Claudia Roset: «Aunque haya gente a tu lado, ser actriz es un camino solitario»

Carlos Portolés
carlos portolés REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Claudia Roset, en el centro de la imagen, en una escena de «Alma»
Claudia Roset, en el centro de la imagen, en una escena de «Alma» LANDER LARRAÑAGA / NETFLIX

La intérprete es una de las protagonistas de la serie de Netflix «Alma»

19 sep 2022 . Actualizado a las 09:05 h.

Claudia Rosset nació para ser actriz. Se le nota en la voz y en los gestos. Empezó como una chica tímida en una escuela de teatro. Ahora ya encadena papeles protagonistas en series como Servir y proteger o Skam España. Está empezando a llegar a ese punto en el que la reconocen por la calle, y todavía no sabe muy bien cómo gestionarlo. Lo último que ha estrenado es Alma, de Netflix. Y no es su primera vez en la plataforma. Ya compartió reparto con Luis Tosar en la miniserie de Mateo Gil Los favoritos de Midas. Ahora que ha llegado hasta aquí, quiere ir hasta el final. Probarlo todo.

—¿En qué momento se dio cuenta de que su carrera como actriz había despegado?

—Creo que a día de hoy todavía no me he dado cuenta. Sigo sin creerme nada. Yo estoy aquí tratando de creer y de lucharlo. Pero hasta cuando empecé en mis clases de teatro siempre me sentí muy insegura. Veía a todo el mundo con un nivel mejor que el mío. Esa inseguridad te persigue. Pero siempre que trabajo y tengo un momento en el que salta esa chispa me doy cuenta de que esto es lo que quiero hacer.

—Su primera experiencia en el cine fue con Jonás Trueba en «Quién lo impide». ¿Le ayudó mucho esa vivencia previa?

—Fue un momento clave en mi vida. Yo era una niña-rata de instituto (risas) que soñaba con ser actriz. Entonces vino Jonás a nuestro instituto a hacer audiciones y, por supuesto, yo estaba ahí la primera. Me acuerdo que estaba muy nerviosa y acababa de tener educación física. Estaba hecha un asco. Pero me cogieron. Recuerdo cómo lo viví. Un proyecto interesante, experimental. Volví llena de recuerdos y convencida de que esto es lo que quería hacer.

—Si hace cinco años le dicen que las cosas le iban a salir tan bien, ¿se lo habría creído?

—Sinceramente, no. Porque para mí esto es un sueño. Y los sueños, normalmente, no se hacen realidad. Pero a la vez no me veía haciendo ninguna otra cosa. Es una sensación rara. Si alguien me hubiera dicho que iba a aparecer en todos estos proyectos me habría puesto a llorar de la ilusión.

—Ser actriz, ¿le cambia la vida en pequeñas cosas (rutinas, aficiones, amistades...)?

—Sí. A todos los niveles. No solo en lo cotidiano sino incluso en tu pensamiento, en tu filosofía. Es otra forma de ver el mundo. Cuando te profesionalizas se producen efectos normales, como que tu familia esté orgullosísima. Pero también se crea una dinámica extraña. Como si la gente te tuviera más respeto. Cuando, en realidad, yo sigo siendo la misma persona. En algunos momentos me he sentido un poco sola. La interpretación, aunque estés siempre acompañada, es un camino muy solitario. Siempre hay cosas que solo puedes gestionarte tú. Para mí fue fundamental apoyarme en una psicóloga para no perder el horizonte.

—Acaba de estrenar «Alma», su primera colaboración con Netflix como protagonista. ¿Se parece mucho a su personaje en la serie?

—Tenemos muchas cosas en común. Pero en otras cuestiones estamos muy distantes. Deva es tan drástica que en algunos momentos nos fusionamos mucho pero en otros es muy difícil entenderla. Era tan intenso que a veces me costaba distinguir la frontera entre ella y yo. Es una persona que parece muy independiente, pero en el fondo es incapaz de estar sola consigo misma. Por eso nunca está quieta y siempre está en todos los líos.

—¿Un momento especial en su carrera?

—Cuando me dijeron que me habían cogido en Alma. Fue en plena cuarentena, me llamaron por teléfono y me dijeron que me habían seleccionado. En aquel entonces yo ya había decidido que dejaba lo de actriz y me iba a trabajar al circo. Y de repente surgió esto. Estás tanto tiempo luchando por un sí que al final, cuando te lo dan, no puedes pasar de largo. Tenía que hacerlo. Ese momento fue de vértigo y de miedo, pero también de muchas ganas.

—¿Ha llegado ya al punto de que alguien la reconozca por la calle?

—La verdad es que sí. Es muy raro. Porque claro, imagínate que estoy saliendo en pijama a tirar la basura. Alguna vez también me han reconocido en circunstancias graciosas, a las tres de la mañana de fiesta bailando, por ejemplo. Pero sobre todo me han parado por mi personaje en Servir y proteger. Lo ve muchísima gente. Hace unas semanas estuve en un pueblo y unas mujeres maravillosas me invitaron a comer a su casa. A veces no sabes muy bien cómo reaccionar.

—¿Un sueño que le falte por cumplir?

—Tengo varios. Uno es viajar por todo el mundo. Y si puede ser rodando, pues perfecto. Me encantaría rodar en un lugar lejano y hermoso. Otro de mis sueños sería acabar convirtiéndome en una actriz que pueda crear cualquier tipo de personaje y contar cualquier tipo de historia. Quiero probarlo todo.