05 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.
El Consejo General de Enfermería (CGE) advirtió ayer que, al margen de que se estén o no utilizando sustancias, los materiales que se usan en los pinchazos fuera del ámbito sanitario —que muy posiblemente no estén desinfectados o incluso se han podido usar con otras personas— lo que hacen es exponer a las víctimas a infecciones como el VIH o la hepatitis. Un riesgo que, en cualquier caso, es extremadamente bajo. Exige un tipo de aguja hueca con un grosor determinado (no un alfiler, ni una chincheta ni nada parecido), clavarla a cierta profundidad, que proceda de alguien infectado... Una serie de condiciones que pueden tener lugar, pero con una probabilidad ínfima.
«Nos encontramos ante una situación que, como profesionales de la salud, nos produce absoluto terror. Es inconcebible que se estén dando este tipo de prácticas, ya sea para llevar a cabo un abuso posterior o simplemente para asustar a las mujeres», lamentó el presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya.
Así, urge a las Administraciones públicas a «trabajar con absoluta premura» para parar estas prácticas e implantar protocolos para ayudar a las víctimas y condenar a los atacantes, y emplazan al Gobierno a endurecer las penas para los agresores por real decreto y a crear acciones de vigilancia y prevención específicas contra estos delitos a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.