A punto de cumplir 90 años, publica el libro «Alto y claro. Los secretos que nunca he contado». De lo único que se arrepiente es de haberle deseado la muerte a Miguel Bosé
29 may 2022 . Actualizado a las 12:47 h.
En un par de semanas cumplirá 90 años. Y casi se siente culpable por llegar a esa edad feliz, «a pesar de tener la espada de Damocles encima». Porque Jaime Peñafiel (Granada, 1932) afronta lo que él denomina «la última década» de su vida convencido de que solo le quedan dos o tres años. «Yo ya lo he hecho todo y lo he vivido todo», asegura. Lo que no quiere es llegar a centenario. «Cuanto más vives, más solo te quedas», lamenta. Acaba de publicar Alto y claro. Los secretos que nunca he contado (Grijalbo), su libro número 39. Que nadie espere grandes escándalos. «Yo lo que callo no se lo contaré ni a San Pedro. Las confidencias que se me han hecho jamás las desvelaré. Tengo un archivo lleno de fotos y audios que no voy a utilizar. Y le he pedido a Carmen [su esposa] que lo queme cuando yo ya no esté».
Lo que sí revela en el libro es que Jesús Aguirre, el segundo marido de la duquesa de Alba, compró con un cheque el silencio de un fotógrafo que había descubierto la lamentable situación de su madre, «abandonada en una residencia clandestina», según detalla Peñafiel. El periodista se enfadó con el duque consorte y llegó a llamarle «miserable» por ser tan mal hijo. «La pobre mujer solo pedía dinero para una dentadura —recuerda—. Si lo cuento ahora es porque Aguirre antes de morir me pidió que rindiera homenaje a su madre». Más anécdotas: una tarde, Peñafiel pidió uno por teléfono y el conductor, al reconocerle, le dijo estaba sentado en el taxi de «Francisco el comunista», el abuelo de Letizia, porque él le había comprado la licencia. «Me contó muchas cosas que no puedo reproducir, pero me solucionó la columna de esa semana».
Relata además en este libro el episodio de cuando la reina Sofía le exigió a Sabino Fernández Campo, por entonces jefe de la Casa Real, que le hiciera llegar el Interviú en el que aparecía Marta Sánchez sin ropa interior. «Lo que es la curiosidad humana», reflexiona el periodista. Hacia la reina emérita mantiene Peñafiel un cierto resquemor. Padre de una hija adicta a las drogas, el granadino le envió una carta a doña Sofía como presidenta de una asociación contra este tipo de sustancias, que ella nunca contestó. «Solo quería tener una conversación, pero no me respondió». Al emérito en cambio lo defiende. «El pobre está amargado —asegura— porque su hijo primero lo echó de casa y ahora le ha echado la bronca. ‘Si lo sé, no vengo', debe de haber pensado Juan Carlos».