Dos de cada tres habitantes de los campus comen mal y el 80 % hace un uso marginal de fruta, pescado y verduras. La mitad de los alumnos sufrieron ansiedad o depresión por la pandemia, muy por encima de la media española
18 oct 2022 . Actualizado a las 15:34 h.Los universitarios cuidan su peso, fuman poco y no abusan del cannabis o de otras drogas más que la media de los españoles, pero, sin embargo, beben demasiado alcohol, comen muy mal, tienen una altísima dependencia de sus móviles y sufrieron un golpe psicológico muy superior al del resto de la población como consecuencia de la pandemia.
Estas son algunas de las conclusiones del que podría ser el estudio más completo sobre los modos y hábitos de vida de los habitantes de los campus españoles que se ha realizado hasta la fecha, confeccionado por expertos de la Red Española de Universidades Promotoras de la Salud (REUPS) con el apoyo de la Fundación Mapfre. Es el fruto de un año de trabajo durante el que se recogieron y analizaron las respuestas de 16.574 estudiantes de 18 universidades españolas a una ambiciosa encuesta de unas 180 preguntas.
La radiografía de los hábitos de los universitarios confirma que no escapan a un mal general de toda la sociedad española. El 80% consume alcohol en alguna ocasión y hasta un 24% tiene un riesgo medio o alto de terminar con una adicción, porque en el mejor de los casos bebe dos o tres veces por semana y en el peor más de cuatro días. Los chicos tienen tres puntos más de riesgo que las chicas y quienes más abusan son los de las carreras de Ciencias Sociales y Jurídicas.
Se trata del peor hábito de vida de los alumnos junto con su muy deficiente alimentación. De media dos de cada tres ignoran la dieta mediterránea y abusan de ultraprocesados y otros productos poco sanos, con poca diferencia entre ellos y ellas. Un 80% no llega a las dos piezas de fruta al día ni consume siquiera dos veces a la semana legumbres, pescado o verduras.
Por contra, los casos de peso excesivo entre los alumnos son mínimos, con unos niveles (16,6 % con sobrepeso y 4,7 % de obesidad) que son prácticamente la tercera parte de los de la población general. También es algo positivo su bajo consumo de tabaco, un hábito que tienen el 14,2% de los estudiantes (un poco más ellas), pero que está lejos del 22% de la sociedad española. Los más fumadores son los de Artes y Humanidades y los menos los de Ingeniería y Arquitectura.
La fiesta granadina
El uso de drogas, sin contar el alcohol, está más o menos en niveles similares al del resto de jóvenes y adultos españoles. Un 7,7 % tiene un consumo ocasional o frecuente de cannabis (tres puntos más entre ellos), solo un poco más alto que el 7,3 % del conjunto del país. Esta es la sustancia que utilizan el 83 % de quienes consumen drogas, con tomas mínimas de otras como las anfetaminas. Los estudiantes de Artes y Humanidades fuman marihuana o hachís dos puntos más que el resto.
Pero, más allá de las medias, hay un factor que empeora con claridad todos los registros de malos hábitos de los universitarios: que vivan fuera de la casa familiar, compartiendo piso o en un colegio mayor o residencia. En este caso comen mucho peor, beben y consumen cannabis el doble, fuman seis puntos más, tienen mayor uso problemático de los móviles y los positivos en covid se elevan doce puntos. El paradigma de esta situación es la Universidad de Granada, con diferencia en la que más estudiantes viven de forma independiente. El 57,6 % comparte piso o residencia, prácticamente el doble que en los demás campus. El resultado es que sus alumnos encabezan todos los ránkings de hábitos perniciosos. La otra cara de la misma moneda, la positiva, la protagonizan los estudiantes de Ciencias de la Salud, que hacen honor a sus conocimientos y son los de costumbres más saludables.
Otro hábito social que amenaza con crear problemas, incluso patológicos, a algunos universitarios es el abuso del smartphone, en el que hasta el 31 % se ha gastado más de 500 euros. Este mal uso tiene como protagonistas destacadas a las chicas. Los estudiantes pasan no menos de cuatro horas al día pendientes del teléfono (en la parte alta de la media social) y la mitad reconoce comportamientos que indican un uso problemático del móvil. El 30% tiene problemas a diario para conciliar el sueño, en la mayor parte de las ocasiones por mirar la pantalla hasta que apaga la luz, y casi la mitad corre el riesgo de padecer nomofobia, miedo irracional a estar sin su móvil o a quedarse sin batería o sin conexión.
El shock psicológico de la pandemia
La otra certeza que refleja el estudio es que los universitarios han sufrido un shock psicológico derivado de la pandemia muy superior al del resto de la población, más intenso aún entre las alumnas. La encuesta muestra que el 48,8 % de estudiantes admite tener síntomas de ansiedad o depresión, como poco interés por todo, decaimiento o desesperanza, con bastante o mucha frecuencia y, además, lo que significa entre el doble y el triple de trastornos que los que confesó la media de los españoles ante preguntas muy similares del CIS.
La pandemia, que alteró la normalidad y las clases presenciales en los campus durante casi dos cursos, también provocó miedo en la mitad de estos estudiantes, en el 48,7 %. Uno de cada cinco ha tenido morir a manos de la covid, el 75% temía que muriese un familiar y más de la mitad se angustiaba ante la posibilidad de que las pandemias se convirtiesen en algo permanente en nuestras vidas. Hasta un 44 % de los universitarios se contagió de SARS-CoV-2, aunque solo el 0,7 % tuvo que ingresar en un hospital, y el 10 % perdió a una familiar o ser querido por la covid. Como ocurre con casi todos los hábitos negativos, los estudiantes del campus de Granada fueron quienes menos precauciones tomaron con el coronavirus, pues el 56,5 % terminaron contagiados, doce puntos más que el resto de universidades.