Tamara Falcó conoce sus raíces filipinas junto a Íñigo Onieva

Joaquina Dueñas MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

Europa Press

La hija de Isabel Preysler viajó al archipiélago junto a su novio para visitar a su familia materna

19 abr 2022 . Actualizado a las 19:07 h.

Tamara Falcó ha pasado unas «maravillosas vacaciones» en Filipinas junto a su pareja, Íñigo Onieva. Allí ha recuperado sus raíces y se ha reencontrado con la familia de su madre. La marquesa de Griñón ha relatado en sus redes sociales su paso por la isla de Bohol que para ella ha significado «conocer otra parte de Filipinas». «Emocionante, auténtica y llena de sorpresas», ha escrito en la publicación que ha hecho sobre su viaje y en la que ha subido fotografías de ella y de su novio. «Son postales que quedan grabadas en mis recuerdos: las 'chocolate hills', el paseo por el boathouse en Loboc y el temido quad en mitad del tifón; llenos de barro Íñigo y yo, pero viéndole disfrutar como un niño y a través de él, disfrutando yo también.», ha relatado.

La pareja también ha aprovechado la escapada para visitar Manila. Tamara reconoce que es «quizás el sitio del que más se queja la gente cuando viaja a Filipinas». Sin embargo, para ella es algo totalmente diferente porque es allí donde está gran parte de su familia: «Tías y primos, que me abren las puertas de sus hogares. Gente de la cual te da pena despedirte porque no sabes cuándo volverás a ver, ni cuánto habrán cambiado en la siguiente ocasión pero que te hace dar gracias a Dios por tener una familia, una familia unida en la distancia porque nuestras raíces son fuertes como lo son las sonrisas filipinas», ha reflexionado.

«Son esas sonrisas las que me transportan a Ampulo: 'Aman' significa paz y 'Pulo' significa isla, así que, como su nombre indica, es una isla de paz donde las aguas son tan cristalinas que puedes ver las tortugas marinas y las rayas, nadar a pocos metros de la orilla. ¡Y menuda playa! Jamás he visto una arena así de fina, como si fuera harina. y tan blanca. una delicia para andar descalza». Eso sí, si tuviera que quedarse con algo de esa isla de paz, lo tiene claro, elegiría «a la gente que allí trabaja». «No hay detalle que no cuiden ni mimo que les falte dar, pero además, con una sonrisa. Es como siempre dice mi madre, 'el verdadero lujo asiático'. Una demostración de dedicación, paciencia y buena actitud ante la vida», ha asegurado.

Y en la despedida, de nuevo una dedicatoria para su pareja. «Me voy feliz de haber podido compartir parte de la cultura de mis raíces con Íñigo, el mejor compañero de viaje que puedo tener. Ojalá sea el primero de muchos». Después de año y medio de relación, parece que el siguiente paso natural para ellos será la boda. De hecho, en el enlace de su primo Álvaro Falcó e Isabelle Junot, los recién casados le regalaron por sorpresa un ramo de flores réplica del que había llevado la novia durante la ceremonia, lo que según la tradición significa que será la siguiente en pasar por el altar.