
Al ritmo de emisiones actual ascenderá al menos 2,8 grados a finales de siglo
29 nov 2022 . Actualizado a las 09:03 h.En la última cumbre del clima de Naciones Unidas celebrada en Egipto, la COP27, se puso en cuestión el objetivo del grado y medio. Finalmente sí apareció en el documento que se aprobó, pero el simple hecho de cuestionarlo ya resulta difícilmente aceptable. Habrá que esperar a la celebración de próximas conferencias para comprobar si fue un hecho aislado o un cambio de actitud.
La ciencia lleva tiempo señalando que al ritmo de emisiones actual la temperatura media global habrá ascendido al menos 2,8 grados a finales de siglo. Es un valor muy por encima de 1,5 grados que realmente parece muy difícil de conseguir si se tiene en cuenta que ya estamos en 1,2. De hecho para alcanzar ese límite habría que reducir las emisiones de manera drástica y de forma inmediata. Sin embargo, no dejan de aumentar.
Los seres humanos nos guiamos mejor cuando disponemos de una hoja de ruta y nos motivamos más si tenemos un objetivo fijado. Para esto está pensado el límite de 1,5 grados establecido en el Acuerdo de París. La idea era reforzar la ambición a la hora de reducir la huella de carbono. Eliminarlo sería como dar por perdida la batalla contra el cambio climático y poco menos que un mensaje de sálvese quien pueda.
Además, cada décima de grado cuenta, y mucho. Del 1,2 grados que ha aumentado la temperatura mundial desde la Revolución Industrial solo la mitad se debe al efecto de los gases de efecto invernadero. La otra mitad es el resultado de los procesos de retroalimentación que el propio sistema climático ha activado como respuesta al cambio.
Por ejemplo, en los polos el aumento de la temperatura genera deshielo que produce mayor absorción de calor y más deshielo. Es decir, un bucle que se retroalimenta. Cada décima que suba la temperatura aumenta el riego de activar nuevos mecanismos de retroalimentación en otros sistemas que regulan el clima de la Tierra, como las corrientes marinas y el Amazonas. Todos juntos funcionan como un efecto dominó. Cuando una ficha cae puede empujar a la siguiente. En definitiva, cada tonelada de co2 que quede bajo tierra importa igual que cada décima de grado. De ahí la importancia del objetivo del 1,5 grados.

El calentamiento del Ártico puede producir inviernos severos en Europa
El sentido común puede hacernos pensar que en un mundo que se calienta solo se puede esperar calor y sequía. Nada más lejos de la realidad. Para empezar hay que tener en cuenta que a más temperatura, mayor evaporación y, en consecuencia, más cantidad de precipitación. En un contexto de cambio climático también es posible que haya episodios de baja temperatura y que aumenten la nieve en ciertas zonas del planeta.
Estos días la comunidad meteorológica no le quita ojo a la amplia cobertura de nieve sobre la zona de Siberia. Es uno de los ingredientes que suelen permitir que se forme un potente anticiclón de origen térmico como el que se va a desarrollar la próxima semana.