España sigue sin un método eficiente de alerta ante tsunamis

elena martín MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

ANA GARCIA

Galicia, pese al bajo riesgo, tendría las mayores olas del Cantábrico

12 sep 2022 . Actualizado a las 08:11 h.

Tsunami es una palabra que en España suena lo suficientemente lejana como para subestimar dicho fenómeno natural. Tanto es así que, a pesar de contar con más de 7.000 kilómetros de costas marítimas en las que reside el 58 % de la población (unos 23 millones de habitantes), con varias zonas en las que el riesgo de maremotos es alto, ningún municipio español tiene las medidas de prevención y respuesta adecuadas para hacer frente a esta amenaza. ¿Por qué? Ignacio Aguirre Ayerbe, geógrafo e investigador del Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria (IHCantabria), opina que «con los tsunamis en general, como con cualquier riesgo que tiene una frecuencia de ocurrencia baja, se puede prever que los recursos a destinar son menos urgentes y cuesta más hacerles hueco en la agenda diaria».

Juan V. Cantavella, director de la red sísmica del Instituto Geográfico Nacional (IGN), encargado del Sistema de Alerta por Maremoto en España, añade que «el riesgo de tsunami en nuestro país es el mismo ahora que hace 20 o 50 años. La diferencia es que ahora hay más conciencia de ello porque, a nivel mundial, después del tsunami del 2004 en Indonesia, que provocó más de 200.000 víctimas, y del del 2011 en Japón, con 18.500 fallecidos, aumentó la sensibilización de la población y se empezaron a tomar mayores medidas de prevención en todo el mundo, incluida España».

Los que actúan y los que no

Pese a las deficiencias, algunas regiones están empezando a actuar. Destaca el caso de Andalucía, la comunidad autónoma con más riesgo de sufrir un tsunami y la más adelantada en la implementación de medidas de seguridad y evacuación al respecto.

En el municipio gaditano de Chipiona, por ejemplo, este verano han colocado señales que indican la ruta de evacuación más cercana en caso de tsunami, a modo de simulacro. «No son definitivas, probablemente se cambien por una señalización internacional y unificada, pero el ayuntamiento quería comprobar qué reacción provocaban en la población», cuenta Aguirre.

Localidades andaluzas como Huelva también han puesto en marcha proyectos en paralelo. En cambio, en la zona del Cantábrico, mucho menos expuestas al riesgo porque en sus inmediaciones no existen fallas activas cercanas —grietas en el fondo del mar capaces de crear terremotos—, está costando más que se destinen recursos a esta labor. De llegar un tsunami, las olas que alcanzarían Asturias, Cantabria o el País Vasco serían inferiores a los 0,5 metros, según el IGN. No así en Galicia, donde podrían llegar a medir dos metros.