Ana Boyer viaja desde Catar para apoyar a su hermanastra, que este martes hará su primera aparición pública tras la ruptura. «Sálvame» emite un nuevo vídeo del empresario con otra mujer
27 sep 2022 . Actualizado a las 09:41 h.Tamara Falcó no ha confirmado todavía de forma oficial si su boda con Íñigo Onieva ha quedado anulada definitivamente. Tal vez esté esperando a comunicarlo en la próxima portada de su revista de cabecera, que no ha tenido tiempo ni de publicar el esperado compromiso de una de sus figuras más veteranas y va a tener que explicar todo el embrollo del no-compromiso.
Tamara no lo ha dicho, pero sigue dando todos los pasos necesarios para apartar de su vida a quien fue su prometido durante apenas un par de días. En las últimas horas, la pareja ha dejado de seguirse mutuamente en redes sociales, algo que, según los protocolos de esta era digital, es la primera señal de menosprecio hacia alguien. Otro paso más en el camino hacia el olvido ha sido el ultimátum que la marquesa de Griñón le ha dado a su exnovio para que recoja todas sus cosas del céntrico piso de Madrid que compartían, y que ella paga, de modo que cuando ella decida regresar del fortín de la casa de su madre no se encuentre en la casa con nada que le recuerde a él.
Desde este pasado fin de semana, Tamara se encuentra refugiada en el chalé de Isabel Preysler. A su lado está también su hermana Ana Boyer, llegada expresamente desde Catar para estar al lado de su familia y darle su apoyo en este difícil momento. También, seguramente, para hacer frente común con Isabel Preysler y sacarle de la cabeza a Tamara cualquier posible tentación de perdonar las mentiras reiteradas de Onieva.
El empresario nocturno demostró de forma pública que es capaz de mantener sus embustes sin pestañear no solo delante de ella, sino también delante de las cámaras, como hizo el pasado viernes a su llegada a una boda de la mano de su novia. Soñaba entonces con ser aún capaz de defender su inocencia frente a las imágenes en las que aparece besando a otra chica en un festival de Estados Unidos. Intentó convencer a todo el mundo, con una increíble versión de los hechos, de que habían sido tomadas hace tres años, pero su embuste se vino abajo en pocas horas.
Aquella boda del viernes quedará para la historia, con toda probabilidad, como la última fiesta de la pareja. Amigas de Tamara como Eugenia Silva han borrado de las redes todas las fotos de un enlace que debió de ser especialmente tenso y en el que la presencia de Tamara e Íñigo eclipsó a los mismísimos novios. Pocas horas después, la hija de Carlos Falcó borraba la noticia de su compromiso que con tanta ilusión había publicado el pasado jueves. El domingo, era Onieva, «arrepentido y destrozado», quien confesaba su deslealtad y pedía perdón. Lo más curioso de sus excusas no son solo los errores gramaticales de su texto, sino su petición para que «no se sigan publicando más imágenes» que reafirmen la fama de mujeriego que ya le precedía desde que empezó a salir con la ganadora de MasterChef Celebrity. Porque imágenes hay y parece que no son pocas.
Este mismo lunes, Sálvame publicó otro vídeo, que aseguran fue grabado antes del verano, en el que besa a otra joven en su discoteca de Madrid. Todo el mundo lo sabía, incluida Tamara Falcó, que justificaba su actitud desinhibida como gajes del oficio de un relaciones públicas de la noche madrileña. Así, pasó por alto una y otra vez los rumores que podían haberle servido de aviso para saber que su novio vivía intensamente la fiesta con otras mujeres.
Tamara reaparecerá públicamente este martes. Tras haber cancelado su agenda, finalmente ha decidido asistir a un acto organizado por la inmobiliaria que ha construido su famoso ático de lujo, que esperaba ocupar pronto junto a su novio para emprender una vida juntos. Lo confirmó ayer de noche a través de las redes sociales con un escueto «Mañana nos vemos».
Tampoco en casa de los Onieva viven sus mejores días. Su madre, Carolina Molas, reapareció ayer después de un fin de semana complicado. Aseguró que en la familia están «todos muy tristes» y que el empresario tramposo «está muy mal».