las de Italia (829) y Francia (830), 214 fueron por las enfermedades circulatorias.

En términos relativos, representaron un 27 % en España, cuando en el conjunto de la UE pesaron de media el 35 %. La mortalidad por cáncer en España (226 fallecimientos por 100.000 habitantes), aunque también estuvo entre las más bajas, supuso un 28,5 % del total, un porcentaje superior que en el conjunto de la UE (26 %). 

España con más médicos, pero peor pagados, que en la UE, y menos enfermeras

España es uno de los países europeos que más médicos tiene en relación con la población, aunque peor pagados, pero al mismo tiempo la proporción de enfermeras está entre las más bajas de la UE, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) con datos relativos a 2020.

El documento publicado este lunes analiza los sistemas sanitarios de la Unión Europea (UE) e indica, por ejemplo, que en 2020 (último año con datos comparables) había en España 6,1 enfermeras en ejercicio por cada 1.000 habitantes.

Es la séptima cifra más baja de los Veintisiete y está netamente por debajo de las 8,3 de la media comunitaria, por no hablar de las cifras de países como Francia (11,3), Alemania (12,1), Irlanda (12,8) y Finlandia (13,6).

Los autores del informe puntualizan, a modo de explicación, que «en algunos países con un número relativamente bajo de enfermeras, como Italia y España, existe un gran número de auxiliares sanitarios (o auxiliares de enfermería) que prestan asistencia a las enfermeras».