Una de cada diez mujeres que recurre a terapias de fertilidad no tiene pareja

redacción LA VOZ

SOCIEDAD

VITOR MEJUTO

Expertas de HM Fertility coinciden en que aumenta la demanda de tratamientos

23 nov 2022 . Actualizado a las 14:08 h.

Es un hecho incontestable. Las mujeres acceden cada vez más tarde la maternidad. Lo hacen a los 32,6 años, frente a los 25 en que lo hacía en la década de los 80, lo que se traduce en una dificultad cada vez mayor para poder concebir a una edad tan tardía, lo que también las obliga a recurrir cada vez en mayor medida a las clínicas de reproducción asistida.

Es un hecho que se ha constatado en el encuentro digital organizado por La Voz de Galicia y HM Fertility Center, de la Maternidad Belén en A Coruña, en el que participaron las ginecólogas Ana Romay y Raquel Carracedo y la embrióloga Rosana Vázquez. Ante este cambio social cada vez más acentuado, las expertas coincidieron en la necesidad de planificar la maternidad cuando los óvulos y el semen aún tienen una adecuada capacidad reproductiva, para lo que existe la alternativa, cada vez más demandada también, de vitrificar los óvulos. Aunque también destacan la necesidad de que en las consultas ginecológicas «se haga una prevención de la infertilidad».

Lo que sí quedó claro es que «hoy en día la edad es el factor más importante del motivo de consulta», según resaltó Raquel Carracedo, que indicó que el actual perfil de las mujeres que acuden a consulta supera, en general, los 35-37 años y, en el caso particular de HM Fertility Center alcanza los 39,5 años. Pero en este perfil de nuevos usuarios también hay cambios. «Hemos visto en los últimos años un incremento de mujeres solas que vienen al centro porque desean ser madres y no tienen pareja o no quieren esperar. Estamos en torno a un 8 % o 10 % de mujeres que vienen al centro en esa búsqueda, datos que coinciden con los de la Sociedad Española de Fertilidad», señala Ana Romay.

Raquel Carracedo apunta otra variante en esta línea: «Es relevante el número de mujeres homosexuales que también quieren acceder a la maternidad con un gameto de hombre donado. Y ahí tenemos distintos procedimientos, que se pueden hacer las dos mujeres, que incluso pueden ser madres de un mismo embrión». ¿Cómo? Lo explica la embrióloga Rosana Vázquez: «En este caso —dice— una sería la donante de óvulos, la que va a recibir la estimulación y, la otra, su pareja, la que va a recibir el embrión. De esta manera, los óvulos y el embrión generado de una de ellas se va a gestar en la otra».

En la infertilidad, sin embargo, no solo influye la edad, sino también el estilo de vida, que no solo afecta a las mujeres, sino que también tiene repercusión en la pérdida de calidad del semen de los hombres. El peso es uno de estos factores. «Tanto la delgadez excesiva como la obesidad se relacionan con un peor resultado reproductivo. Por eso es importante mantener un peso adecuado, con una dieta mediterránea equilibrada que favorezca que nuestros órganos reproductivos y el sistema hormonal funcione adecuadamente».

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Ana Romay

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Además, el estrés, también influido por la angustia del proceso de fertilidad que en muchas ocasiones requiere de apoyo psicológico, altera la función reproductiva, al igual que los tóxicos ambientales, como los disruptores endocrinos. ¿Qué se puede hacer entonces? «Debemos incorporar el ejercicio físico a nuestra cotidianidad, o actividades como el yoga o el pilates», reseña Carracedo.

Tecnología de última generación para visualizar los embriones

 Hace años era habitual que de un proceso de reproducción asistida salieran gemelos o trillizos. Ahora ocurre menos porque la tendencia, tal y como se hace en HM Fertility Center, es hacer una única transferencia «porque avanzamos mucho en la selección y en la viabilidad de los embriones», explica la ginecóloga Ana Romay.

Una técnica que ayuda es el diagnóstico genético preimplantacional, que excluye a embriones con alteraciones en su ADN. «Si el diagnóstico es correcto, ese embrión es el que se transfiere al útero», dice Rosana Vázquez, aunque Romay precisa que solo está indicada «para pacientes de edad avanzada, a partir de los 38 años, que han tenido abortos de repetición o enfermedades moleculares o citogenéticas».

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Dentro de las innovaciones, en las que HM Fertility Center de A Coruña es pionero, el centro ha incorporado el Embryoscope un incubador que permite visualizar los embriones en tiempo real, desde que el espermatozoide se introduce en el óvulo. «Nos permite ver su morfología y cinética, lo que es importante para clasificarlo, lo que también nos posibilita tenerlos en las mejores condiciones in vitro para luego implantarlos», dice Vázquez.

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«En las consultas ginecológicas debería prevenirse la infertilidad»

 A la hora de enfrentarse la infertilidad no hay culpables. Afecta tanto a hombres como a mujeres o incluso a los dos a la vez. De hecho Rosana Vázquez advierte de que «los hombres se tienen que concienciar que también en muchos casos son la causa de infertilidad». Pero también ocurre que «en un 10 % de los casos la esterilidad tiene un origen desconocido», resalta Ana Romay.

Pero, en todo caso, el problema que ocurre ahora es que muchas parejas que quieren tener hijos «siguen llegando a nosotros más tarde de lo recomendable», según Ana Romay, mientras que Raquel Carracedo advierte que «la tasa de embarazo con óvulo propio a partir de los 40 años son mucho más bajas, por lo que lo ideal sería vitrificar ovocitos antes de los 35 años y, si no es posible, a los 36 o 38». Ocurre, sin embargo, que en muchos casos lo que hacen las mujeres, en vez de congelar sus óvulos a tiempo, es llegar a las clínicas «cuando ya no tienen más solución que la reproducción asistida».

Para evitar esta situación, Carracedo, al igual que sus compañeras, aconseja que se implante en las consultas ginecológicas «una prevención de la infertilidad».

«Todo esto no sería posible si no hubiera donantes de ovocitos»

 «La fecundación in vitro es el tratamiento que más realizamos en nuestro centro. Dura entre nueve y doce días. Y luego cinco días más de desarrollo y cultivo embrionario hasta ser transferido al útero. Dos semanas más tarde se hace la prueba del embarazo para saber si ha dado resultado», explica la ginecóloga Ana Romay.

Los tratamientos de fertilidad también son una opción para mujeres que han tenido tumores que han complicado su capacidad reproductiva. En este caso la opción es vitrificar los óvulos para, más tarde, poder tener una familia. «Los tratamientos de vitrificación de ovocitos a día de hoy tienen una tasa de éxito de un 95 % en la supervivencia de los óvulos, aunque siempre tienen más posibilidades los de las mujeres jóvenes», destaca Raquel Carracedo.

Pero en muchas ocasiones, que es lo que les ocurre a las mujeres de mayor edad, los óvulos no son aptos, por lo que es necesario recurrir a los que son donados. En este caso, Ana Romay subraya la importancia de «concienciar a las mujeres jóvenes que quieran donar, porque su papel es muy necesario. Gracias a esta labor de donación de óvulos muchas parejas pueden conseguir su gestación. Todo esto no sería posible si no hubiera donantes de ovocitos».

Los tabúes se han superado, pero aún subsisten con algunas técnicas

 Hace años, las parejas que acudían a un tratamiento a una clínica de fertilidad lo mantenían en el más absoluto secreto. Como mucho solo lo comentaban con su familia más cercana. Era un tabú. Pero ahora la situación ha cambiado. «Sí que es cierto que ahora las parejas lo hablan también con sus amigos, pero hace años no lo sabía nadie, era un tema que se guardaba. Pero hoy en día los famosos que salen en los medios de comunicación dando a conocer sus casos han ayudado a darle visibilidad», explica la embrióloga Rosana Vázquez.

Y sus compañeras coinciden, aunque Raquel Carracedo apunta un matiz importante. «No es lo mismo el tabú en una fecundación in vitro con óvulos propios o una inseminación con gametos propios que una donación. Las mujeres, sobre todo, tenemos más reticencia a la hora de reconocer que el óvulo es un ADN donado por otra mujer. Esta es la parte de la reproducción asistida que todavía supone un tabú».