José Ares, torneiro y carpintero: «As pezas só se fan con paciencia»

M. Guntín / M. Fernández RIBEIRA DE PIQUÍN / LA VOZ

SOCIEDAD

Desde un precioso valle de Ribeira de Piquín, José Ares dedica sus días de jubilado a trabajar la madera. Elabora desde utensilios de cocina a juguetes o instrumentos musicales, que luego vende en las ferias

30 nov 2022 . Actualizado a las 09:10 h.

Desde Sadrarín, con vistas a uno de los preciosos valles que conforman el paisaje de Ribeira de Piquín, trabaja José Ares (1959). Torneiro y carpintero, su buena mano trabajando la madera se la debe a su padre, que se dedicó profesionalmente a ello durante buena parte de su vida. De niño, Ares lo observó curioso mientras trabajaba. Con una mezcla de ironía y buen humor, Ares explica desde su taller —también herencia de su progenitor— que el secreto está en la paciencia: «As pezas só se conseguen poñendo moita calma sobre a mesa, a présa aquí non ten cabida», sostiene.

Desde utensilios de cocina hasta instrumentos musicales, pasando por juguetes, decoración e incluso percheros o cascanueces. «Aquí todo é manual, velo? Con isto aforras na luz, tan cara como está», dice con una sonrisa de oreja a oreja una buena mañana de invierno, mientras sostiene un abrelatas de madera.

Aunque tuvo un buen maestro en su infancia, José Ares es un autodidacta. No se profesionalizó en esto de la carpintería durante su etapa laboral y esperó a la jubilación para adentrarse en el apasionante mundo de la madera. «Tiven vacas de leite que vendín no 2003, despois estiven empregado nunha empresa de carpintería e, coa crise, botáronme. Non volvín traballar, agora as horas do día pásoas no taller, traballando ao meu ritmo, uns días máis, e outros menos», cuenta desde su santuario, en el que se entremezclan distintos tipos de madera con herramientas de todo tipo.

José Ares trabaja en el taller que heredó de su padre, en Ribeira de Piquín
José Ares trabaja en el taller que heredó de su padre, en Ribeira de Piquín FOTO MANUEL

Lo de José con el oficio es también un pasatiempo: «Gaño pouco, pero é un complemento á pensión». Domina el material, y también los utensilios que le permiten moldear muchos tipos de madera. El material lo extrae él mismo de sus fincas, aunque también utiliza maderas tropicales que se ve abocado a comprar.

Cornos de gaita, peitoques, mantoques, tarrañolas... pero también cucharas especiales para la miel que hacen que esta no se escurra o peonzas, flores... La base es siempre la misma: la madera. Llama especialmente la atención cómo toca y domina José Ares todos y cada uno de los instrumentos que fabrica: «Para vendelos, teño que ofrecer unha mostra. Fíxate, cada madeira soa diferente», dice con parsimonia.

«As pezas só se conseguen poñendo moita calma sobre a mesa, a présa aquí non ten cabida»

Desde Casa Bortelín, que debe su nombre a la casa natal de su abuelo, su hogar y su taller están separados por un antiguo paso de carros. Allí está buena parte de su vida, de su historia y sus pasiones. Cuando tuvo animales, guardaba la hierba en una de las propiedades anexas a la vivienda y trabajaba la tierra que allí posee. Ahora cruza ese camino ya asfaltado y, cada mañana, se pone manos a la obra.

De feria en feria, Ares viaja con su Peugeot cargado de cajas que contienen todas las piezas que trabaja. «Ás veces saio da provincia de Lugo e chego aos mercados de Asturias. Gústame andar por aí», relata.

Aunque fantasea con ampliar su taller para hacerlo más cómodo, explica que por el momento no tiene fondos suficientes: «Todo ao seu tempo, eu polo momento sigo traballando».

Raíces

Con padre carpintero, aprendió de él cuando era niño y luego se autoformó

Curiosidades

Ares vive en Sadrerín, una aldea del segundo concello menos poblado de Galicia