La burbuja del «streaming» se desinfla y las compañías buscan alternativas. HBO Max cancela casi todas sus series europeas y elimina parte de su catálogo
07 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.A Netflix solo le llegan buenas noticias de Hawkins, donde los protagonistas de Stranger Things siguen acumulando visionados y batiendo récords. Fuera de esa realidad paralela el panorama para la plataforma es más aciago, por lo que la compañía ha comenzado a tomar medidas con las que atraer a más público y cuadrar las cuentas. No es la única emisora de estas características que se ajusta el cinturón. La burbuja del streaming amenaza con estallar (o al menos desinflarse) y, ante este temor, conviene replantear los planes de negocio futuros.
El balance en los primeros meses del 2022 no es malo. Al menos no lo es para todos los agentes implicados. Es verdad que Netflix perdió 200.000 suscriptores a nivel mundial, pero otros servicios como HBO Max y Disney siguen sumando clientes. Pese a todo, el sector contempla la situación con cautela. Posiblemente por aquello de que cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar.
Contraseñas compartidas
Netflix ya detectó a finales del año pasado que uno de los problemas de su modelo de negocio eran las contraseñas compartidas —su idea es cobrar un suplemento a quienes quieran usar una cuenta entre varios—, pero no el único. Cuando ellos comenzaron eran prácticamente los únicos en el mercado. Ahora comparten espacio con más de una decena de empresas con catálogos plagados de películas y series, lo que exige pelear más. Prime Video, Apple, Filmin, Disney, HBO, Movistar, Starzplay o Hulu han llegado con intención de quedarse. Y hay otro dolor de cabeza: las consecuencias de la guerra de Ucrania y la recesión económica que se aproxima en todo el planeta. Es más que probable que esto se traduzca en la cancelación de un buen número de suscripciones y eso, por supuesto, derivará en el descenso de beneficios. ¿Qué tienen en mente las plataformas para capear este temporal?
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El plan más cacareado ha sido el de Netflix, que comenzará a incluir anuncios en sus visionados como ya hacen otras empresas audiovisuales, que Ted Sarandos, codirector ejecutivo y de contenidos, confirmó en el Festival Internacional de Creatividad Cannes Lions.
¿Eso quiere decir que se interrumpirán los metrajes con publicidades? No. Se introducirá al principio o al final de cada capítulo o película. ¿Deberán pagar ese peaje todos los usuarios? Tampoco. Solo los que contraten un plan más barato. Habrá otras opciones más caras en las que se omitirán las promociones.
En un proyecto parecido trabaja Disney+, que planea contar con un servicio similar antes de acabar 2022. Esta posibilidad llegará primero a Estados Unidos y saltará después al resto del mundo. Los productos infantiles, según han avanzado algunos medios americanos, estarán libres de publicidad. Las medidas van más allá de las diferentes cuotas para los clientes y las restricciones afectarán a otras áreas. Además, la revista Variety ha publicado esta semana que la fusión entre Warner y Discovery afectará finalmente a la oferta final de HBO. Entre las decisiones tomadas, fruto de esta reorganización, está la de no producir más series originales en países nórdicos, en Centroeuropa, en los Países Bajos y en Turquía. España y Francia se han librado y continuarán contando con títulos propios. Los usuarios suscritos ya habrán percibido este movimiento, puesto que algunas ficciones producidas en esos territorios han ido desapareciendo estos últimos días. Aquellos proyectos que se encontraban en proceso de desarrollo no se salvan, se han cancelado automáticamente.
Otro medio americano, esta vez económico, Bloomberg, también se hace eco esta semana de la situación por la que atraviesa el streaming. De hecho, su análisis todavía va más allá, asegurando de manera categórica que la era del Peak TV — fenómeno por el cual la industria televisiva no hace más que fabricar ficciones a un ritmo tan exagerado que el espectador es incapaz de seguirlas— ha tocado techo y advirtiendo de que la austeridad se ha instalado en la mayoría de estas empresas estadounidenses.
Esta tesis se basa en los recientes recortes que muchas de las compañías del sector han aplicado a la hora de dar luz verde a algunas producciones. Será más difícil que salgan adelante ideas que requieran grandes desarrollos. Algunas, como Demimonde, que HBO había encargado a JJ Abrams (el cocreador de Perdidos), incluso han sido abortadas. Exceptuando el caso de Apple TV —para quien no parece que haya crisis de momento—, todas las plataformas están revisando sus presupuestos.
Las que se salvan
Como en todo, habrá excepciones. Amazon Prime Video no tiene pensado echar el freno con la adaptación de El señor de los anillos. De cómo funcione —como foco de atracción para suscriptores— dependerán más desembolsos similares. Lo mismo pasará con la precuela de Juego de Tronos: de momento, La Casa del Dragón se salva de los recortes. El beneplácito o no de la audiencia será quien finalmente dicte sentencia.