El destino ha querido que desde que tenemos cientos o miles de instrumentos en órbita no haya ocurrido una tormenta muy intensa. La última fue en 1859, conocida como Evento Carrington. Se observaron auroras que llegaban hasta el norte de Colombia y provocó fallos de los sistemas de telégrafo en toda Europa y América del Norte.
Por si fuera poco, se trata de un fenómeno que tardaría en llegar como muy tarde unos tres días desde que sale desde el astro rey. «Todo depende de la velocidad. Un suceso como el de Carrington tardaría solo 24 horas en alcanzar nuestro planeta. Parece poco tiempo, pero es suficiente para hacer muchas cosas si se sabe actuar. El problema es que el organismo que tiene que avisar debe estar preparado y eso es algo que hay que vigilar», advierte.