El primer hito en este sentido vino del mundo del cine, gracias a la película Interstellar. El director Christopher Nolan se gastó el dinero que ni las Universidades ni la NASA habían podido invertir para tratar de saber cómo es realmente un agujero negro. Nolan contrató al físico y premio Nobel Kip Thorne para recrear el fenómeno a partir del trabajo científico de toda su vida. El resultado fue Gargantúa, el agujero que aparece en el largometraje, el más real hasta el fecha. «Se muestra una estructura brillante en anillo, con una zona negra en el interior y una línea en el medio. Esa imagen creada para el cine se produjo siguiendo ecuaciones de la física», comentó Thorne en una entrevista a La Voz en agosto del 2016.
En el 2019 llegó la revolución gracias a una tecnología sin precedentes: el Event Horizon Telescope. Una red de diez radiotelescopios de la Tierra se coordinaron para formar un solo de 10.000 kilómetros de radio. Para hacerse una idea de su resolución, obtiene imágenes que serían capaces de distinguir un pelo humano a una distancia de 500 kilómetros.