Manel Torres, el español tras el vestido de espray de Bella Hadid: «Me muero por trabajar con Inditex»

María Viñas Sanmartín
maría viñas REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Andrew Rankin

El catalán lleva 20 años creando telas al instante sobre cualquier superficie

08 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La semana pasada Coperni subió a la pasarela de París el primer vestido elaborado con espray en vivo y en directo. Tras la espectacular performance sobre el cuerpo de la modelo Bella Hadid —convertida ya en historia de la moda— está nada menos que un español, Manel Torres, creador de una revolucionaria técnica a base de miles de polímeros que, al contacto con el aire, se convierten en tejido. No es magia, es química. El resultado es una prenda completamente funcional, resistente —se puede lavar y volver a poner— y, además, reciclable. La tela vaporizada es susceptible de disolverse de nuevo en cualquier momento y, de sus cenizas, reencarnarse en nuevo producto. «Estaba convencido de que esto ya existía, de que había un material líquido que pudieses esprayar y hacer tela con él, y no lo encontré; entonces decidí crearlo yo», cuenta desde Londres.

DPA vía Europa Press

Afincado en la capital del Reino Unido desde hace más de 20 años, Torres creció en Tornabous, un pequeño pueblo de Lérida que no pasa de los mil habitantes, donde alimentó su talento fijándose en una abuela costurera que aún hoy, con 96 años, se escapa cada vez que puede a verle a la gran ciudad. «Si tienes una idea, lánzate, no tengas miedo, la suerte va viniendo», exhorta con la autoridad que le da un máster en diseño de moda en el prestigioso Royal College of Art (RCA), un doctorado en ingeniería química, un puesto en el Bioscience Innovation Centre de Londres y una firma propia, Fabrican —Fabric in can, tejido en lata— Ltd, fundada en el 2003 y desde la que ha desarrollado más de 2.000 formulaciones de materiales como la lana, el algodón, la seda o el nailon. Su relato se mezcla con un seseante zumbido de fondo. «Es mi equipo, que está esprayando», explica, divertido.

Torres detalla su labor con el entusiasmo del que aún se sorprende cada mañana con lo que hace, pero lamenta la escasa inversión en investigación de la industria de la moda: «También es bonito, e importante, cambiar el chip. Se gasta muchísimo dinero en marca, en imagen; estaría bien invertir en research, porque de esto también se beneficia el consumidor». Sin dejar espacio a la réplica, añade enseguida: «Yo me muero por trabajar con Inditex y hacer algo súper innovador con ellos o con otras firmas españolas». ¿Algo como qué? ¿Llegaremos a tener botes de espray en el armario para pintarnos rápidamente un vestido apañado al salir de la ducha? No lo ve exactamente así el catalán. «¿Cómo te harías la espalda? Tendrías que ir a buscar al vecino», responde.

Su planteamiento tiene más que ver con una tecnología que encajar en los actuales procesos de confección de ropa y quizá complementos: «Imagínate un molde de maniquí de la talla mediana, como los de los zapatos. Sobre él esprayarías el tejido en vapor que tú quisieses y tendrías hecha la pieza. Podrían hacerlo incluso robots. Las propias tiendas podrían tener una mini factoría,como una impresora, haciendo camisetas para vender. Es abrir otro abanico».

Despliega a continuación razones de peso para tener en cuenta su idea: «Es una tela que no tiene costuras y que además se puede reutilizar». Para centrar su explicación, alude a marcas que continuamente lanzan nuevas colecciones, a la industria de la fast fashion, a su vertiginoso ritmo de diseño y producción para alimentar el actual modelo de consumo acelerado. «El cliente renueva el armario constantemente. Imagina poder dejar en las tiendas prendas que ya no usamos para que sean disueltas y, con ese material, hacer otras nuevas —expone—. Sería una pasada. Este es el concepto de fábrica: el mismo material te hace más material, y esto es lo que me gustaría proponer».

Con el parón que supuso en la economía la irrupción del coronavirus hace ya más de dos años, actualmente solo hay en el mercado un producto que incorpora la tecnología patentada por Torres: un espray cosmético, que se vende en Alemania y que da volumen al pelo a través de filamentos de celulosa. «Se aplica en la raíz y las fibras se adhieren al cabello, generando un aspecto más voluminoso. Es transparente, no se ve —explica—. Y si vas en moto con un casco y te lo sacas, el pelo vuelve al mismo lugar, recuperas el volumen».

En conversaciones con empresas japonesas, alemanas y americanas andaba inmerso cuando sonó el teléfono y los chicos de Coperni le propusieron el show de París. «Tuve que hacerlo a todo correr —admite entre risas—. Durante el funeral de la reina Isabel yo formulaba y sintetizaba materiales contra reloj».

Tiritas y vendajes, diseño de interiores, cosméticos y limpieza de vertidos

Al liberar el espray, las fibras se unen y dan lugar a un tejido cuyo grosor depende de la cantidad de producto utilizado. «Esto no solo puede aplicarse al mundo de la moda —advierte Manel Torres—. Enseguida pensé, esto puede ser una tirita, un vendaje, un parche, o puede servir para tapizar una silla». Al tratarse de un material líquido, acepta todo tipo de «ingredientes», incluso cápsulas de medicamentos que se liberan y penetrarían en la piel. Entre otras cosas, su equipo acaba de desarrollar un material que absorbe el aceite, quedando impregnado en el tejido. Ideal para limpieza de vertidos.