Cuarta dosis en centros de salud para mayores de 85 que no fueron a los vacunódromos

La Voz REDACCIÓN

SOCIEDAD

Eduardo Allo, recién vacunado en el centro de salud de Carballo.
Eduardo Allo, recién vacunado en el centro de salud de Carballo. Ana García

Arranca la repesca en los ambulatorios. En los grandes recintos, turno ahora para los de 70 a 79 años

18 oct 2022 . Actualizado a las 18:39 h.

Esta vez el Sergas cambió de estrategia. Si en las anteriores campañas de vacunación contra el covid había permitido a los mayores de 80 años ponerse la inyección en el centro de salud más próximo a su casa, para esta cuarta dosis los convocó a todos en grandes recintos. Nada gustó la decisión a los que viven lejos, obligados a desplazarse, ni tampoco a los que casi no se pueden mover, que no son pocos, pero desde este martes, los gallegos con más de 85 años que «no pudieron o no quisieron» acudir al vacunódromo de turno pueden ya poner el brazo en sus centros médicos de referencia. Según el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, 151.000 personas han desfilado este otoño por los recintos masivos, donde desde el pasado viernes se inocula la cuarta dosis a la población de 70 a 79.

Inyección en el coche

A Carmen Seoane la vacunaron en su coche, en el exterior el ambulatorio Concepción Arenal.
A Carmen Seoane la vacunaron en su coche, en el exterior el ambulatorio Concepción Arenal. Sandra Alonso

«Ten 102 anos e non pode moverse con facilidade». Carmen Seoane está en plena forma, pero sus 102 años nadie se los quita. Acompañada de su hija y su yerno, se dirigió ayer en coche al ambulatorio Concepción Arenal, ubicado en el Ensanche de Santiago. Fue una de las aproximadamente 150 personas citadas este martes para vacunarse contra el covid y la gripe en la capital gallega. «Queríamos que a pincharan na casa, pero non foi posible», se lamentaba su hija, que sí consiguió que Carmen no tuviera que entrar en el centro médico: una enfermera bajó a la calle para vacunarla directamente dentro del vehículo. «É mellor así, porque é unha muller maior e non pode moverse con facilidade», comentó su acompañante. Sonriente y de buen humor, llegaba a continuación Delfina Iglesias, que admitió que prefería vacunarse en el ambulatorio que en el Gaiás: «Quédame ao lado da casa». Junto a ella su hija comentaba que su madre estaba citada para la tarde, pero que al depender de alguien que la acompañase solo podía ir por la mañana.

Un despropósito

Concha Santos fue en taxi al ambulatorio de Castro Caldelas.
Concha Santos fue en taxi al ambulatorio de Castro Caldelas. Lolita Vázquez

«Para vir a Castro Caldelas tiven que coller un taxi, ¿como vou pagar un coche ata Ourense?». «No fui a vacunarme a Ourense porque no quise ir, no porque no me avisaran». Así de rotundo se mostraba ayer primera hora de la mañana Luis Díaz mientras esperaba su turno para recibir la cuarta dosis frente al covid y, de paso, la de la gripe. Vecino de Castro Caldelas, considera un despropósito la decisión del Sergas de citar a los mayores en los grandes recintos: «Es injusto que una persona de 85 años, viuda, dependiente, que está viviendo en un pueblo tenga que ir Ourense. Ya son muchos años y hay quien físicamente no puede». Convencido de las bondades de las vacunas, no dudó en acercarse a su centro de salud, a cinco kilómetros de su casa, en cuanto tuvo la oportunidad de hacerlo. Nada que ver con los casi 60 que tendría que conducir para llegar a Expourense. En situación similar se encuentra Concha Santos, que ayer llegó al centro de salud en taxi, buscó una silla y tomó asiento. Una anemia la mantuvo las últimas semanas postrada en la cama. Ahora ya camina, pero no está para grandes paseos, tampoco para estar de pie largo rato, así que lo de ir a un centro de vacunación y hacer cola no le parecía una opción. Menos aún el largo desplazamiento: «Para vir ata aquí tiven que coller un taxi, ¿como vou pagar un coche ata Ourense.

Nada de colas

«Salí vacunada en cinco minutos». A Marisa y a su marido les acompañó ayer su hija al centro de salud de Os Mallos, en A Coruña. Llegaron en taxi porque ambos superan los 90 años y tienen problemas de movilidad. «No me enteré del pinchazo», salió diciendo Marisa. «Las chicas lo hacen muy bien, son un encanto», añadía, encantada con la rapidez del proceso. «Nos vacunaron en menos de cinco minutos». Nada de hacer cola. Ni rastro de masificación. Entre las diez y las doce de la mañana, este ambulatorio apenas recibió a cinco personas para ponerse el refuerzo.

Sin cita

Luisa Durán, en Pontevedra.
Luisa Durán, en Pontevedra. CAPOTILLO

«Puxen as dúas, logo non é bo?». La repesca funciona en Pontevedra en el Virxe Peregrina tanto en horario de mañana —de diez a dos— como de tarde —de tres y media a ocho y media—. Josefa Carreira, de 87 años, acude sola. Explica que no la habían citado. «Parece ser que tiña cita ás 12, pero mirei o móbil e non vin nada. Foi un taxista o que me dixo que viñera preguntar aquí», señala. Llegó y se puso las dos vacunas, la del covid y la de la gripe, que nunca falta porque padece de faringitis recurrentes: «Vaime ben». También Luisa Durán, de 86 años, llega sola. Pregunta antes de subir la rampa si es ahí donde ponen la cuarta dosis. Al acabar no tiene inconveniente en contar que no fue al vacunódromo de Campolongo, que prefirió optar por la repesca. «Puxen as dúas, logo non é bo?», pregunta. «Decidiron eles, a familia. Das outras veces non me deu reacción», relata.

Las veces necesarias

«A ver si con la vacuna gano un día más». Eduardo Allo Bello tiene 97 años, es de Coristanco y un firme defensor de las vacunas. «A ver si así gano un día más», dice. Ayer fue a la repesca en el centro de salud de Carballo porque no pudo desplazarse a Expocoruña. Está dispuesto a que lo vacunarse las veces que sea necesario. Tiene razones para ello: antes de marcharse como emigrante a Sudamérica, donde permaneció 39 años, sufrió de tuberculosis, por lo que está avisado en cuanto a las enfermedades respiratorias. Explica, además, que se sintió muy bien tratado por los sanitarios carballeses.

Información elaborada por: Álvaro Sevilla, María Cobas, Alberto Mahía, Cristina Barral, Cristina Viu y María Viñas.