Tablas de surf o cómo eliminar los residuos que ocupan diez catedrales de Santiago

Gladys Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Ettore Burdese, en las instalaciones de Ertha Surfboards en Porto do Molle, en Nigrán. El exsurfista sostiene una tabla fabricada cien por cien en madera, una de las opciones que ya tienen a la venta. Ahora buscan lanzar su proyecto a nivel internacional
Ettore Burdese, en las instalaciones de Ertha Surfboards en Porto do Molle, en Nigrán. El exsurfista sostiene una tabla fabricada cien por cien en madera, una de las opciones que ya tienen a la venta. Ahora buscan lanzar su proyecto a nivel internacional

Una firma gallega, Ertha Surfboards, fabrica uno de los pocos tableros sostenibles y ecológicos

24 may 2022 . Actualizado a las 15:13 h.

Ettore Burdese está cumpliendo su sueño. Ha unido sus dos pasiones, el surf y la arquitectura, en un proyecto único. Este exsurfista profesional es uno de los fundadores de Ertha Surfboards, una de las pocas firmas en el mundo que fabrican tablas de surf ecológicas y reciclables de alto rendimiento.

Todo el proceso de fabricación se realiza en Nigrán, y ahora luchan por lanzar su proyecto a nivel internacional. «Siempre he estado en contacto con los problemas del medio ambiente marino, pero me sorprendí cuando hice números». Ettore se refiere a lo que pueden contaminar las tablas de surf. En todo el mundo hay unos 35 millones de aficionados a este deporte —desde los Juegos de Tokio es disciplina olímpica— y, según las organizaciones, cada año se fabrican 13 millones de tableros. Tablas que terminan en el mar. Muchas se pierden en el océano. Otras, apenas duran un año. «El rastro que dejan son diez catedrales de Santiago de desechos tóxicos al año», explica. «Las tablas de surf no se reciclan y acaban disgregándose porque están hechas de un material muy frágil. Son microplásticos». Esta perspectiva puso en marcha a esta joven empresa que, además de por convicción, ha detectado un claro nicho de negocio. Y es que en Australia el rumor no cesa. «Ya se habla de que en tres años van a prohibir los materiales contaminantes en la construcción de tablas». Esto coloca a Ertha en línea de salida. Están a punto de completar una campaña de crowdfunding en la que buscan llegar a los 200.000 euros para internacionalizarse y «dar una marcha más al proyecto».

Uno de los objetivos de Ertha pasa por conquistar Hawái, donde ya han implicado como inversor al fotógrafo Zack Noyle. «Mi socio es especialista en madera. Empezamos juntos y, con otro arquitecto, fuimos encontrando personas que creían en el producto. Yo diseño en 3D las tablas que después reproducen nuestros robots. Hacemos un estudio de diseño industrial y trabajamos con un algoritmo. Lo más innovador es la tecnología. Construimos la tabla con máquinas. Esto supone que se succionan todos los residuos, que acaban en una bolsa limpia que, a su vez, devolvemos al productor». Dicen ser sostenibles durante todo el proceso y haber desarrollado una solución de baja huella de carbono para el surf. El resultado final es un tablero hecho con cuatro tecnologías. Una de ellas desarrolla una tabla que es cien por cien madera. «Usamos Paulownia tomentosa, un árbol de origen chino. Es el ejemplar que más CO2 absorbe. Además, su madera es una de las más ligeras y resistentes al agua».

Otro de los materiales empleados en la fabricación es el lino. A ello hay que añadir que la tabla le llega al usuario en un kit de bricolaje. «Si no se refuerza con resinas u otros elementos, esta tabla se la puede comer un pez», bromea Burdese, que ya tiene en marcha una quinta tecnología dirigida a surfistas principiantes, el mercado que más crece y que apenas tiene alternativas a los productos construidos a base de petróleo. «Nuestras tablas se adaptan a todo, incluso a la competición. ¿Los precios? En la línea de las firmas más conocidas», sentencia.