Una potente tormenta solar puede provocar un «apocalipsis en internet»

SOCIEDAD

Movistar +

Científicos sostienen que el actual ciclo del Sol puede ser de los más intensos y aumentar las posibilidades de una gran tormenta

06 oct 2022 . Actualizado a las 17:21 h.

Los sucesos conocidos como «Cisne negro» son aquellos imprevistos que tienen un efecto devastador, capaces de cambiar el rumbo de la historia. Por ejemplo, la pandemia del covid-19. Claro que la ciencia ya alertó sobre la amenaza de una crisis de salud global. Cuando se deteriora la naturaleza aumenta la probabilidad de que un virus salte de los animales a los seres humanos. Pero no se quiso escuchar.

Otro evento que produciría una catástrofe sería una potente tormenta solar. Y como sucede con los asteroides la pregunta no es si ocurrirá, sino cuándo. Varias publicaciones científicas estiman que la probabilidad de que impacte una en esta década es de un 12 %. La serie Apagón (Movistar +) retrata cómo reaccionaría la sociedad española. Y como ya se pudo comprobar durante la primera fase de la pandemia, la respuesta sería caótica.

Una intensa llamarada solar no afectaría a la salud humana, pero sí a la tecnología de la que depende una civilización hiperconectada como la actual. Una de las secuencias más tensas de la serie se produce cuando una experta presente en el gabinete de crisis informa sobre los daños que ocasionaría. «Incremento de la accidentalidad aérea y terrestre, inundaciones, incendios y caída generalizada del suministro eléctrico», entre otros muchos.

La serie pone el foco en el verdadero problema, la ausencia de un protocolo frente a un escenario que en la vida real, como en la ficción, sucederá. Ejemplos en el pasado ha habido muchos. Los episodios más severos ocurrieron en 1859, conocido como Evento Carrington, y en 1921. Provocaron grandes daños en la tecnología de la época, pero eran tiempos menos sofisticados que el actual. Mucha de la tecnología que sustenta el mundo moderno está en órbita.

Un estudio publicado recientemente por Sangeetha Abdu Jyoth, investigadora del departamento de ciencias de la computación en Universidad de California, describe cómo sería ese escenario real. El artículo menciona, por ejemplo, que todos los satélites de órbita baja colapsarían e incluso se producirían «reingresos sin control en la Tierra». Respecto a Internet, menciona literalmente el concepto de «apocalipsis» y añade que los daños «pueden causar apagones a escala mundial y durante varios meses».

El estudio reconoce que Estados Unidos es mucho más vulnerable que otras regiones del planeta por el uso del cableado de larga distancia. «Los cables submarinos son más vulnerables que los cables terrestres, principalmente debido a sus longitudes más grandes», apunta la investigadora. Europa sería más resiliente porque su infraestructura utiliza cables más cortos.

Teniendo en cuenta que una gran tormenta solar puede devolver a la civilización a la Edad de Piedra, este trabajo científico se pregunta qué posibilidades hay de anticipar que ocurra. En este sentido, las primeras noticias no son buenas. El Sol tiene miles de millones de años, pero la ciencia lleva solo unas décadas monitorizándolo. Nuestra estrella es desconocida.

Tampoco resulta esperanzador que el estudio comente que la actividad de la estrella ha sido baja durante las últimas dos décadas. Una tranquilidad que parece tener los días contados. «Una publicación de noviembre del 2020 sugirió que el ciclo actual tiene el potencial para ser uno de los más fuertes registrados. Si esta estimación resulta precisa, también aumenta la probabilidad de un evento a gran escala en esta década», subraya Abdu Jyothi en su artículo.

El escaso conocimiento que hay sobre el astro rey queda patente en el mismo momento en el que se produce la eyección de masa coronal. A partir de ahí, y así lo refleja la serie, entran en juego una serie de variables como la velocidad y la dirección que generan un escenario de máxima incertidumbre a pocas horas del impacto. Es decir, se sabe que viene, pero no qué esperar.

Casos recientes

El 23 de julio del 2012 la comunidad científica se llevó un susto grande. Una tormenta solar como la del Evento Carrington se quedó sin llegar la Tierra por una semana. El proyectil procedente del Sol impactó en el lugar de la órbita en el que se encontraba siete días antes. La National Academy of Science estimó que de haber afectado a nuestro planeta, los costes de la reconstrucción serían 20 veces mayores que los que implicó el huracán Katrina.

El pasado 19 de julio, el Sol también liberó un enorme filamento y esta vez sí llegó a la Tierra. Sin embargo, la velocidad era lenta, algo que favoreció que las consecuencias fueran menores. Otra vez nos libramos por los pelos de un suceso que más temprano que tarde producirá un escenario con consecuencias terribles.