Irene Montero: «Si mi hija quisiese abortar me gustaría que contase conmigo para acompañarla»

La Voz

SOCIEDAD

Alejandro Martínez Vélez | EUROPAPRESS

La ministra de Igualdad está a favor de multar y perseguir penalmente a los clientes de los prostíbulos

22 may 2022 . Actualizado a las 11:11 h.

Irene Montero (Madrid, 34 años) termina la semana con algunas agujetas por los intensos tira y afloja políticos con sus socios de Gobierno socialistas, pero sin poder ocultar su satisfacción. La ley del «solo sí es sí», una de las estrellas de la legislatura, será aprobada el jueves por el pleno del Congreso tras caminar el miércoles durante horas por el precipicio y la nueva ley del aborto recibió el visto bueno del Consejo de Ministros incluyendo buena parte del contenido promovido desde Igualdad.

—¿Dará tiempo a que el Senado ratifique la ley del «solo sí es sí» para el sexto aniversario, 7 de julio, de la agresión de La Manada?

—Lo seguro es que la próxima semana la aprobará el pleno del Congreso con un amplio apoyo. Las leyes feministas son las que más consenso están generando. Es una ley histórica. Garantizará todos los derechos a todas las víctimas de las violencias sexuales. La aprobación final dependerá de los grupos del Senado, pero cuanta más urgencia tengan, por supuesto, mejor.

—¿Cuenta con aliados suficientes para sacar la ley del aborto?

—No me cabe duda alguna. La mayoría feminista del Congreso, la misma que va a aprobar la ley del «solo sí o sí», seguirá ahí.

—¿Habría que extender la licencia laboral por regla incapacitante a otras realidades como clases o exámenes?

—Es un debate necesario que hay que abordar. Era importante que la nueva ley del aborto reconozca el derecho de las mujeres a no ir retorciéndose de dolor al trabajo. La ley no amplía el derecho a institutos o universidades, pero creo que, efectivamente, va a ser una reivindicación que tome peso entre las estudiantes.

—¿Y qué van a hacer?

—Tendremos que debatirlo y pensar cómo hacerlo posible.

—¿Temen que el Constitucional concluya que las chicas de 16 y 17 años deben pedir permiso a sus padres para abortar?

—El TC debería respetar los avances en derechos de las mujeres. Desgraciadamente, vemos países como EE. UU. en los que los tribunales actúan de forma reaccionaria, tratando de dar la vuelta a derechos conquistados. En este tiempo tan lleno de incertidumbres, necesitamos que las instituciones se coloquen del lado de las mujeres. Deben tener garantizado el derecho a decidir sobre su cuerpo. Si el Constitucional actúa en contra, sería raro, la verdad. Sería muy raro que esperase 12 años para decir que una ley es inconstitucional. Pero, en todo caso, mandamos un mensaje a las mujeres: diga lo que diga el TC, este Gobierno está aquí para garantizar y ampliar sus derechos.

—¿Si tuviese una hija de 16 años que fuese a abortar le gustaría que se lo consultara?

—Por supuesto. Me gustaría que contase conmigo para acompañarla. La ley no dice que las chicas de 16 y 17 años no informen a sus padres. Lo que dice es que la decisión es suya. Continúa lo establecido en la Ley de Autonomía del Paciente, que otorga a los mayores de 16 años la capacidad de decidir sobre intervenciones a vida o muerte sin consentimiento paterno. Pero creo que la mayoría de jóvenes no solo van a informar sino que se acompañarán de la gente que más quieren.

—¿Está a favor de multar a los clientes de los prostíbulos?

—Sí. Estoy a favor de multarlos y perseguirlos penalmente. Pero también digo que, para desincentivar la demanda, tenemos que desplegar sobre todo medidas de sensibilización y prevención. Es necesario endurecer el Código Penal, pero también lo son políticas que identifiquen a las víctimas, les den oportunidades y garanticen sus derechos. Eso es en lo que más se esfuerza el Gobierno. La ley del «solo sí es sí» define la explotación sexual y la trata como formas de violencia machista y, por tanto, todas las víctimas tendrán derecho a atención, ayuda psicológica, jurídica y económica, inserción laboral o alojamiento; estén en situación irregular o no y denuncien o no.

 —¿Respaldará en el Congreso la abolición de la prostitución propuesta por el PSOE?

—Es que esa propuesta va a sumar esfuerzos a los esfuerzos que ya está haciendo el Gobierno en esa línea, con el presidente a la cabeza, de transitar el camino hacia la abolición de la prostitución. Lo que ha incorporado el PSOE en esa iniciativa son varios cambios del Código Penal que ya lleva dos años proponiendo Igualdad, la persecución del proxenetismo no coactivo y la recuperación del delito de tercería locativa, para acabar con la impunidad de la industria de la prostitución. Hemos hecho más de 20 redacciones de esos tipos penales para tratar de buscar un consenso entre los grupos parlamentarios. Es evidente que el Código Penal tiene que ser reformado y debemos seguir el debate con todos los grupos.

—¿Es usted partidaria de aprobar una reforma abolicionista?

—Siempre lo he sido. El debate es cómo perseguimos eficazmente a la industria proxeneta y cómo garantizamos los derechos de las mujeres. Las modificaciones del Código Penal no pueden servir nunca para criminalizarlas o perseguirlas. No hace falta aumentar su vulnerabilidad para ser abolicionista. Debemos pactar un blindaje absoluto, para que las modificaciones legales que hagamos no perjudiquen aún más a estas mujeres y mucho menos las criminalicen a ellas o a sus familias. Pero pienso que la voluntad de los grupos es intentar el acuerdo. Respetando este doble objetivo creo que podemos confluir mujeres que tenemos posiciones diferentes sobre la prostitución, incluso regulacionistas y abolicionistas, pero que tenemos claro que es posible un pacto para perseguir a la industria proxeneta que al tiempo garantice los derechos de las mujeres.

—¿El texto de la «ley trans» del Ejecutivo limitará la autodeterminación de género a mayores de 18, como pide el CGPJ?

—No soy partidaria de hacer esa modificación. El Poder Judicial emitió un informe que es preceptivo, pero no vinculante. Este órgano se ha opuesto a todas las leyes feministas. Nunca ha estado a favor de avance alguno de derechos de las mujeres o de las personas LGTBI. El texto que pactamos en el Gobierno fue el resultado de una negociación ya suficientemente dura, difícil y larga como para que lo respetemos. Ese texto tiene que llegar como está al Congreso y hacerlo antes del verano. Ese es mi compromiso.