Los motivos por los que el régimen chino debe preocuparse por las protestas del covid

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

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Las manifestaciones tienen un hilo conductor común y ya apuntan al presidente Xi Jinping

29 nov 2022 . Actualizado a las 19:39 h.

Las protestas contra las restricciones impuestas por la política de covid cero han puesto al Gobierno chino ante lo que el analista jefe en la región de la agencia Reuters, Pete Sweeney, califica como un «trilema» sanitario, político y social.

¿Qué ha detonado las manifestaciones?

La política de covid cero dinámico, centrada en test masivos y recurrentes combinados con cierres estrictos de edificios, barrios e incluso ciudades enteras, han detonado el malestar acumulado por la población debido a las consecuencias económicas y sociales arrastradas durante casi tres años. En septiembre murieron en un accidente de autobús 27 personas que estaban siendo trasladas a un centro de cuarentena de Guiyang. En las últimas semanas a los empleados de la factoría de Zhengzhou (Henan), que tiene unos 300.000 trabajadores y fabrica la mayor cantidad de los teléfonos iPhone del mundo, están siendo obligados a vivir en la planta en la que se han dado contagios, lo que ha desembocado en protestas violentas. Por otra parte, el sábado en la ciudad de Urumqi (Xinjiang), que lleva soportando los confinamientos desde agosto, un incendio en un edificio se ha saldado con diez fallecidos y los residentes creen que las restricciones retrasaron la acción de los bomberos y la posibilidad de salvarse de los afectados. Sin embargo, las protestas, según ha documentado la CNN se han extendido al menos a 16 ciudades de todo el país, entre ellas Pekín y Shanghái.

¿Qué hace diferentes a estas protestas?

Las manifestaciones contra el poder no son raras en China como pueda parecer, pero suelen dirigirse contra autoridades locales por problemas muy concretos. En este caso obedecen a un problemática que afecta a todo el país y las quejas empiezan a mencionar directamente al presidente de la república, Xi Jinping. Los estudiantes están al frente, lo que hecho inevitable establecer paralelismo con la masacre de la plaza de Tiananmen del 1.989, pero con otros ingredientes como el papel de difusión de las redes sociales, que dificulta el papel de la censura, empleándose a fondo estos días incluso para emitir con retardo los partidos del mundial de Catar y que no se vean las gradas repletas de aficionados sin mascarillas.

¿Por qué el Gobierno no puede cambiar de plan?

La política de covid cero le ha dado al régimen chino resultados espectaculares: apenas 1,5 millones de casos y poco más de 5.000 fallecidos en una población de 1.400 millones de personas. Pero ese éxito es ahora también su principal talón de Aquiles. La gente apenas se ha contagiado y no hay una inmunidad natural que permita una apertura al estilo occidental sin provocar el colapso del sistema sanitario. Sobre todo teniendo en cuenta que la mitad de los mayores de 80 años (que son 27 millones de personas) no tienen la pauta de vacunación completa y, además, la efectividad de algunas de las vacunas chinas está bastante en entredicho.

¿Cuál es la gravedad de la situación sanitaria?

Analizada con los estándares españoles o de otros países occidentales, los contagios que está soportando China, pese al récord que marca día tras día, están en la barrera de los 40.000. España llegó a superar los 60.000 con 30 veces menos habitantes. El problema radica en que China tiene más de 250 millones mayores de 60 años —lo que se considera población vulnerable al covid—, más que el conjunto de habitantes de Brasil y con una cobertura de vacunación bastante deficiente. De ahí que ayer el Gobierno alemán confirmase que está en contacto con el chino para hacerle llegar las vacunas de ARN de Pfizer-Biontech.

Xulio Ríos, analista experto en la realidad política y social de China
Xulio Ríos, analista experto en la realidad política y social de China

Xulio Ríos: «É pronto para dicilo, pero ata a paciencia china se esgota»

El director del Observatorio de la Política China advierte estas protestas no conviene «sobrevaloralas nin subestimalas» 

Para el presidente de honor del Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional (Igadi), Xulio Ríos, «é un pouco pronto para dicir se isto é cousa duns poucos días ou vai seguir medrando», pero ten claro que «ata a paciencia china se esgota» y, en contra de lo ocurrido con protestas anteriores, esta tiene la potencialidad de «ser moi transversal». Por eso cree que estas manifestaciones no conviene «nin sobrevaloralas, nin subestimalas» porque sus implicaciones habrá que medirlas en función «do impacto que poidan ter no partido a nivel central». La afección al régimen, que acaba de celebrar su congreso quinquenal, se mide más que nunca por la lealtad a Xi Jinping y habrá que ver si los descontentos conectan con este malestar ciudadano hasta el punto de abrir algún tipo de grieta. 

Lo que sí tiene claro el también director del Observatorio de la Política China, es que el covid es «un fío condutor que pode atravesar China dunha punta á outra» y su potencial de desestabilización y disensión está ahí.

Esas ansias de demostrar la máxima lealtad al líder y al poder central han implicado, en palabras de Ríos, que los funcionarios locales hayan exacerbado la realidad de la lucha contra el covid siguiendo con «extremo coidado e máxima pulcritude» las directrices centrales para no verse señalados. Tanto que, incluso cuando desde Pekín se preconiza cierta distensión en las medidas, el rigor de su aplicación en los territorios se mantiene.

Al margen de implicaciones políticas, Ríos cree que el Gobierno no lo tiene nada fácil en el plano técnico, porque el gigante económico chino ocupa el puesto 85 en el índice de desarrollo humano y los déficits del sistema de salud, «non só no medio rural», implicarían que una estrategia más laxa como la occidental supondría millones de contagios y muchísimos muertos en cuestión de semanas, «ata o punto de que os médicos terían que elixir a quen poden atender, quen morre e quen vive» y el propio sistema socialista con características chinas quedaría en entredicho.