María Lo, ganadora de «MasterChef»: «Nunca he probado una lechuga y un tomate que sepan como en Galicia»

Mónica Pérez
Mónica Pérez REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

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La concursante vivió cinco años en Santiago y está enamorada de la gastronomía gallega

20 jul 2022 . Actualizado a las 11:15 h.

Con 32 años y desempleada, María Lo decidió probar suerte en el cásting de MasterChef, que acaba de finalizar su décima edición de amateurs. Y desde el principio esta gaditana (mitad china) apuntó maneras. Semana a semana fue recorriendo el camino y en la madrugada del martes se coronó como la ganadora del programa, con un menú en el que no olvidó los cinco años que vivió en Galicia.

—¿Cómo está viviendo todo esto de ser la décima ganadora de «MasterChef»?

—Pues la verdad es que aún estoy intentando bajarme a la Tierra porque es muy fuerte, no me lo creo, he tenido que pellizcarme toda la mañana en plan ¿esto es real?.

—El público la vio casi desde el principio como una de las posibles ganadoras, ¿se sentía así también?

—La verdad es que yo empecé, quizás por todas las emociones habidas y por haber y que es un programa que hace que te emociones mucho, empecé muy segura, tanto jueces como compañeros me dicen lo buena que soy y el nivel que tengo. Luego pasé esa parte de inseguridad mía que me atacó en la semana tres o cuatro de concurso, cuando el suflé, que lo pasé fatal. Pero fue un punto de inflexión que me dije a mí misma: «Tía María, permítete equivocarte». Quizás ese ha sido el aprendizaje más grande que he tenido en MasterChef a nivel personal. Y la verdad es que en los tres últimos programas sí que ahí me visualizaba con la chaquetilla puesta.

—Su etapa en Galicia le marcó tanto como para hacer un guiño en su menú de la gran final.

—Totalmente. A nivel gastronómico estoy completamente enamorada de Galicia. Yo no he probado una lechuga, un tomate y una cebolla que sepan tanto a lo que tienen que saber...

—¿Qué recuerdos guarda de aquellos años?

—La verdad es que los cinco años que pasé estudiando Dirección Hotelera en Santiago fueron muy buenos. Conocí a gente maravillosa, que sigo conservando a día de hoy. Y de verdad tengo muy muy metida todo lo que es la gastronomía gallega. Me marcó mucho el cariño que hay alrededor de una mesa, todos los domingos que me iba con un amigo a su aldea con su familia. ¡Y venga a sacar platos y montañas de comida! Una celebración todos los domingos: eso me parece superbonito.

—Además de los premios, que no son poca cosa, ¿qué se lleva de «MasterChef»?

—De todos ellos sinceramente la Basque Culinary Center es el que más me ilusiona, porque siempre quise estudiar cocina, pero me llevo además el crecimiento personal tan heavy que he vivido. Y haberme dado cuenta de que yo misma he sido capaz de gestionar mis emociones, que más miedo de daban como son la autoexigencia, la inseguridad y el perfeccionismo. Haber aprendido que equivocarse es humano y que ahí es donde se aprende.

—¿El proyecto más inmediato es el paso por la Basque Culinary Center?

—Seguiré trabajando en los proyectos que tengo personales. Me encantaría abrir un servicio de comida a domicilio en Barcelona, con los platos con los que más me identifico y que la gente los pruebe en su casa. Luego tengo un proyecto con mi pareja en Tarragona, tenemos un terrenillo con muchos olivos y vamos a hacer aceite de oliva virgen extra. Y por supuesto el futuro es montar mi propio restaurante, que ha sido siempre mi sueño. Luego esos dos premios que he ganado durante el programa, que es trabajar con Jordi Cruz en el Abac (que será después de la Basque) y la estancia de un año en Cancún, pero eso tengo que ver aún cómo lo encajo.

—Su participación en «MasterChef» ha visibilizado y normalizado su orientación sexual, pero también que una puede llevarse bien con una ex, como ocurrió con Teresa.

—En cuanto a Teresa me siento superorgullosa del mensaje tan bonito que hemos transmitido, la manera natural y fluida, a través de un medio de masas como es la televisión. Que una relación no funciona, y al reencontrarnos estábamos como en el mismo punto de cariño y respeto que teníamos cuando estábamos juntas, pero sin el planto romántico. Es un mensaje que tiene mucho poder, si es mi ex es una persona que ha sido muy importante en mi vida, quiero que siga.

Y me siento superorgullosa de todos los mensajes que recibo de jóvenes que me dan las gracias por todo os que les estoy ayudando con sus familias que ven el programa con ellos y lo que les ayuda esa visibilización y esa normalización. Que esos padres que normalizan gracias a mí la orientación sexual de sus hijos. Me parece una maravilla que me den las gracias por eso. ¡Guau!.