Carballos, torres y «camiño de mortos»

emma araújo SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

PACO RODRÍGUEZ

El municipio Brión, en la comarca de Santiago tiene numerosos tesoros patrimoniales y naturales. Un recorrido entre la carballeira de Santa Minia y las torres de Altamira descubre parte de ellos

30 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Brión, por su pertenencia al Val da Maía, ha sido huerta de Compostela y goza del privilegio de que Rosalía de Castro inmortalizase uno de sus espacios patrimoniales en el poema Campás de Bastavales. Pero esta fértil tierra tiene muchos atractivos más allá de haberse convertido en uno de los municipios más pujantes por su cercanía con Santiago. Y buena parte de ellos pueden disfrutarse de la forma más simple y saludable: caminando desde un punto de partida y llegada inmejorable, la Carballeira de Santa Minia, hasta un lugar único, las elevadas torres de Altamira.

La carballeira es el pulmón del municipio, un espacio cargado de historia en el que se erigió una capilla para acoger a Santa Minia, una mártir romana que cada 26 de septiembre reúne a miles de personas en una romería multitudinaria. Este enclave también acoge una feria desde hace más de cien años y vivió acontecimientos históricos como el levantamiento del concello contra el general Espartero en el año 1843.

El recorrido permite conocer Brans de Abaixo y Brans de Arriba, desde donde arranca la subida hacia las torres de Altamira, consideradas el monumento más representativo de la historia de Brión, ya que la antigua fortaleza, que se asienta sobre una acrópolis castrexa, data del siglo IX. Fue destruida durante la revuelta de los Irmandiños y asediada sin éxito en junio de 1471 tras un larga batalla que recientemente se ha convertido en una celebración histórica. El recinto llegó a tener seis torres, un pazo y una capilla, cuyos restos fueron desapareciendo porque el vecindario utilizó la piedra para construir sus viviendas.

Para acceder a las dos torres que quedan hay tres alternativas distintas, en nivel de dificultad y vistas, combinando zonas de monte, terrenos vallados, muros tradicionales y carballos. Uno de los lugares de paso con especial encanto es conocido como «camiño dos mortos», ya que era el itinerario que recorrían los habitantes de varias aldeas de la parte alta de Brión para enterrar a los suyos y pasa por un templo muy desconocido, la capilla de San Clemente.

Conocer ambos espacios y todo su entorno es la excusa perfecta para disfrutar de la Andaina Terras de Altamira, con tres recorridos adaptados a las edades y a las capacidades físicas, ya que el itinerario más accesible tiene 14 kilómetros, el de nivel medio sube hasta los 36 y hay un tercero, ya para deportistas, que llega a los 50 kilómetros, por lo que está incluido en la Copa Galega de Andainas de esta distancia de la Federación Galega de Montañismo y en la Liga de Senderismo de la Federación Española de Montañismo.

Estas tres opciones permiten conocer más caminos en desuso por los que durante siglos pasaron carros y caminantes. Recorrerlos permite hacerse una idea del cambio socioeconómico que ha experimentado Brión. De estos itinerarios destaca la Fervenza do Pozo Negro, de seis metros de altura que desemboca así en el río Tambre. En la zona hay antiguas pesqueiras de lamprea, especie que desapareció con la construcción del visitable embalse Barrié de la Maza.