España esperará a las nuevas vacunas del covid en contra de lo que recomienda Europa

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

MARISCAL | efe

No empezará a poner cuartas dosis hasta la segunda quincena de septiembre

20 jul 2022 . Actualizado a las 22:35 h.

España esperará al menos hasta la segunda quincena de septiembre, cuando estén aprobadas las vacunas contra el covid adaptadas a las nuevas variantes, para inocularle la segunda dosis de refuerzo (cuarta dosis) a las personas más vulnerables: todos los mayores de 60 años, aunque empezando por el grupo de mayores de 80. Así lo dejó entrever este miércoles la ministra de Sanidad, Carolina Darias, al término de la reunión del Consejo Internacional del Sistema Nacional de Salud en el que dio cuenta de que el Gobierno va a sacar la mayor oferta de plazas de formación sanitaria especializada (MIR) de la historia.

Aunque Darias dijo que no quería adelantar acontecimientos y menoscabar las funciones de la comisión de salud pública —que este jueves expondrá sus criterios—, adelantó que «todo apunta» a que la decisión irá en este sentido, después de que la ponencia de vacunas acordase esa cuarta dosis para los mayores de 60 y ahora tan solo falte ponerle fecha.

Una decisión que, por tanto, entra en contradicción con lo recomendado la semana pasada por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC). Los dos principales organismos sanitarios del continente, dada la situación epidemiológica actual, se decantaron por administrar ya la cuarta dosis ahora y continuar con una quinta en otoño, algo que no cuenta ni mucho menos con el consenso de la comunidad científica. «Teniendo en cuenta la situación epidemiológica actual y las previsiones, es importante utilizar las vacunas actualmente disponibles ahora y no esperar a que las vacunas adaptadas a ómicron estén disponibles», señalaron el ECDC y la EMA en una postura que no parece estar en la línea de lo que pretende hacer España.

La reunión del Consejo de este miércoles también sirvió para que el Instituto de Salud Carlos III expusiese las primeras conclusiones del trabajo llevado a cabo por el Consorcio de Investigación Biomédica en Red (CIBER) para definir el covid persistente. Un asunto que, según la ministra de Sanidad, «no estaba suficiente aclarado» por más que la OMS tenga su propia definición. Aquí lo que se buscaba es una concreción más operativa en base a la evidencia científica disponible. Algo que, según esbozó Darias, se concreta en «el conjunto de síntomas multiorgánicos no atribuibles a otras causas que perduraran tras la fase agua de la infección». La mayoría son signos neurocognitivos como pérdida de memoria, dificultades de concentración o confusión, aunque también los hay musculoesqueléticos, como puede ser dolor articular o muscular, limitación de la movilidad o fatiga.

En cualquier caso, el trabajo del CIBER continúa con el objetivo de mejorar el proceso diagnóstico y obtener posibles predictores clínicos y biológicos.