El covid baja a su mínimo de muertes y la OMS atisba el fin de la pandemia

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

El director general de la OMS Tedros Adhanom
El director general de la OMS Tedros Adhanom SALVATORE DI NOLFI | EFE

Los expertos valoran el optimismo, pero advierten de que aún hay riesgos

16 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La semana pasada se registró el menor número de muertes atribuibles al covid desde el inicio de la epidemia. De ahí que el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, señale que «ya se puede ver la luz al final del túnel», por más que advierta de que no es el momento de relajarse. «Una persona que corre maratones no se para antes de llegar a la meta, sino que corre más y con toda su energía. Estamos en una posición de ventaja y vemos la meta, pero es el peor momento para dejar de correr, sino que lo que tenemos que hacer es correr más rápido y asegurarnos de que cruzamos la línea de meta», ejemplifica.

Los especialistas consultados comparten esa necesidad de transmitir optimismo, pero son bastante más cautos, sobre todo por los riesgos que todavía persisten y la capacidad de sorpresa que ha demostrado el virus, más ahora que el verano toca a su fin y la vida social regresa a los espacios interiores.

«Las declaraciones de la OMS son legítimas. Todo el mundo tiene ganas de pasar página, pero con esta pandemia tenemos que ser cautos, no lanzar las campanas y luego tener que arrepentirnos», señala el epidemiólogo Quique Bassat. «Decir que estamos al final del túnel ahora mismo es cuando mínimo arriesgado porque hay unos cuantos países que tienen unas coberturas vacunales bajísimas», añade el especialista, que ve algunos claroscuros. «Aunque lo que ahora está circulando en el mundo es una versión light del virus, que sobre todo causa menos enfermedad grave por el contexto de la buena cobertura vacunal» también hay países que no cuentan con este nivel de protección y en ellos «el riesgo sigue siendo relativamente alto». Además, incide en el posible componente estacional. «Venimos del verano y el verano ha sido tradicionalmente durante toda la pandemia una época de menos transmisión porque hay mucha más actividad en exteriores, con lo cual no sabemos lo que nos vamos a encontrar. Mi sospecha es que vamos a ver aumentos en la transmisión ahora, pero a los que no tenemos que tenerles miedo. Seguramente aumenten los casos y, probablemente, seguirá habiendo nuevas olas, aunque su trascendencia clínica probablemente sea muy leve. Pero no sabemos lo que va a pasar», admite Bassat.

En la misma línea, aunque con un tono algo más optimista, el experto en salud pública Juan Gestal ve «varios feitos» que hacen «posible» un fin próximo de la pandemia. Explica que estos episodios epidémicos acaban por dos factores: la pérdida de virulencia del virus o el agotamiento de la masa de personas susceptibles de contagiarse. A su juicio, parece que ómicron alcanzó su máxima eficacia biológica porque «ten un período de incubación máis curto (2-3 días) e moita benignidade, xa que más do 95 % dos casos son asintomáticos ou leves». Además, «están comezando a circular os virus respiratorios (gripe, sincitial respiratorio, catarro común...) que non o fixeron durante a pandemia, o que nos fala dunha debilitación do virus pandémico». En cuanto a quienes pueden infectarse, destaca «o elevado número de poboación vacinada, de infectados e mesmo de vacinados que sufriron a infección, que teñen unha inmunidade maior».

Eso sí, Gestal recuerda que la pandemia ya dio varias veces la impresión de que acababa y, aunque cabe la posibilidad de «volva a enganarnos, agora as circunstancias son diferentes». Desde su punto de vista, «o que ocorra na próxima chegada do outono vai ser clave» porque «tería que aparecer unha variante aínda máis transmisible e con maior escape inmune». Por el momento cree que «algúns usos da máscara poderían deixar xa de ser obrigatorios».

Más crítica se muestra la neurocientífica Sonia Villapol para quien las declaraciones del director de la OMS «son demasiado optimistas e pouco reais» y, cuando menos, mandan «unha mensaxe un tanto confusa» porque mientras habla del fin de la pandemia llama a reforzar la vacunación y seguir haciendo pruebas mientras pronostica nuevas oleadas de infecciones.

Villapol recuerda que las vacunas y los tratamientos nos protegen de la enfermedad grave, pero incide en que «existe o covid persistente». En Estados Unidos —donde investiga y da clases— «calcúlase que o 7,3 % da poboación (ao redor de 18 millóns de persoas) sofren síntomas meses despois da infección que lles impiden levar unha vida normal» y todavía no hay un buen diagnóstico, sobre todo de los problemas neurológicos derivados, y mucho menos «tratamentos efectivos e aprobados». De ahí que insista en que «hai que seguir evitando as infeccións» porque «aínda que o covid agudo sexa leve pode arrastrar a síntomas persistentes e debilitantes durante meses, sobre todo cando afecta á saúde mental».

La enfermedad cae al puesto 25.º entre las preocupaciones de la ciudadanía 

El coronavirus ocupaba en julio el sexto lugar entre las preocupaciones de los españoles, según el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas. El 9,3 % de los encuestados mencionaban esta cuestión al ser preguntados. Sin embargo, el mes pasado solo el 2,3 % de los que participaron en la encuesta se acordaron del coronavirus. Hay otros 24 asuntos que les parecen más acuciantes, como la situación económica, el paro, los problemas políticos e incluso el medio ambiente, que sube hasta la quinta posición.

La situación epidemiológica, con las hospitalizaciones y los fallecimientos en mínimos de toda la epidemia, junto con la desaparición del covid del primer plano mediático, permite entender esta considerable bajada de siete puntos en tan solo un mes. Un descenso que no tiene nada que ver con que la ciudadanía haya optado por desentenderse de las cuestiones sanitarias en general. De hecho, la sanidad es la segunda preocupación que manifiestan, solo por detrás de la crisis económica. El 22,9 % de las personas preguntadas señalan esta inquietud, más que la del paro.

Hasta noviembre del año pasado, cuando la pobreza y la desigualdad subió al primer puesto, la pandemia del coronavirus se mantuvo durante 18 meses consecutivos como la principal preocupación de los españoles. El contagio propio y, sobre todo, el de personas cercanas era a lo que más se referían los españoles.