Paz Herrera, ganadora de «Pasapalabra»: «Jamás pensé que me iba a jubilar trabajando en la televisión»

J. Moreno MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

Paz Herrera, en el plató de «La noche de los cazadores»
Paz Herrera, en el plató de «La noche de los cazadores»

Es una de las «cazadoras» del concurso que presenta Rodrigo Vázquez

15 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Es La Profesora de las tardes de La 1. Paz Herrera (Torrelavega, Cantabria, 1959) entra en El Cazador (lunes a viernes, 18.50 horas) para dificultar que los concursantes consigan el máximo dinero posible. Se dio a conocer tras ganar el bote de Pasapalabra en el 2014, aunque fue una de las primeras en participar en Saber y Ganar hace 25 años. Ahora, la arquitecta es una de las cazadoras del formato vespertino que presenta Rodrigo Vázquez y que ha vuelto al prime time de TVE con la segunda temporada de La noche de los cazadores.

—Ha pasado de ganar concursos a dificultar que otros lo hagan.

—Lo llevé muy mal. Pensé que ahora iba a ser como Las Tacañonas del Un, dos, tres para que el concursante no gane dinero. Pero después vi el formato original en inglés y le empecé a ver la miga. Yo también me tengo que ganar el concurso, no es tan fácil. En la ronda final me lo tengo que currar. Me dijeron que participarían concursantes de todo tipo porque este programa no es muy elitista y las dificultades de las preguntas tampoco son extraordinarias. Ellos se ponen muy nerviosos. Y finalmente dije, venga, vamos a probarlo. También era un honor que te elijan como cazadora.

—Se lo pasan muy bien en el concurso.

—Ahora sí, al principio tenía miedo, es un formato con la mecánica marcada y tenías que ser como prepotente, siguiendo el show y el guion. No somos actores y nos costaba bastante. Ahora ya tenemos más soltura y cada uno tenemos a nuestro personaje.

—¿Se ha tenido que preparar de alguna manera especial para «El Cazador»?

—Es distinto a Pasapalabra. Hay que estar más en la actualidad. Nunca había estudiado tanto. Soy de la época en la que todavía uno no se preparaba específicamente para los concursos. Fui a Saber y Ganar con lo puesto y en Pasapalabra solo estudié las capitales del mundo, que veía que las preguntaban mucho. Lo hice con gusto porque me tenía que actualizar. Para El Cazador sí que me puse más las pilas porque tenía más responsabilidad. Te sientes como parte del programa y si eres el cazador, se supone que debes saber las cosas y no puedes defraudar al equipo que está detrás de ti.

—¿Le ha cambiado mucho la vida desde que sale con frecuencia en televisión?

—Cambia mucho. Pasar de ser alguien que solo te conoce tu familia y amigos, como a todo al mundo, pues ahora media España sabe quién eres. Te miran por la calle y te saludan. Me dicen: «anda mira, la de El Cazador». Me acostumbré enseguida porque la gente es amable, aunque a veces te ponen en evidencia cuando me han gritado «eres una de las mentes más brillantes de España». A mí me parece que no sé tanto.

—Con «Pasapalabra» la vida sí que le cambió.

—Antes del bote, estaba en una situación delicada. En todas partes pone que estaba en el paro y no es cierto, porque soy autónoma y me mantenía. Pero la crisis hizo estragos y me fui comiendo ahorros. ¿Me solucionó lo que me faltaba de vida hasta jubilarme? Naturalmente, se me apareció la Virgen. Después, El Cazador ha sido como un reconocimiento de mi trayectoria. Jamás pensé que me iba a jubilar trabajando en la tele, aunque todavía no tengo la edad.

—¿Qué motivación tuvo para empezar a concursar en televisión?

—Mi primer concurso fue Saber y Ganar en 1997. Ese año, en febrero, cumplieron 25 años desde el primer día de emisión. En aquella época sí que estaba en paro y tenía más tiempo para ver la televisión. Comencé a ver el programa de La 2 desde el primer día. Y pensaba que yo sabía contestar las preguntas que les hacían a los concursantes. Entonces llamé, y en mayo ya estaba grabando, muy al principio del formato. Casualmente empecé a trabajar como interina en un instituto y ni me atreví a pedir días, porque acababa de empezar a hacer la sustitución. Después conocí a los compañeros para que me cubrieran días de rodaje. Me lo pasé tan bien y vi que no me ponía nerviosa que cada vez que veía otros programas para concursar, yo llamaba.

—¿Qué recuerdo tiene de «Pasapalabra»?

—Muy bueno. Ahora lo hace un equipo fantástico, pero yo también tuve muy buena relación, y la sigo teniendo, con Christian Gálvez, una gran persona. Me dolió mucho cuando pasó a Antena 3 y que no siguiera. Roberto Leal lo hace estupendamente. Son excelentes recuerdos de Pasapalabra, con gente muy amable. Era una etapa más variada porque no existía la silla azul en el concurso. Estuve 87 programas sin perder. Gané el bote pero hubiera seguido eternamente, porque me lo pasaba muy bien, aunque había tardes en las que me ponía nerviosa por mi rival. Me alegro mucho de que el programa siga y tenga éxito.

—¿Su vida se centró en este programa?

—Depende del trabajo que tengas no podrías hacerlo. Yo era autónoma y si podía. Pasapalabra normalmente lo grabábamos tres días a la semana, tres programas cada día. Venía de Cantabria e iba trabajando en el camino o en el hotel con el portátil. Es difícil compaginarlo con un trabajo de ocho horas por cuenta ajena. Pero no tengo un recuerdo de que estuviera agobiada. Ahora están los concursantes más preparados, que parece que se han aprendido el diccionario.

—¿En qué invirtió el dinero del bote?

—Gané el bote en el 2014 y en el 2021 me compré un piso, sin ninguna historia de lujo. En mi pueblo está la cosa muy cara. No soy muy de comprar, ni fan de la propiedad privada. Así me he mantenido, siendo muy prudente y sin hacer grandes alardes. Viajar sí que lo he hecho. Me hice el camino Inca, que me encantó. Fue muy gratificante llegar a Machu Picchu.