Ni diseñador de coches ni empresario nocturno: las mentiras de Íñigo Onieva

Sara Rubio MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

El exprometido de Tamara Falcó se creó una imagen de emprendedor de éxito que se ha desvanecido con su infidelidad pública

30 sep 2022 . Actualizado a las 20:45 h.

Es el hombre más buscado de España. Íñigo Onieva lleva desde el pasado fin de semana en el ojo del huracán. Y también desaparecido. Aún no se ha pronunciado sobre las mediáticas declaraciones de su ya exprometida Tamara Falcó. Al parecer, se ha refugiado en su casa de la Moraleja, con su familia. «Está muy mal», dice su madre, Carolina Molas. «Yo para los cuernos soy muy cuadriculada, pero es que eso sumado a la mentira...». Estas fueron las palabras con las que la marquesa de Griñón cerró por completo la puerta a una posible reconciliación con su exnovio. Pero, ¿el desliz ha sido la única mentira de Íñigo Onieva?

La prensa del corazón venía advirtiendo desde hacía tiempo de las infidelidades de Íñigo, y desde que se hicieron públicas las imágenes del ingeniero besándose con una chica en el festival Burning Man se ha empezado a analizar con lupa todo lo que le rodea. Hasta la propia Tamara Falcó aseguró el jueves en El hormiguero que ese vídeo no era la única mentira de su novio. Y lo cierto es que hay varias incógnitas en torno a su currículum.

Muchos lo describen como un hombre de negocios, propietario y socio de varias empresas. Pero nada más lejos de la realidad. Sus padres, que ahora están separados, invirtieron en la educación de su hijo y Onieva es graduado en Ingeniería Técnica en Diseño Industrial por la Universidad Antonio de Nebrija y, además, ha cursado dos másteres en el extranjero, uno de Ciencia del Diseño en el Instituto d'Arte Applicata e Design en Turín y otro en el Royal College of Art en Londres.

En su perfil de Linkedin se puede leer que es el fundador de Onieva Desing, una asesoría de diseño de coches, que dice ser su principal actividad, pero cuya página web lleva sin actualizarse desde el 2018. Su presencia en el mundo del diseño ha sido escasa, pues solo ejerció de diseñador durante un año en Seat y dos en la revista Car Magazine.

Su personalidad y sus dotes para la socialización lo han ido alejando del mundo del diseño y lo han acercado al de la noche y la restauración. Íñigo se describe como «partner and creative director» (socio y director creativo) desde hace diez meses de Lula Club, una discoteca en plena calle Gran Vía que se ha convertido en todo un referente de la noche madrileña. Pero no es ni una cosa ni la otra. Según ha podido comprobar ABC, no hay ni rastro de su nombre en el Registro Mercantil, donde sí aparecen como propietarios Ramón Matoses e Ignacio Fernández Fuentes. Y, además, desde el programa Sálvame apuntan a que «no tiene dinero invertido en ningún local de la noche. Es solo relaciones públicas, y tiene un sueldo».

¿Socio de Enrique Iglesias? Siguiendo su relación con la hostelería, Íñigo asegura que trabaja en Mabel Hospitality, una filial de una empresa de inversión privada que es propiedad, entre otros, del deportista Rafael Nadal. Concretamente, y según indica él mismo, ahí se dedicaría al desarrollo de los restaurantes madrileños Tatel y Totó, de quien es socio Enrique Iglesias, hermano de Tamara Falcó. Pero, dicen, «no hay ni rastro de su trabajo» en esta empresa, aunque sí que realiza visitas de forma recurrente. Lo mismo ocurriría con su labor en la empresa WOW Concept, a pesar de que él asegura que es director artístico de la misma desde hace siete meses.

Otro de los proyectos relacionados con la hostelería que tenía en mente Íñigo era la apertura junto a su exprometida (que es diplomada en alta cocina por le Cordon Bleu, la academia culinaria más prestigiosa del mundo) de un restaurante en El Rincón, la mansión que ha heredado Tamara tras el fallecimiento de su padre, Carlos Falcó. Una iniciativa, que al igual que su relación, parece que no irá a buen puerto.

Solo hay que echar un vistazo a su Instagram para comprobar que Íñigo es un apasionado de los viajes y de la buena comida, y que sin duda disfruta compartiéndolo con sus casi 95.000 seguidores. En este último año, ha publicado sus visitas al Celler de Can Roca, uno de los restaurantes más importantes del país, y a Atrio, en Cáceres. También ha realizado multitud de viajes. Dio la bienvenida al año desde República Dominicana, después viajó a Brasil, a Filipinas, a Líbano en verano y su última escapada ha sido a Nevada, en Estados Unidos, para acudir al festival del que ya todo el mundo conoce el fatal resultado.