Crónica de un episodio meteorológico histórico en Galicia

SOCIEDAD

El paisaje de O Barco por el incendio
El paisaje de O Barco por el incendio Miguel Villar

La megaola de calor termina este lunes con un importante descenso de las temperaturas

18 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Cada vez que se produce un evento meteorológico extremo asoma el debate del cambio climático. Algunos dirán estos días que es «normal» que haya calor en verano y otros que se trata de una manifestación clara del calentamiento global. La ciencia y los datos permiten salir de dudas. En cualquier caso siempre habrá alguien que retuerza la estadística o simplemente que no quede satisfecho con la información.

En Galicia se han activado más avisos rojos por altas temperaturas en una semana que en 16 años que lleva activo el sistema creado por Aemet para alertar a la población sobre episodios adversos. En Ourense, se ha superado por primera vez la frontera de los 44 grados. Hay que tener en cuenta que la ciudad de As Burgas está acostumbrada a un calor muy intenso y que no resulta fácil establecer nuevos récords. Sin embargo, en los últimos cinco días ocurrió dos veces. Las noches nunca han sido tan cálidas, con picos de 35 grados. En A Mariña se alcanzaron ayer mismo 38,8 grados, un nuevo récord en una zona de Galicia donde el valor más alto en condiciones normales apenas supera los 20 grados.

En el resto de España se han alcanzado registros inéditos en todas las provincias. Entre ellos, destaca los 40,5 grados en el centenario observatorio de Madrid-Retiro. En Portugal el termómetro rompió cualquier marca del pasado en un mes de julio, con 47 grados.

El episodio reciente pasará a la historia como «megaola de calor», un concepto que la comunidad científica se reserva para casos extraordinarios. Y no solo por el reguero de récords que deja, sino también por sus consecuencias. El número de víctimas mortales se cuenta por centeneras, más de mil si se suman los muertos de Portugal, igual que los incendios declarados.

Hay otras formas de ilustrar la nueva realidad climática que está emergiendo en Europa. Por ejemplo a través de los mapas. Estos días los científicos se esfuerzan en mostrar cómo han cambiado los veranos. Uno de ellos es el investigador de la NASA Joshua Stevens, que ha querido enseñar la diferencia entre el mes de junio de 1976 y 2022.

 

«Si las temperaturas de junio fueran las mismas desde 1951-1980, el mapa sería todo blanco. La cantidad de amarillo, naranja y rojo muestra la cantidad de «solo es verano» que ya no es», apunta. La comparación no es casualidad. En 1976 se registró una de las olas de calor más intensas de los últimos 50 años. En el Reino Unido, por ejemplo, forma parte de la memoria meteorológica colectiva como en Galicia el ciclón Hortensia. Sin embargo, aquel junio a nivel global la anomalía de temperatura fue negativa, de -0,13 grados, mientras que el mes pasado fue positiva, con 0,93 grados. Es de esperar que el mapa de julio muestre un rojo más intenso. 

Galicia, territorio DANA

La megaola de calor ha puesto de relieve que los patrones meteorológicos en el hemisferio norte están cambiando y que el noroeste peninsular es una región vulnerable. La nueva dinámica de la corriente en chorro aumenta la formación de las DANA al oeste de la Península. Estas bajas presiones se encargan de canalizar las masas de aire desde África e intensificar el calor veraniego que genera el anticiclón de las Azores. También pueden propiciar una inestabilidad insólita, como la tormenta del pasado jueves.

La comunidad gallega, acostumbrada históricamente a las borrascas frontales se ve amenazada por otro tipo de sistema de bajas presiones. Sin olvidar que en los últimos años, los meandros descendentes del jet stream y la frecuencia de las DANA han favorecido la formación tormentas tropicales y huracanes que afectaron a la comunidad.

Hay una circunstancia que otorga más importancia todavía a lo que está sucediendo este verano. El fenómeno de la Niña sigue activo en el Pacífico. Es un mecanismo oceánico que precisamente tiende a enfriar el planeta. Algunos científicos advierten estos días sobre el tipo de ola de calor que nos puede esperar coincidiendo con el Niño, que actúa al revés, calentando la Tierra. El año más cálido desde 1880 sigue siendo el 2016 por culpa del intenso evento que se desarrolló en el Pacífico Ecuatorial.

Hoy la ola de calor se despide definitivamente de Galicia y buena parte de la Península. El aire africano se traslada a la mitad este. Este lunes hay avisos rojos en comunidades poco habituadas a ellos como la Rioja y el País Vasco. También llega al resto de Europa y el Reino Unido.

La DANA se sitúa al noroeste de la comunidad gallega y provocará que la circulación del aire sea del suroeste. Esto quiere decir que habrá un aumento de la nubosidad con probabilidad de chubascos durante las últimas horas de la jornada. El descenso térmico será notable. Mañana la Depresión Aislada en Niveles Altos se desplaza a la Bretaña francesa, pero Galicia todavía notará su influencia con nubes, algunas lluvias débiles en el oeste y un nuevo descenso de las temperaturas, tanto de las máximas como de las mínimas.

El miércoles la atmósfera recupera el modo verano. El anticiclón se va a situar al norte de la Península. Esto quiere decir que regresa el tiempo seco y que ascenderá el termómetro. Habrá incluso calor, pero dentro de la normalidad. La diferencia con respecto a la situación de la semana pasada es que no habrá una DANA aportando aire cálido y, por tanto, el calor será el típico que genera el anticiclón.