—¿Si tuviese una hija de 16 años que fuese a abortar le gustaría que se lo consultara?
—Por supuesto. Me gustaría que contase conmigo para acompañarla. La ley no dice que las chicas de 16 y 17 años no informen a sus padres. Lo que dice es que la decisión es suya. Continúa lo establecido en la Ley de Autonomía del Paciente, que otorga a los mayores de 16 años la capacidad de decidir sobre intervenciones a vida o muerte sin consentimiento paterno. Pero creo que la mayoría de jóvenes no solo van a informar sino que se acompañarán de la gente que más quieren.
—¿Está a favor de multar a los clientes de los prostíbulos?
—Sí. Estoy a favor de multarlos y perseguirlos penalmente. Pero también digo que, para desincentivar la demanda, tenemos que desplegar sobre todo medidas de sensibilización y prevención. Es necesario endurecer el Código Penal, pero también lo son políticas que identifiquen a las víctimas, les den oportunidades y garanticen sus derechos. Eso es en lo que más se esfuerza el Gobierno. La ley del «solo sí es sí» define la explotación sexual y la trata como formas de violencia machista y, por tanto, todas las víctimas tendrán derecho a atención, ayuda psicológica, jurídica y económica, inserción laboral o alojamiento; estén en situación irregular o no y denuncien o no.