Álex Regueiro, modisto: «Cada traxe ten moita investigación»

SOCIEDAD

XOAN A. SOLER

No recuerda la primera vez que tomó una aguja, pero a los siete años creó su primera prenda: un disfraz. Con solo veinte ya obtuvo la certificación de artesano por la confección de trajes tradicionales

05 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

«Eu coso», responde Álex Regueiro (Teo, 1977) al preguntarle por el término que define su profesión. Pero si tiene que elegir uno opta por el de modista «en alusión a facer moda, non ao xénero». Y en este aspecto reivindica que la RAG equipare el término modisto y modista, ya que en la acepción femenina tiene una menor categoría su trabajo, «cando calquera modista galega de oficio pode facer un patrón, deseñar, facer sabas, un traxe de noiva...». Y Álex es de oficio: «Non lembro o primeiro día que collín a agulla». Cuando era pequeño quedaba con su abuela Maruja, que era sastra-modista. Y ahí empezó a dar puntadas. «A primeira vez que cosín algo completo tiña sete anos. Collín dúas prendas vellas para facer un disfrace de Robinson Crusoe». A los 8-9 años calcetó su primer jersey. A la hora de marcar su futuro con las agujas, al papel de su abuela y de su madre —«foi a miña primeira modelo»— une también la labor del colegio en Calo (Teo), donde aprendió a «calcetar, ganduxar e bordar. A formación de base é moi importante».

En su hogar también están los orígenes de su idilio con el traje tradicional gallego. «De moi novo atopei unhas fotos duns traxes que había na miña casa que me pareceron espectaculares. Despois, pregunteille ás veciñas e fun abrindo o círculo. Aí deime conta de que todo iso se estaba perdendo», explica el creador con taller en Teo que está a punto de cumplir 25 años con el reconocimiento como artesano.

Regueiro no entiende el traje tradicional ciñéndose a confeccionar una prenda, sino que lo que elabora son réplicas de esa vestimenta usada en bodas y fiestas destacadas. «Detrás de cada traxe tradicional hai moita investigación», afirma. Trata de usar los mismos tejidos, cortes, proceso de confección...; busca en libros y documentos. «Estúdase todo», como hizo en 1996 para crear una réplica de la ropa que portó una novia de Ponte Ulla (Vedra) en 1898, donde tiene la documentación del autor y el acta de la boda. Y reitera una demanda con la que lleva años: «O sector do traxe tradicional tiña que estar máis regulado». Eso sí, es consciente de que «é inalcanzable» para las agrupaciones vestir todo réplicas. En su trabajo ligado a la tradición, el teense también incluye la conservación y restauración de piezas antiguas —recuperó los estandartes de El Eco en la presentación del himno gallego—.

XOAN A. SOLER

Pero las creaciones con la aguja de Álex Regueiro no están solo ligadas a preservar la tradición. También crea «vestidos xoia»: «son xoias polo mimo, a parte do acabado». Confeccionaba ropa a medida, pero animado por su marido Alfredo Iglesias —falleció hace dos años— y por unas palabras de Flora Pérez Marcote sobre un proyecto que le encargaron para  la Casa Museo Emilia Pardo Bazán, decidió dar el paso a elaborar «esas prendas únicas, das que non hai outra igual. Levan algo da persoa». Así hace más de una década impulsó con su pareja Alalá, cuyas creaciones portaron mujeres como Carmen Lomana o Carla Royo-Villanova. De las manos de Álex también salieron recientemente las chaquetillas de los chefs Estrella Michelin que se reunieron en Negreira.

¿Cómo se combinan trajes joya y tradicional gallego? «Todo é costura, son inseparables. As prendas xoias déixante crear; o traxe tradicional é limitante, pero é como a busca dun tesouro. As dúas dan adrenalina», responde Álex Regueiro, que entiende su oficio como «costura por pasión, costura con amor».

Vestidos joya

En el proyecto Alalá, Álex Regueiro une tanto la parte dedicada al traje tradicional como a los vestidos joya. «Fanse con patróns distintos, pero todo é costura», dice el teense, también inmerso en el ámbito de la comunicación.