Los chinos se hartan de los confinamientos del covid cero y rompen el cerco de sus barrios

j. v. l. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

TINGSHU WANG | REUTERS

Surgen protestas cuando el país marca el máximo de casos de toda la pandemia

25 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Más del 30 % de los chinos mayores de 80 años todavía no están vacunados contra el covid. El virus apenas ha circulado por el país si se compara con el nivel de infecciones registrado en Europa y en la mayor parte de puntos del planeta, con lo que tampoco hay unos niveles sólidos de inmunidad natural derivada de los contagios. Si a ello se suma un sistema de salud insuficiente para dar respuesta a una eventual explosión epidémica en megaúrbes superpobladas, las autoridades del gigante asiático cada vez tienen menos margen para dar marcha atrás en su política de covid cero. Una estrategia que le ha dado grandes resultados —solo 5.232 fallecidos oficialmente registrados en un país de 1.400 millones de habitantes—, pero que ahora se está revelando como un lastre mientras el resto del mundo transita hacia una normalidad pospandémica. Y de ahí el hartazgo creciente de la ciudadanía que está empezando a mostrar algunos signos de rebeldía, dentro de lo posible en un régimen represivo como el chino.

«¿No hay niños y ancianos en Catar?» o «veo en la televisión a la gente en el estadio sin mascarillas y gritando a pleno pulmón y yo no puedo ni salir de casa» son algunas de las quejas de los usuarios de la red social Weibo, para denunciar el contraste de su situación con el Mundial de fútbol, cuya publicidad inunda también el centro de algunas ciudades chinas.

En Lasa (oeste) y Cantón (sureste), que están repletas de distritos confinados, algunos residentes han empezado a derribar las vallas que delimitan sus barrios. En Zhengzhou (centro), donde se ubica la mayor planta de ensamblado de iPhone con más de 200.000 trabajadores, se han producido enfrentamientos entre los empleados y la policía a raíz de las disputas salariales después de que la empresa taiwanesa Foxconn ofreciese pagas extras para retener a los operarios durante un rebrote en la zona.

Las restricciones han llegado también a Pekín, donde las autoridades han impuesto una reducción de la movilidad social con el cierre de escuelas, parques, museos y otros recintos públicos.

Pese a todo, China marcó ayer el máximo diario de contagios desde el inicio de la epidemia. Los 29.754 positivos detectados superaron los 28.973 a los que se llegó a mediados de abril en pleno confinamiento de Shanghái.